domingo, 13 de agosto de 2023

La misión de la Fazenda de la Esperanza femenina pasó por Canelones, mostrando que toda vida tiene esperanza.

Esther es brasileña. Ingresó como voluntaria a la Fazenda de la Esperanza femenina. Actualmente es responsable de la Fazenda Betania, en la ciudad de Melo, Cerro Largo, Uruguay.

 
Lucía es de Santa Fe, Argentina. Tiene 32 años y tres hijos. Comenzó a fumar a los 12 años y luego fue introduciéndose en el alcohol, la cocaína y otras sustancias. Su madre y sus hijos la ayudaron a decidirse a entrar en la Fazenda, donde hizo su recuperación y conoció a Dios, "el mejor rescate para nuestra vida".

 
Silvina también es argentina, de Concordia, Entre Ríos. Se hizo adicta a medicamentos controlados. "Me acostaba pensando cómo iba a conseguir pastillas y me levantaba pensando cómo iba a conseguir pastillas". Solo conocía un Dios que castigaba. En la Fazenda descubrió a un Dios de amor.

Las tres estuvieron unos días en la Diócesis de Canelones, donde pudieron encontrarse con jóvenes en centros educativos y obras sociales y con el Grupo Esperanza Viva (GEV) que funciona en la Casa de la Juventud de Las Piedras (los lunes, a las 19 horas).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante los testimonios llenos de esperanza de las tres chicas. Un gusto escucharlas. Admiro la obra que realizan en Fazenda de la Esperanza.Que el Señor les permita continuar