martes, 5 de septiembre de 2023

Jornada Nacional de la Juventud en Canelones, Domingo 3 de septiembre de 2023. Homilía.

Homilía de Mons. Heriberto en la Misa en el Gimnasio Guadalupe, 3 de septiembre de 2023.

Hay muchas que me gustaría compartir con ustedes, comentarles, contarles… algunas, puede ser que ustedes las sepan muy bien; otras, no tanto.

Todos sabemos que en esta jornada estamos haciendo como un eco de la Jornada Mundial de la Juventud que fue en Lisboa, en agosto y lo que tenemos allí delante es el logo de esa jornada, su lema, con ese rostro de María.

Pero también ésta es la Jornada Nacional de la Juventud; porque esta la JMJ, la Jornada Mundial y ésta es la JNJ, la Jornada Nacional. Y hay un número ahí: ustedes lo ven: 44.

Si sacamos la cuenta, puede salir mal, porque hay un año en que no hubo jornada y entonces no se contó; pero esto empezó en el año 1979.

A ver ¿quiénes ya habían nacido en esa época? Somos los abuelos de la Pastoral Juvenil.

Yo estaba entre los jóvenes que prepararon esa jornada… ¡y no pude estar! ¿Saben lo que es preparar una jornada, con mucha ilusión? Era la primera y no pude estar.

Después me tocó estar en muchas otras.

Esas jornadas, al comienzo, se hacían en un solo lugar del Uruguay. Íbamos todos ahí. Todos los jóvenes que estábamos en grupos, en las parroquias, nos juntábamos ahí.

Esa primera fue en Montevideo; la segunda también. Después ya nos fuimos a Paysandú… y empiezo a perderme un poquito en el orden, pero fuimos a Mercedes, Minas… por allí llegó también Canelones  y después muchos otros lugares del país en 44 jornadas.

Con el tiempo empezó a sentirse que no se podía todos los años movernos todos juntos a un lugar; entonces, ese movimiento se comenzó a distanciar un poco. Se fue decidiendo que un año se celebrara en cada diócesis; cada diócesis vería como la celebra: o los jóvenes de cada parroquia hacen algo en su comunidad o la diócesis hacía una concentración en un solo punto, como estamos haciendo ahora: la diócesis de Canelones, aquí. Y cada cierto tiempo, tres o cuatro años –con la pandemia en el medio– una jornada que llamamos “de concentración única”: todos, en un solo lugar.

La última que tuvimos así fue en Montevideo, en Kibón  y antes en Maldonado .

A ver ¿quiénes estuvimos en la de Montevideo, esa última donde nos encontramos todos? 

[Unos pocos levantan la mano]

Somos poquitos los que tenemos esa experiencia.

Y el año que viene, vamos a tener otra vez una jornada de concentración única, una jornada nacional, donde vamos a estar realmente todos agrupados.

¿Dónde irá a ser? Algunos saben dónde va a ser, pero yo no lo voy a decir.

Vamos a dejar que eso se diga después… y así nos vamos preparando, de repente para hacer un largo viaje o, de repente, para ir cerquita… no sabemos. ¿Será en Artigas? ¿En Salto, en Rocha? Quién sabe dónde será. Vamos a verlo después.

Yo ahora quisiera compartir algo que me dejó pensando mucho. Estuve leyendo lo que el Papa le dijo a los jóvenes al final de la Jornada Mundial. Les hablaba de la luz. Empezamos la Misa cantando una canción que dice “en el medio de la noche encendemos una luz”. Jesús nos dice también que seamos luz, que brille nuestra luz.

