lunes, 16 de julio de 2012

Nuestra Señora del Carmen: Fiesta patronal en Melo

Homilía de Mons. Heriberto en la fiesta patronal de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Melo

Celebramos hoy la fiesta de la patrona de la comunidad parroquial Nuestra Señora del Carmen, es decir, del monte Carmelo. El monte Carmelo y la Virgen del Carmen tienen una larga y rica historia en la vida del pueblo creyente.

El Monte Carmelo: belleza de Dios y pureza de la fe

Para hablar del monte Carmelo empezamos por el Antiguo Testamento, donde encontramos las profundas raíces de esta advocación mariana.
En el libro del Cantar de los Cantares, se dice de la amada que su cabeza “está erguida, como el monte Carmelo” (Cant 7,5) y el profeta Isaías nos habla de la belleza del Carmelo como algo que permite imaginar “el esplendor de la Gloria de Dios” (Is 35,2).
Así aparece asociado el monte Carmelo con la belleza que habla de Dios.
El monte Carmelo fue también el escenario de la confrontación del profeta Elías con los 450 sacerdotes de Baal (1 Re 18,21ss), donde el profeta “defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero” (Benedicto XVI, 15.07.06).
También desde el monte Carmelo el mismo Elías ruega intensamente pidiendo la lluvia frente a la prolongada sequía que sufría la tierra. Pronto desde el monte se verá una nube “como la palma de un hombre, que sube del mar” (1 Re 18,44) y llegará la lluvia esperada y salvadora.
De esta manera, el Antiguo Testamento nos presenta el Carmelo como un lugar donde se manifiesta la belleza de Dios, un signo de la pureza de la fe, y un lugar desde donde es posible ver la llegada de la vida y de la salvación.

La Virgen del Monte, la Inmaculada, la Estrella del Mar

Por todo esto, ya en tiempos cristianos muy antiguos, muchos ermitaños se fueron a vivir a las grutas naturales del monte. Así fue naciendo la Orden de los Carmelitas. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías como un símbolo de la Virgen María; más aún, de María Inmaculada: pura y portadora de la Vida y la Salvación que trae su Hijo Jesús.
Pero llega un momento en que Tierra Santa es conquistada por los sarracenos. Aquellos primeros Carmelitas tienen que dejar el monte. Y aquí va a aparecer otro nombre de la Virgen: Stella Maris, la Estrella del Mar. Una antigua tradición dice que cuando los carmelitas estaban por emprender su viaje por mar, dejando el Carmelo, se les apareció la Virgen y les dijo que ella sería su Estrella del Mar. Por eso, la Virgen del Carmen es también patrona de los navegantes.
Así se empezó a difundir por el mundo la devoción a Nuestra Señora del Carmen.
La devoción de la Virgen fue creciendo con la difusión del Escapulario del Carmen, que la Virgen entrega al General de los Carmelitas, San Simón Stock, el 16 de julio de 1251.

Frutos de Santidad

La Orden Carmelita se irá extendiendo, pero poco a poco el espíritu de austeridad, pobreza y oración se irá relajando. Frente a esto se levantó la reforma teresiana, en "tiempos recios", para formar "amigos fuertes de Dios, para sustentar a los flacos" (Libro de la Vida, 15,5). El próximo 24 de agosto se cumplirán 450 años del día en que Santa Teresa de Jesús fundó el Convento de San José, en su ciudad natal de Ávila. Así comenzó la rama de las Carmelitas Descalzas. San Juan de la Cruz hará lo mismo con los varones, e iniciará los Carmelitas Descalzos. Con los siglos, el Carmelo seguirá dando frutos de santidad, y así veremos en el siglo XIX a Santa Teresita del Niño Jesús y en el siglo XX a Sor Benedicta de la Cruz, la filósofa judía Edith Stein, convertida al catolicismo y muerta en los campos nazis de exterminio.

Devoción en América

En América, con o sin los carmelitas, que van llegando en diferentes momentos, según las regiones, la devoción a la Virgen se hizo muy presente. Artigas le tenía una gran devoción, y eso le llevó a dar el nombre de Carmelo al pueblo que fundó el 12 de febrero de 1816 después del traslado de la gente que habitaba en un paraje llamado Las Víboras. En Chile, el pueblo de Santiago hace una promesa a la Virgen del Carmen, el 14 de marzo de 1818, frente al avance de los ejércitos españoles que vienen a quitarles la independencia recién conquistada. Poco después, el 5 de abril, se libra la batalla de Maipú, con el triunfo de los ejércitos de las Provincias Unidas y de Chile, comandados por José de San Martín. Poco después se inicia allí la construcción del Santuario Nacional de Maipú, gran templo dedicado a Nuestra Señora del Carmen, patrona de Chile.

"¡Permítame fundar!"

Los Carmelitas llegan al Uruguay a comienzos del siglo pasado, en tiempos de José Batlle y Ordóñez. Todavía no estaba separada la Iglesia del Estado, de modo que era necesario un permiso del gobierno para fundar. El P. Constancio, que vino desde España con esa misión, encontró muchas trabas, hasta que logró ser recibido por Batlle en el comienzo de su segunda presidencia. Se cuenta que cuando estuvo frente a Batlle, el P. Constancio, con su marcado acento español y con natural simpatía le dijo: “Yo sé, Don José, que usted no le tiene gran estima a los vestidos de negro, pero míreme a mí de hábito marrón y sandalias; ¡permítame fundar!”. El presidente no pudo menos que sonreír y surgió enseguida un aprecio entre ellos que culminó con el permiso de fundación.
En nuestra diócesis tenemos las Carmelitas de la Caridad de Santa Joaquina Vedruna, nombre que refleja la inspiración carmelitana de la fundadora, inclinada a la vida activa.

El escapulario: manto de María, pertenencia a ella y yugo de Cristo

Vamos a terminar con algunas palabras sobre el escapulario, que algunos fieles van a recibir al terminar la Misa.
¿Qué es el escapulario? Es lo que la Iglesia llama un sacramental, es decir, un objeto religioso, aprobado por la Iglesia, que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado.
El escapulario de la Virgen del Carmen es como un hábito religioso en miniatura que todos los devotos pueden llevar como signo de su consagración a María.
El escapulario tiene tres significados:
-          El amor y protección maternal de María, porque es como un pequeño manto, y así representa el manto de la Virgen que nos protege como madre
-          La pertenencia a María, porque es como una marca que nos distingue
-          El suave yugo de Cristo, como un eco de las palabras de Jesús: “carguen con mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. Mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mt 11,29-30).

Bendición del escapulario

Padre santo, que prefieres y aumentas la caridad, tú has querido que tu Unigénito Hijo Jesucristo se encarnara en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo; concede a este hijo tuyo (esta hija tuya), que recibe con devoción el Escapulario de la familia de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, la gracia de revestirse del Señor Jesús en todas las circunstancias de esta vida y alcance así la gloria eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

Imposición del Escapulario

Recibe este Escapulario, por el cual quedas admitido en la familia de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo; llévalo como signo de su protección maternal y de tu compromiso por imitarla y servirla. Ella te ayude a revestirte de Cristo, para dar gloria de la santísima Trinidad y para cooperar en la Iglesia al bien de los hermanos.

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