Cae la tarde en Medellín. La vista de esta ciudad que se extiende trepando por las laderas de los montes que la circundan, se alegra con las luces que se van encendiendo. Todavía se ve el rojo del ladrillo y de las tejas que dan personalidad a la capital del departamento de Antioquia, con una población en su área metropolitana que supera la de todo el Uruguay.
Desde el templo parroquial me llegan los cantos de la Misa. Mucha gente, en este martes en la parroquia San Andrés Apóstol, cuyo párroco es el P. Álvaro Mejía, a quien debemos la presencia de nuestros sacerdotes colombianos.
He llegado hasta Colombia para la reunión del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) que será en Bogotá la semana próxima y que concluirá con una reunión con el Papa Francisco y la participación en la Misa que él presidirá en el Parque Simón Bolívar el próximo jueves. En cada parroquia se respira un ambiente festivo preparando la visita del Papa.
Desde mi llegada he tenido varios encuentros en los que he buscado algunas posibilidades para la Diócesis. En Bogotá visité a la asociación Misioneros de la Juventud y su institución Central de Juventudes. Llegué a ellos por mediación del P. Enrique Martín, misionero español que ha estado tres veces en Río Branco.
Los Misioneros de la Juventud tienen una propuesta interesante para la formación de jóvenes, incluida la formación de jóvenes misioneros. Pude escuchar el testimonio de tres jóvenes que han hecho un año de misión en diferentes lugares de Colombia. Nos ofrecieron la formación de jóvenes uruguayos y la posibilidad de venir también a nuestra diócesis en misión con jóvenes.
En la Diócesis de Sonsón-Rionegro, que tiene fuera de Colombia 200 sacerdotes misioneros (en lugares tan remotos como Bangladesh) en ausencia del Obispo fui recibido por el Vicario General y el rector de la Universidad Católica, presentando nuestras necesidades. Dejo una carta para el Obispo Mons. Fidel Cadavid presentando nuestro pedido. Quedó confiada al P. Daniel, a quien conozco desde la primera visita a Medellín y que me llevó a celebrar en una capilla provisoria construida con cañas.
En la Diócesis de Caldas estuve con su Obispo, Mons. César Balbín, a quien agradecí la presencia del P. Samuel en nuestra diócesis. Mons. César me aseguró su voluntad de que esta presencia se continúe más allá del tiempo acordado para el P. Samuel. Encontré también allí la presencia de la Sociedad Cruzada del Espíritu Santo, a la que pertenece el P. Walter (Cruz Alta) que tiene a sus seminaristas en Rionegro, en un importante seminario. Saludé a dos de los sacerdotes de la Cruzada que están en Caldas. Visité también la familia del P. Samuel y pasé por Amagá, el pueblo del P. Reinaldo.
En Medellín di una charla para un grupo de jóvenes universitarios que se congrega bajo "La mirada de Dios". Fue un gusto encontrar un grupo de jóvenes inquietos por profundizar y compartir su fe. Pude también encontrarme con el P. Wilson, que va reencaminando su ministerio en una diócesis colombiana.
Mi viaje continúa pasado mañana a Cali, para ver a un sacerdote que desea ir a Uruguay, si su Obispo se lo permite. También está previsto un encuentro con el Obispo.
El lunes, vuelvo a Bogotá para la reunión del CELAM y encuentro con Francisco. Al otro día emprenderé el regreso. Traigo la Diócesis en el corazón, rezo por todos y cada uno. Ténganme también presente en sus oraciones.
Se hizo noche en Medellín... Las luces parecen guirnaldas de un gigantesco árbol de Navidad... que sea un buen presagio.
+ Heriberto
1 comentario:
Gracias Monseñor Heriberto Bodeant, te deseamos muchas bendiciones en este emprendimiento de luz en tierras Colombianas junto al Señor y Nuestro querido Papa Francisco.Desde Paysandú Uruguay Víctor y Lilian
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