Reunión de voluntarios en Paso de los Carros, Cerro Largo |
Hoy se cumplen siete años de esta querida Radio María acá en Melo.
Radio María es hoy el medio de evangelización más masivo y más maravilloso de nuestro país.
Radio María une, atrae, atrapa, convoca... Sus ondas radiales llevan la Buena Noticia a todos los lugares donde es recepcionada y expanden el buen olor de Cristo entre todos aquellos que somos sus oyentes asiduos. En la ciudad, en el campo, en las casas suntuosas y en los hogares más humildes, su mensaje de solidaridad y esperanza, de fe y de amor, resuena con la fuerza de todos aquellos que sienten que seguir al Maestro es ser discípulos y misioneros, es llevar la Buena Nueva hasta las confines de la tierra. Radio María es la que acompaña al preso en su prisión, al enfermo en su lecho de dolor, al anciano en su soledad, al viajero en su caminar, al desposeído en su necesidad y miseria, al ama de casa en sus quehaceres domésticos, al obrero y al profesional en su lugar de trabajo, a la familia en su diario vivir...
Su mensaje de que hay un Dios que nos ama, un Hijo que nos redimió con su propia Sangre, un Espíritu Santo que nos guía y una Madre que intercede por nosotros, nos da la plena seguridad de un mundo mejor, de un mañana lleno de esperanza, en el que reine el amor. ¡A cuántos ancianos esta bendita Radio ha rescatado de su soledad, a cuántos enfermos les ha enseñado a encontrar sentido a su dolor y sufrimiento, a cuántos hermanos perdidos en los vicios y la marginalidad ha recuperado, a cuántos posibles suicidas ha devuelto la alegría de vivir, a cuántas ovejas perdidas ha llevado nuevamente al redil de Cristo!
Por eso hoy sólo podemos decir: ¡Gracias!.
¡Gracias, Madre, por el inmenso regalo de tu Radio, porque bajo tu bendita y amorosa mirada sigue expandiéndose cada día más!
¡Gracias, Divina Providencia, por sostenerla, por tocar el corazón de tantos hermanos y hermanas que ponen su granito de arena para que siga funcionando!
¡Gracias a su Director, el Padre Fabián y a todo su equipo que con mucho esfuerzo, tesón y sacrificio hacen posible el desafío constante de continuar en el aire!
¡Gracias a todos los voluntarios que dedican horas de su tiempo a preparar y llevar adelante los distintos programas que componen la programación de la Radio!
¡Gracias a los sacerdotes que celebran todos los días la Eucaristía y se encargan de la Catequesis, que nos ayudan a comprender la Palabra de Dios y nos enseñan a ponerla en práctica en nuestra vida diaria!
¡Gracias a los socios colaboradores que con su aporte económico hacen posible el milagro de continuar sin propagandas comerciales y hacen que se pueda ir mejorando cada vez más la transmisión y recepción de la Radio!
¡Gracias a las laboriosas hormiguitas que desde todos los lugares del Uruguay, con su trabajo tesonero, constante, anónimo y gratuito pero indispensable y necesario: difusión, folletería, eventos, beneficios, cobranzas, etc., permiten que se pueda continuar adelante!
¡Y un gracias muy especial a las hormiguitas cerrolarguenses, pues sabemos de su entusiasmo, empuje, perseverancia, fervor y amor Mariano!
Hermanos, Radio María, nuestra radio sigue necesitando hoy más que nunca de nuestro apoyo espiritual y económico.
Redoblemos, pues, nuestros ayunos y oraciones, pero también seamos generosos en nuestra colaboración económica. Dios y María nos devolverán el ciento por uno. San Pablo decía: "¡Ay de mí si no evangelizara!" Y a través de nuestra colaboración, nuestra oración y nuestros ofrecimientos nosotros también evangelizamos.
Porque las manos de Dios somo "tú y yo", somos todos los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje de luchar por un mundo más humano, más justo y más fraterno. Somos aquéllos cuyos ideales sean tan altos que no podemos dejar de acudir al llamado de Cristo, somos aquellos que desafiando el dolor, las críticas, las desilusiones, los fracasos y los obstáculos, nos vencemos a nosotros mismos para ser las manos de Dios. Somos aquellos que cuando realmente nos encontramos con Cristo, y seguimos sus huellas, compartimos generosamente lo que Él nos ha regalado, poniendo nuestros dones y talentos al servicio de Cristo y los hermanos.
Y así llegaremos al final de nuestras vidas habiendo entregado todo por amor. Y Dios seguramente nos dirá: "esas son mis manos".
Que María, Reina de la Paz, nos proteja y bendiga. Amén.
Albita, parroquia San José Obrero, Melo
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