Ciudad
del Vaticano, 1 marzo 2012 (VIS).-El cardenal Leonardo Sandri, prefecto
de la Congregación para las Iglesias Orientales, ha dirigido una carta a
todos los obispos del mundo en vista de la colecta a favor de Tierra
Santa, que tradicionalmente tiene lugar el Viernes Santo. La carta está
firmada también por el secretario del dicasterio, el arzobispo Cyril
Vasil, S.I., y tiene como finalidad sensibilizar a toda la Iglesia en
favor de Tierra Santa para que se promuevan iniciativas especiales de
oración y caridad fraterna en favor de los cristianos de Jerusalén,
Israel y Palestina, así como de los países circunstantes.
“El Hijo de Dios hecho hombre -escriben-, después de
haber atravesado (la Tierra Santa) para anunciar el Reino y de haber
confirmado la palabra con prodigios y signos, subió a la Ciudad Santa
para inmolarse (…). Desde entonces, todo cristiano se encuentra a sí
mismo en aquella Ciudad y en aquella Tierra. Esto es posible porque
todavía hoy los pastores puestos por el Señor Jesús reúnen allí a los
hermanos y las hermanas en la fe, para celebrar a Aquél que 'hace nuevas
todas las cosas'”.“La Congregación para las Iglesias Orientales recuerda a los obispos la constante petición del papa Benedicto XVI para que sea generosamente sostenida la misión de la Iglesia en los Lugares Santos. Es una misión específicamente pastoral, pero al mismo tiempo ofrece un encomiable servicio social a todos sin distinción. De esta manera, crece la fraternidad que abate las divisiones y las discriminaciones para inaugurar siempre de nuevo el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa. Esto constituye una admirable obra de paz y de reconciliación, tanto más necesaria hoy, preocupados como estamos, con el Santo Padre, 'por la población de los Países que están sufriendo tensiones y violencias, en particular Siria y Tierra Santa'”. (...)
“El Viernes Santo de este año parece expresar aún con más viveza las necesidades de los pastores y de los fieles, encerrados en medio de los sufrimientos de todo el Medio Oriente. Para los discípulos de Cristo, las hostilidades son el pan de cada día que alimenta la fe y, a veces, hace resonar el eco del martirio con toda su actualidad. La emigración cristiana se ha agudizado por la falta de paz, que tiende a debilitar la esperanza, transformándose en el miedo de encontrarse solos ante un futuro que no parece existir, si no es como abandono de la propia Patria”.
“Como el evangélico grano de trigo (cfr. Jn. 12,24), la fatiga de los cristianos de Tierra Santa prepara sin duda un mañana, pero hoy pide que sean sostenidas las escuelas, la asistencia sanitaria, las necesidades de vivienda, de lugares de vida social y de todo aquello que ha sabido crear la generosidad de la Iglesia”. (...)
“Tenemos el deber de devolver a estos cristianos el patrimonio espiritual que hemos recibido de su milenaria fidelidad a la verdad de la fe cristiana. Podemos y debemos hacerlo con nuestra oración, con lo concreto de nuestras ayudas, con nuestras peregrinaciones. El Año de la Fe, en el L aniversario del Concilio Ecuménico Vaticano II, nos aportará motivos especiales para mover nuestros pasos hacia la Tierra Santa (…). El próximo Viernes Santo, alrededor de la Cruz de Cristo, nos sentiremos unidos a estos hermanos y hermanas nuestros: la soledad que alguna vez se hace presente con fuerza en sus existencias sea vencida por nuestra fraternidad”.
Hoy se ha publicado también un informe elaborado por la Custodia de Tierra Santa (provincia de la Orden de los Frailes Menores, encargados de cuidar los Santos Lugares), en el que se detallan las obras realizadas gracias a la colecta de 2011. Se han ejecutado numerosos trabajos de restauración y mantenimiento de santuarios, iglesias y conventos de los Santos Lugares, por ejemplo en Belén, Jerusalén (Getsemaní, Santuario de la Flagelación, entre otros), Jaifa, Magdala, y el Monte Tabor. Otros trabajos han tenido como finalidad mejorar la acogida a los peregrinos.
Una parte importante de los fondos se ha destinado a obras en favor de los jóvenes en forma de becas para estudios universitarios, ayudas a pequeñas empresas, construcción de viviendas, escuelas y espacios deportivos para los niños. Las familias, las comunidades parroquiales y los pobres constituyen otros destinatarios de las subvenciones, que también favorecen instituciones culturales.
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