domingo, 22 de julio de 2012

Carta desde la misión en La Banda (2)

Las Hermanas Doroteas de Cemmo:
buenas ovejas y buenas pastoreadoras

Siguiendo al Maestro Jesús las hermanas Doroteas están celebrando cincuenta años de presencia misionera en América Latina y en especial en Santiago del Estero. Uno de sus eventos fue realizar una Misión en la ciudad de La Banda en los barrios más marginados: los Naranjos,Villa Raquel, Independencia,Veinticinco de Mayo y Los Lagos.
Participamos en las visitas a las familias muchos laicos y religiosas de diversos lugares de Argentina, Brasil, Uruguay, África, Italia…
Aunque “los obreros éramos pocos y la mies es mucha” siguiendo el ejemplo de Jesús Buen Pastor fuímos en busca de las ovejas perdidas, excluidas por diversas situaciones. Gracias al apoyo de todo el grupo que tenía aproximadamente más de setenta integrantes pudimos llegar a visitar a todas las familias, a todas las ovejas perdidas de los barrios.
Para las visitas de las familias en los distintos barrios nos separamos en grupos y en sectores para trabajar con niños, jóvenes y adultos. Durante las visitas bendecimos los hogares que aceptaban rezar con nosotros. El agua bendita es muy pedida en estos lugares, entonces para nosotros poder compartirla con nuestros hermanos y hermanas fue una Gracia. Las visitas a las familias se hicieron por la mañana, por la tarde compartimos el sector con los jóvenes y trabajamos el evangelio de la Perla Preciosa y celebramos el día del amigo con ellos, pidiendo a nuestro gran Amigo Jesús su protección, su guía, su entrega.



Cuando realizamos las visitas vimos que algunas familias nos estaban esperando. Otras personas estaban asustadas cuando nos veían, pero todas nos recibieron aún cuando son de otras religiones que si las hay en este lugar y muchas.
Las familias apuestan por la vida y tienen muchos niños. Nos compartieron su fe, nos ofrecieron su espacio y su tiempo, su cariño y su amistad. Creen en los misioneros y oran con fervor. Los niños son juguetones y se entretienen con lo mínimo. Muchos trabajan duro para ganarse el pan de cada día. Hay jóvenes que trabajan para poder estudiar. Encontramos a personas que se alimentan en alguna comunidad de la iglesia católica pero también están muchas otras como ovejas sin pastor, sedientas de visitas, de que alguien crea en ellas, de ser escuchadas, de que alguien les brinde afecto, de poder tener descanso. Algunas están llenas de miedo, rencor, violencia. Encontramos a personas con mucho dolor que nos confiaron sus problemas, mujeres muy sufridas por sus hijos que han entrado en la droga, otras han perdido a sus hijos, algunas están solas porque sus esposos están en prisión. Abuelas que sufren porque sus nietos y vecinos consumen alcohol. Muchas oraron pidiendo trabajo digno,salud, más presencia de los miembros de la iglesia católica en el barrio para que puedan acompañarlos y reducir la rivalidades que existen entre ellos y otras personas de los barrios vecinos.
Somos conscientes de que los lobos que atacan la vida de los más vulnerables son muchos y están muy arraigados pero nada es imposible para Dios. Así que hemos puesto al servicio lo que somos y tenemos, entre ello las oraciones de tanta gente que nos acompaña desde tantos lugares... En la visita a las familias personalmente fuímos guías y ayudantes de personas del Ministerio de salud que nos acompañaron en las visitas prestando su servicio de vacunadoras. Hemos recogido la humildad, el respeto, la acogida, la vulnerabilidad, la hospitalidad, el esfuerzo, el sacrificio de tantos hermanos y hermanas que luchan para vivir el día a día en medio del desperdicio, de la crueldad, del desamparo. Pero el Señor sigue ahí, él está: lo percibimos. Él no los abandona, sufre con ellos. Su Espíritu nos guió hacía ahí y ahí lo hemos encontrado.



Dentro del grupo de los misioneros vivimos una gran fraternidad. Nos hicimos amigas y amigos. Fuimos servidores de verdad. Las Hermanas Doroteas dicen que en esta Misión percibían tocar su carisma con las manos.



Compartirles que como misionera estoy agradecida por haber sido parte de este sueño de las Hermanas. Sueño que se hizo con esfuerzo de muchas y muchos, que seguramente tendrá sus frutos y que sólo Diosito sabe todo el bien que fuímos e hicimos en su nombre. Nuestro compromiso es seguir en oración por estas familias de estos barrios, por el grupito de jóvenes que se formó y por las hermanas Doroteas y los laicos que tienen su carisma, para que sigan pastoreando este rebaño vulnerable del Señor, con valentía, constancia y perseverancia como lo han hecho desde hace cincuenta años.
Hoy en la celebración de la misa nos pidieron que compartiéramos el testimonio de lo que fue la Misión en estos días para nosotros y dijimos todo esto que compartimos anteriormente y pedimos a los miembros de la iglesia que reflejemos en nuestro compromiso con la misma a Jesús Buen Pastor, cuidando, acercándonos a las personas de estos barrios especialmente a las que están más sedientas y que no las dejemos sólas ante los lobos porque en comunidad y juntos siguiendo al Maestro podemos formar su Rebaño con todas y todos. Agradecimos a todas y todos por alimentarnos con su fe.
Un abrazo a todos

María

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