Hace un año, mientras en Tacuarembó culminaba la 30ª Jornada Nacional de la Juventud, Mons. Daniel Gil Zorrilla, antiguo Obispo de Tacuarembó y Obispo emérito de Salto vivía su Pascua. El último de una serie de infartos truncó la vida de Mons. Daniel, y dejó a muchos, entre quienes me incluyo, con una terrible sensación de orfandad. "Gracias!", dice este sencillo dibujo que dejara estampado en la tapa de una libreta de nuestra común amiga Betel. "¡Gracias!" es también la palabra que nos brota del corazón a todos los que de él recibimos aliento, orientación, consejo, con un gran respeto por la libertad de cada uno y de cada una ante Dios.
¿Qué es lo que no llegó, Daniel? ¿Qué es lo que hay que reenviar? En este tiempo en que recibimos centenares de publicaciones impresas o virtuales, miles de mails y sms, no todos útiles ni necesarios, en fin, "muchas cosas" que nos ocupan y afanan, hay que reenviar siempre "una sola cosa" que es la realmente necesaria... reenviar la invitación que nos trae Jesús, reenviar su Palabra, que sigue interpelando, llamando, convirtiendo, consolando, fortaleciendo...
¡Gracias, Daniel!
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