Pero antes de eso, quisiera tomar una palabrita que dice san Pablo, en la segunda lectura y la voy a relacionar con eso de la luz. San Pablo le escribe a una comunidad, pero le podría estar escribiendo a los jóvenes, a nosotros:

“No tomen como modelo a este mundo” (Segunda lectura: Romanos 12,1-2)

En el mundo nosotros vemos muchos modelos: personas que aparecen delante de nosotros, a través de distintos medios, gente que aparece permanentemente en la televisión, que les hacen reportajes, que son famosos, gente que aparece en distintas formas en las redes sociales, en sus páginas o canales, hablando o entrevistando o mostrando sus fotos. Algunos modelos son interesantes. Otros son muy atrayentes… pero ahí tendríamos que pensar si realmente son buenos modelos.

Cuando Pablo dice “no tomen como modelo a este mundo”, nos está invitando a pensar bien a quién elegimos como modelo. Hay personas que son brillantes. Tienen una luz muy fuerte que nos atrae, que hace que vayamos a ellos… pero, a veces, lo que hacen esas personas es como sacarnos nuestra luz para brillar ellos más. En algún momento nos damos cuenta de que ellos esperan que los querramos muchísimo, pero que, en realidad, ellos no nos quieren mucho. Lo que quieren es tenernos con ellos; que nosotros los festejemos, que los imitemos; pero ellos no nos están dando de verdad ningún amor; al contrario, nos están tomando muchas cosas. Personas brillantes que nos atraen. No quiero decir un tipo de oficio, porque uno podría decir “una estrella de fútbol”; pero hay unos y hay otros. Hay gente que vive solo para sí y hay gente que, al contrario, tiene un espíritu de buen deportista, que sabe jugar con los otros, que no quiere solamente brillar él, sino el equipo. Puede ser un cantante… le gusta destacarse, le gusta recibir aplausos; pero, a veces, vemos cuando sabe dar algo de sí o cuando quiere siempre sentirse bien, en base a que lo hagamos sentir bien… y nada más.

Pensemos en las personas que nos hacen, de verdad, sentirnos queridos por ellas.

No a través de una pantalla, sino a través de su presencia; estando con nosotros, acompañándonos. Esas personas no suelen ser brillantes, pero son las personas de las que hablaba el Papa Francisco en la Jornada: son las personas que son luminosas, es decir, que tienen una luz que nos llega, que llega a nuestro corazón, que nos toca, que nos hace ver el mundo de una manera distinta.

Por ahí, entonces, podemos encontrar esto que dice Pablo, que sigue diciendo así:

“No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente, renovando su mentalidad”. (Segunda lectura: Romanos 12,1-2)

Transfórmense por dentro, renovando su mentalidad. No piensen como piensa todo el mundo, “todos pensamos así, de modo que debe estar bien”. No, dice Pablo. Hay que

“discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.” (Segunda lectura: Romanos 12,1-2)

Discernir quiere decir “separar”. Separar lo que está bien de lo que está mal. Cuando yo era chico -yo no sé si esto existe todavía- mi mamá hacía tortas en el horno. Para hacer una torta, una de las cosas que se necesita es la harina. Pero la harina, a veces, tiene como unos grumitos, unas pelotitas; entonces, para que la harina quedara bien, había que pasarla por el cernidor… ¿quién conoce el cernidor?

[Muchos levantan la mano]

Ah… bueno… no me siento tan paleolítico.

Bien. Pasar por el cernidor. Abajo queda la harina, bien limpita, y arriba quedan esas pelotitas que no ayudan para que la torta quede bien.

Discernir es también pasar por el cernidor todas las cosas que se nos presentan; quedarnos con lo bueno y dejar de lado aquello que no nos ayuda, aquello que no nos humaniza, aquello que no hace mejor nuestra vida.

Si tenemos un buen cernidor, entonces podemos llegar a ser esas personas luminosas, esas personas que pueden llegar a ser luz en la vida de otros y podemos decir, como cantábamos al principio “en el medio de la noche encendemos una luz”. Esa luz viene de Jesús que ilumina nuestra vida y la vida de los demás. Que así sea.

NOTA: Al finalizar la Misa, el equipo diocesano de Pastoral Juvenil anunció que CANELONES será la sede de la Jornada Nacional de la Juventud de concentración única el próximo año 2024.


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