miércoles, 24 de marzo de 2010

Mons. Oscar Arnulfo Romero - 30 años de su asesinato

En los años en que preparé mi Licenciatura de Teología en Lyon, Francia, un joven refugiado salvadoreño me prestó el Diario de Mons. Romero. Descubrí el corazón de un Pastor dispuesto a entregar su vida - como efectivamente sucedió - por la vida de su pueblo; un hombre que sentía profundamente la Iglesia, que quería ardientemente ser constructor de Comunión en la Iglesia y en el pueblo salvadoreño. Un hombre que no temía dejar constancia del cuidado integral de su salud - que incluía consultas al psiquiatra - y que sabía al mismo tiempo orientar, conducir y dar espacio a todos. En estos 30 años, mi recuerdo agradecido por su vida y por su testimonio firmado con su sangre.
+ Heriberto

SAN SALVADOR, domingo, 14 de marzo de 2010 (ZENIT.org-El Observador).- Este 24 de marzo se cumplen 30 años de aquel fatídico día en que la vida de monseñor Oscar Arnulfo Romero, entonces arzobispo de San Salvador, fuera segada en el altar, mientras celebraba la Eucaristía en la capilla del hospital para enfermos de cáncer Divina Providencia de la capital salvadoreña, en el contexto de la cruenta guerra civil que vivió ese país centroamericano.

Conversión y esperanza

El 15 de agosto del año pasado (fecha del cumpleaños número 92 de monseñor Romero), la Iglesia católica salvadoreña puso en marcha un amplio programa de actividades conmemorativas bajo el lema "Monseñor Romero, esperanza de las víctimas", que ha incluido, además del congreso teológico "A los 30 años del martirio de Monseñor Romero: Conversión y Esperanza", una serie de conferencias, marchas, peregrinaciones, celebraciones litúrgicas, la emisión de sellos postales con su imagen, la difusión de una novela radial, la exhibición de materiales fílmicos y la tradicional Vigilia de la Luz, entre otros.

"Celebrar a monseñor Romero es traer al presente sus llamados a la trascendencia, al rechazo a los nuevos ídolos que acechan a la sociedad actual, a asumir nuestra fe con una profunda dimensión histórica y a ver en los nuevos y antiguos rostros de la exclusión, el rostro de Dios", ha consignado la Fundación Romero en un comunicado.

Al lado de las víctimas

El cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo para la Justicia y la Paz, en la introducción al libro "Oscar Romero: Un obispo entre guerra fría y revolución", dice que el arzobispo salvadoreño "fue asesinado por haber denunciado la violencia procedente de cualquiera de las partes" enfrentadas (el Gobierno y la guerrilla).

"Lo mataron en una sociedad que se precipitaba confusamente en la guerra civil, porque durante mucho tiempo se había eludido el reclamo por la justicia y al final, tanto una parte como la otra, sólo veían la solución de las armas".

Y añade: "Después de haber dedicado toda su vida al servicio de Dios, Romero vino a ser un profeta de justicia y de paz. Sus homilías, transmitidas por la radio, eran seguidas por todo el país, por amigos y adversarios. Porque Romero decía la verdad... porque era una voz humana, religiosa, fraterna, para decirlo mejor [...] consideró que era su deber hablar alto y fuerte a favor de la paz, de la justicia, de la reconciliación".

En tanto, monseñor Vincenzo Paglia, obispo de Narni (Italia), postulador de la causa de beatificación del obispo salvadoreño, decía hace dos años en L'Osservatore Romano: "Romero fue víctima de la polarización política, que no dejaba espacio a la caridad y a que ejerciera como pastor. Fue contrario tanto a la violencia del gobierno militar como a la de la guerrilla y vivió como pastor el drama de su rebaño".

En el mismo diario vaticano, el prelado añadía: "más allá de lo que se dice, (Romero) contó con la solidaridad de dos pontífices (Pablo VI y Juan Pablo II), como lo documenta el diario del mismo Romero. Eso constituye un punto firme para el proceso de beatificación"; además señalaba que "el mismo Juan Pablo II ha reconocido públicamente su figura, cuando visitó su tumba en circunstancias dramáticas y también cuando lo citó entre los mártires del siglo XX y oró por el ‘inolvidable monseñor Oscar Romero, asesinado en el altar'".

Se instaura el Día de monseñor Romero

En el marco del trigésimo aniversario del asesinato, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó el pasado 4 de marzo, un decreto que instala el 24 de marzo como "Día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez", con el beneplácito de la Iglesia católica y de las iglesias históricas con presencia en ese país, así como de muchas organizaciones sociales.

La causa de beatificación de Oscar Arnulfo Romero, cuyos restos yacen en la catedral metropolitana de la capital salvadoreña, inició su proceso diocesano en 1994 y se terminó en 1996.

El proceso fue presentado a la fase vaticana ese mismo año y en 1997 se recibió de Roma el decreto por medio del cual se aceptaba la causa como válida, debido a que todos los pasos dados en el proceso diocesano están hechos de acuerdo a las normas establecidas.

Por Gilberto Hernández García







Iglesia homenajea a Romero

Diario LA REPUBLICA, Montevideo, miércoles 24.

Monseñor Nicolás Cotugno celebrará hoy una misa en conmemoración de los 30 años del asesinato del padre salvadoreño monseñor Oscar Arnulfo Romero.

