sábado, 21 de noviembre de 2009

La nueva traducción del Misal Romano en la Diócesis de Melo


Carta de Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo, sobre la nueva traducción del Misal Romano

Melo, 22 de noviembre de 2009
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

Queridos diocesanos:

Al comenzar el nuevo año litúrgico, a partir del Primer Domingo de Adviento (29 de noviembre), se comenzará a usar en todas las parroquias de nuestra diócesis la nueva traducción del Misal Romano.

Esa traducción introduce dos importantes cambios. El primero que Uds. notarán, es el uso de “ustedes” en lugar de “vosotros”, en la totalidad de la Misa. Eso corresponde a nuestra manera de hablar en América Latina. “Ustedes” es la forma familiar habitual de dirigirnos a los demás en forma, mientras que el “Vosotros” crea un clima de formalidad y lejanía. América Latina tiene un uso de estos dos términos exactamente inverso al del habla de España.

Sin embargo, el cambio que ha llamado más la atención está en las palabras de la consagración: en lugar de decir “esta es la sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por ustedes y por todos los hombres”, la nueva traducción dice: “derramada por ustedes y por muchos”.

Este cambio retoma la tradición de las palabras de Jesús en la última cena, tal como han sido trasmitidas por los evangelistas Mateo (26:28) y Marcos (14:24). ¿Significa esto que Cristo no murió por todos? No. La Iglesia cree y enseña que Cristo murió en la Cruz por todos los hombres y mujeres (ver Juan 11:51-52; 2 Corintios 5:14-15; Tito 2:11; 1 Juan 2:2).

¿Por qué, entonces, este cambio? Así lo explica el Cardenal Francis Arinze:
“La expresión ‘por muchos’, mientras que se mantiene abierta a la inclusión de cada persona humana, refleja también el hecho que esta salvación no ocurre en una forma mecánica sin la participación o voluntad propia de cada persona; más bien, se invita al creyente a aceptar en la fe el don que se ofrece y a recibir la vida sobrenatural que se da a aquellos que participan en este misterio y a vivir así su vida para que sean contados entre los “muchos” a quienes se refiere el texto”.

Este cambio, aparentemente pequeño, nos invita, entonces, a que nos acerquemos a la Eucaristía con la disposición de “participar” en el sentido más profundo de la palabra: abriendo nuestros corazones a la acción salvadora de Jesús que se hace presente en el Altar para comunicarnos su vida y hacer de todos nosotros un solo Cuerpo.

Recibamos pues, esta invitación del Señor a unirnos cada día más a Él y en unión con Él, darnos a nuestros hermanos y hermanas.

+ Heriberto, Obispo de Melo

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