En su homilía, el Obispo invitó a valorar la cruz como el gran signo del amor de Jesús: "Nadie ama más que el que da la vida por sus amigos". Así nos amó Jesús: hasta dar la vida en la cruz. Ese amor transforma este instrumento de tortura y muerte en un signo de amor y de vida.
Antes de entregar su vida, Jesús tiene otro gran gesto amoroso: entrega sus discípulos a su madre: "ahí tienes a tu hijo", y su madre a los discípulos "ahi tienes a tu madre".
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