La Embajada de la República del El Salvador realiza la invitación a la Catedral Metropolitana a las 19.00 horas.

Consultado por LA REPUBLICA, el encargado de prensa de la institución, Miguel Pastorino, confesó no estar muy "empapado" en el tema.

"Sabía que se iba a realizar porque estaba en la agenda", señaló.

Por su parte, monseñor Cotugno, por problemas de horarios, no realizó declaraciones a este medio.

Esta es la primera vez que la Iglesia Católica uruguaya realiza un homenaje al religioso asesinado en plena misa, el 24 de marzo de 1980.

Oscar Arnulfo Romero era arzobispo de San Salvador cuando fue ultimado por un francotirador en el marco de la represión que vivía el país.

Como arzobispo denunció numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad con las víctimas de la violencia política.

Monseñor Romero desarrolló de manera más intensa su actividad religiosa entre 1966 y 1980.

En 1966 fue elegido secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y en 1979 fue nominado al Premio Nobel de la Paz.

Después del asesinato, el 12 de marzo de 1977, del padre jesuita Rutilio Grande, hombre progresista que colaboraba en la creación de grupos campesinos de autoayuda, Romero comienza a denunciar con más dureza la represión. El recién electo arzobispo insta al presidente Molina para que investigue las circunstancias de la muerte y, ante la pasividad del gobierno y el silencio de la prensa a causa de la censura, amenaza incluso con el cierre de las escuelas y la ausencia de la Iglesia católica en actos oficiales.

La Iglesia calcula que entre enero y marzo de ese año más de 900 civiles fueron asesinados por fuerzas de seguridad, unidades armadas o grupos paramilitares bajo control militar.

Al momento de su asesinato Romero tenía 62 años de edad. Sus restos descansan en la cripta de la Catedral Metropolitana de San Salvador. En 1993 la Comisión de la Verdad, organismo creado por los Acuerdos de Paz de Chapultepec para investigar los crímenes de la guerra civil salvadoreña, concluyó que el asesinato de Romero había sido ejecutado por un escuadrón de la muerte formado por civiles y militares de ultraderecha y dirigidos por el mayor Roberto d'Aubuisson, (fundador del Partido Arena) y el capitán Alvaro Saravia.

En 1994 una causa para su canonización fue abierta por su sucesor, Arturo Rivera y Damas. A partir de este proceso, monseñor Romero ha recibido el título de "Siervo de Dios".

Misa en honor a Romero

LA REPUBLICA, jueves 25.

Se celebró ayer en la Catedral Metropolitana una misa presidida por monseñor Cotugno, en honor de Oscar Arnulfo Romero, asesinado en El Salvador en 1980.

Vladimiro Villalta, embajador de El Salvador en Uruguay, aseguró a LA REPUBLICA: "La figura de monseñor Romero es la guía con la que contamos; ahora está más presente que antes en nuestro pueblo".

El diplomático afirmó que en Centroamérica y en el mundo es una figura importante.

"Romero es el profeta de la paz y la esperanza. Toda la sociedad está involucrada en seguir su ejemplo. Es el hombre que creó la nueva visión del hermano con el hermano y la hermana con la hermana".

El que fuera arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, "la voz de los sin voz", se sigue oyendo en El Salvador 30 años después de su asesinato, que lo convirtió en símbolo de una nueva Iglesia con opción preferencial por los pobres.

Acerca de la investigación sobre el asesinato del padre dijo: "En este momento el gobierno está insistiendo en dar cumplimiento a lo establecido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se ha continuado con la investigación y el hoy presidente ha pedido perdón a la nación por el hecho que se cometió en aquel entonces", dijo el embajador.

El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, pidió perdón en nombre del Estado por el asesinato de Romero. "En mi calidad de presidente de la República pido perdón en nombre del Estado salvadoreño por ese magnicidio perpetrado hace 30 años", señaló Funes en un acto en el cual fue develado un mural en honor del arzobispo en las instalaciones del Aeropuerto Internacional El Salvador ( 44 kilómetros al sur de San Salvador).

Por su parte, el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, aseguró a LA REPUBLICA que Romero es una figura a imitar.

"Muchas veces en América Latina nos encontramos con situaciones similares donde para proclamar el evangelio de Cristo a veces se corre el riesgo de llegar a renunciar a la propia vida".

Romero fue asesinado de un certero disparo en el corazón por un francotirador cuando oficiaba misa en el hospital de cancerosos La Divina Providencia.

Cotugno indicó que la celebración fue realizada a solicitud de la Embajada de El Salvador en el marco de la conmemoración por los 30 años del asesinato.

"Yo me adherí con muchísimo gusto porque monseñor Romero, como dije en la homilía, se entregó hasta dar la sangre por sus hermanos. El señor lo tomó tan en serio que se lo llevó cuando estaba celebrando la eucaristía", señaló Cotugno.

1 comentario:

Animal de Galaxia dijo...

Oscar Arnulfo Romero representa la mas genuina y noble muestra del verdadero mensaje de Jesus, estar con los desprotegidos, los "sin voz", los que nada tienen... comulgar con su manera espartana de vivir, denunciar las injusticias y la opresión que sobre ellos recaían y además dar la vida por esa lucha.
Un abrazo al autor de este post así como del blog y nuestro saludo fraterno desde territorio libre, en México.

Viva Romero!!!