viernes, 22 de septiembre de 2023

“Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos” (Mateo 20,1-16a). Domingo 25o. durante el año.

El departamento de Canelones, en el Uruguay, es, tradicionalmente, tierra de viñedos. En el tiempo de la vendimia, muchas personas llegan buscando trabajo. El evangelio de hoy nos trae una escena de ese momento del año, pero en los tiempos y en la tierra de Jesús. Los hombres que buscaban trabajo en la cosecha de las uvas no iban por los viñedos, sino que se ubicaban en lo que hoy sería una plaza, esperando a los propietarios, que se acercaban allí para contratarlos.

La parábola que cuenta Jesús nos habla de uno de esos patrones que comenzó contratando muy temprano y prometió a los obreros el pago de un denario, moneda de plata con la que se pagaba el jornal.

A medida que pasaron las horas, el propietario buscó más mano de obra y volvió, al mediodía y a media tarde, a contratar más jornaleros. Al final del día, cuando ya no parecía útil o necesario agregar nuevas fuerzas, aún así, el dueño de la viña volvió a salir:

Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?" Ellos le respondieron: "Nadie nos ha contratado". Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña" (Mateo 20,1-16a).

Creo que todos conocemos el desconcertante final de esta parábola: el propietario indicó a su mayordomo que pagara los jornales, empezando por los últimos y terminando por los primeros.

Éstos vieron que a todos se les pagaba un denario, como se les había prometido a ellos. Al ver eso, pensaron que se les daría algo más, pero recibieron lo mismo: un denario.

Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada" (Mateo 20,1-16a).

El propietario le respondió a uno de ellos:

"Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?" (Mateo 20,1-16a).

Como conclusión, Jesús añade:

«Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos» (Mateo 20,1-16a).

Hay un himno que se reza o canta en la oración de vísperas que, poéticamente, nos da una interpretación de esta parábola:

Al romper el día nos apalabraste.
Cuidamos tu viña del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas, nos lo das de balde,
que a jornal de gloria no hay trabajo grande. (1)

Dios es el amo de la viña. La viña es su Pueblo. ¿Quiénes son los viñadores, los que dicen “cuidamos tu viña”? Podríamos pensar que son los que tienen responsabilidades dentro de la Iglesia… agentes pastorales, ministros, diáconos, sacerdotes, el obispo… desde luego, sí, se aplica a nosotros; pero se aplica a todos los que participamos en los trabajos de Dios, en el trabajo por su Reino, en el anuncio del Evangelio, en el servicio de la caridad… Allí entramos -o por lo menos tendríamos que entrar- todos los bautizados, participando en la misión de todo el Pueblo de Dios.

A la hora en que Dios nos paga a sus obreros, dice este himno “[Ahora que nos pagas] nos lo das de balde”, es decir, por nada. Entonces, uno podría preguntarse ¿es que no vale nada todo lo que he hecho? Esa es la pregunta de los obreros de la primera hora: ¿por qué nos das lo mismo, si laburamos todo el día e igual cobramos un denario?

Esa pregunta puede hacerse… hasta angustiosa para quienes sienten que han entregado a Dios la vida, que han tratado de tener siempre una conducta honesta, haciendo el bien y, de repente, se encuentran con situaciones muy dolorosas de enfermedad o pérdida trágica de seres queridos… Entonces, la pregunta es “¿de qué sirve todo lo que hice, si ahora me pasa esto?”.

En realidad, esa pregunta no suele hacérsela la persona verdaderamente creyente, porque confía en Dios a pesar de lo que pueda estarle pasando… es más bien el comentario malicioso que sufre el salmista:

Los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
«Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto». (Salmo 22,8-9)

Este es el salmo que reza Jesús en el abandono de la cruz, ante la burla de los que lo rodean.

Quien no tiene ni fe ni esperanza ve en esto el final y el sufrimiento como última retribución, como diciendo: “Mirá cómo le paga Dios todos sus servicios. Confió en Dios y ahí lo tenés, clavado en la cruz”.

