Una mirada a las lecturas de este Adviento
1. Dios promete y cumple: Jesucristo vino
Este Adviento 2009, ciclo C, se abre con el anuncio del cumplimiento de una promesa de Dios y se cierra, precisamente, con el cumplimiento de esa promesa.
Así leemos en el primer versículo de la primera lectura que escucharemos el domingo, tomada del profeta Jeremías:
Llegarán los días –oráculo del Señor– en que Yo cumpliré la promesa que pronuncié. ¿En qué consiste esa promesa?
Haré brotar […] un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
El último domingo de Adviento, en la última lectura, tomada del Evangelio de Lucas y en el último versículo, escuchamos a Isabel decir a María:
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.
Dios había dicho “yo cumpliré la promesa”. María e Isabel se regocijan en la promesa cumplida.
2. Jesucristo vendrá
El Adviento nos propone mirar hacia el pasado, el futuro y el presente.
En el pasado, Jesús, el Cristo, ha venido como hombre. Él, Hijo de Dios, Verbo eterno, se ha encarnado, naciendo de María. Con su vida, su muerte, su resurrección y su ascensión a la gloria del Padre, es decir, con su Pascua, Jesús ha inaugurado un mundo nuevo, un mundo según el corazón de Dios. Y en todo esto se han cumplido, con creces, las promesas de Dios.
En el futuro, al final de los tiempos, Jesús vendrá de nuevo, en su gloria, manifestando ese mundo nuevo y llevándolo a su total realización.
En el presente, en este tiempo intermedio en que vivimos, lenta, discreta pero inexorablemente se va gestando ese mundo nuevo, y Jesús no cesa de venir, continuando su obra en el mundo por medio de su Espíritu.
3. Jesucristo continúa viniendo y actuando en nuestra vida.
El Adviento nos pone frente a esta realidad de la acción de Dios. Los profetas nos irán diciendo, domingo a domingo: El Señor es nuestra Justicia (I); Dios conducirá a su pueblo en la alegría (II); El Señor tu Dios está en medio de ti (III); El mismo Señor será la Paz (IV).
En las lecturas de estos domingos aparecen también algunos obstáculos a esa acción: nuestras inseguridades, miedos, angustias, aflicciones, desfallecimientos, separaciones, duelos, sensación de lejanía de Dios.
Para que en este Adviento podamos abrirnos a la acción de Dios, también se nos proponen algunas actitudes:
- el mismo Jesús nos llama a estar en vigilia, prevenidos, orantes; (I)
- Juan el Bautista nos emplaza a que preparemos el camino del Señor, dando signos de conversión sobre todo en la justicia y la solidaridad; (II y III)
- San Pablo nos exhorta a alegrarnos en el Señor (III)
- María e Isabel nos invitan a renovarnos en la alegría de la fe de los humildes, que se han confiado a las promesas del Señor.
+ Heriberto A. Bodeant, Obispo de Melo
1 comentario:
hola Beto! Gracias por esta reflexión, muy buena para este Adviento...
Siempre te recuerdo.
Está muy bueno el blog.
Un abrazo
Norma
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