Pero no es ése el jornal que paga el Padre.

El himno que citamos hace un momento habla de “jornal de gloria”. Esa es la retribución que recibimos… y la recibimos de balde, gratuitamente; porque ningún trabajo que hagamos para Dios es lo suficientemente grande para que merezcamos lo que Dios quiere regalarnos. Eso es lo que significa “a jornal de gloria no hay trabajo grande”.

Pero entonces… ¿por qué trabajar en la viña? ¿por qué esforzarnos en la misión? Recordemos otro diálogo que encontramos en el evangelio de Lucas:

“Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos…” (Lucas 15,29-32)

Es el reproche que le hace el hermano mayor al Padre que ha hecho fiesta para celebrar el regreso del hermano menor, el hijo pródigo. ¿Qué le responde el Padre?

"Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.” (Lucas 15,29-32)

“Tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo”. “¿No ves que ya te he dado todo?

El deseo de trabajar en las obras de Dios no viene -o, por lo menos, no debería venir- por la búsqueda de una recompensa, sino a partir del encuentro con el amor de Dios manifestado en Jesús, que nos lleva al Padre. “Hijo mío, hija mía, tú estás siempre conmigo; ya has recibido mi amor, mi misericordia, ya me tienes a mí…” Ahora vive, trabaja, reza, ama; sobre todo: ama; como aquel que ha conocido mi amor y no puede ya hacer su vida sin mí, sin guardar mis mandamientos.

Noticias

El sábado 16, en la parroquia de Sauce, se reunió el Oficio Catequístico Diocesano, con delegados de las parroquias, compartiendo logros y dificultades en el camino de la catequesis y con el compromiso de ser “puentes” entre las comunidades y dentro de ellas.

Ese mismo sábado estuvieron de retiro los diáconos permanentes y los candidatos al diaconado. Tres de ellos serán ordenados este año: 4 de noviembre, José Arquímedes González, en la capilla Nuestra Señora del Luján, Parque del Plata; 3 de diciembre, Piero Garrone, en la parroquia San Antonio de Las Piedras y 17 de diciembre, Marcelo Villalba, en la parroquia San Francisco de Asís, en Joaquín Suárez. 

También será ordenado diácono, pero en su camino hacia el sacerdocio, el seminarista Sergio Genta. Esto será el domingo 10 de diciembre en la parroquia de Santa Rosa, a las 18 horas.

En esta semana

Este domingo 24 la parroquia San Adolfo en El Dorado, ciudad 18 de Mayo, celebra su fiesta patronal. Misa a las 10 horas.

Del jueves 28 al domingo primero se estará realizando el Cursillo de Cristiandad de Hombres. Tengámoslo presente en nuestras oraciones.

Desde el viernes, la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, en Juanicó, estará de fiesta patronal, en el sesquicentenario del nacimiento de la santa. Las celebraciones culminarán el domingo 1 de octubre. A las 9:30: procesión desde la capilla María Auxiliadora hasta el templo parroquial, donde será la Misa.

Santos de la semana:

Lunes 25. Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás.

Martes 26. Santos Cosme y Damián, mártires del siglo III.

Miércoles 27. San Vicente de Paúl, presbítero. Entregado en París al servicio de los pobres, veía el rostro del Señor en cada persona doliente. 
Ese día nuestro obispo Heriberto celebra doble aniversario de ordenaciones: sacerdotal en 1986 y episcopal, en 2003. Misa en la Catedral a las 18 horas, seguida de una convivencia en el salón parroquial.

Jueves 28. San Wenceslao, mártir y San Lorenzo Ruiz y compañeros, mártires en Filipinas.

Viernes 29. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

Sábado 30. San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia. Con especial dedicación tradujo y explicó la Palabra de Dios.

Domingo primero de octubre: Santa Teresa del Niño Jesús, o Santa Teresita, virgen y doctora de la Iglesia, patrona de las misiones.

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

 

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