viernes, 29 de octubre de 2021

“Amarás al Señor, tu Dios... y a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12, 28b-34). Domingo XXXI durante el año.

 

"Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas"
Con estas palabras, tomadas del libro del Deuteronomio (6,4-5), Jesús responde a la pregunta de un maestro de la Ley, un hombre que diariamente estudia, medita y explica la Palabra de Dios. El hombre había preguntado:
«¿Cuál es el primero de los mandamientos?»
La respuesta de Jesús apunta al centro de la Ley de Dios y me lleva a interrogarme: ¿qué lugar ocupa Dios en mi corazón, en mi alma, en mi mente, en todo mi ser?
Hay quienes dicen no creer en la Iglesia ni en ninguna religión establecida, pero afirman creer en Dios… Sin embargo, ¿qué significa creer en un Dios al que nunca se recuerda, con quien jamás se dialoga, a quien no se escucha, de quien no se espera nada?
Algunos piensan que ya es hora de aprender a vivir sin Dios. Niegan al Creador. Creen que es el ser humano quien se hace a sí mismo. Pensando así, perdemos la hoja de ruta. Desconocemos que sí, hay un plan, hay un proyecto de salvación y estamos invitados a entrar en él.
Para otros, si Dios existe o no… es indiferente. Tanto da: no tiene nada que ver conmigo. Hago mi vida. Que cada uno haga la suya… de la indiferencia hacia Dios pasamos a la indiferencia hacia el prójimo.
Pero Jesús no ha terminado de hablar y continúa diciendo:
«El segundo es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
No hay otro mandamiento más grande que estos.» (Levítico 19,18)
Nuevamente vuelve Jesús a citar la escritura; ahora, el libro del Levítico.
Al unir el amor de Dios con el amor al prójimo Jesús trae una gran novedad. El amor a Dios y el amor al prójimo no son dos cosas distintas. Los dos mandamientos se hacen uno, no se pueden separar. Por eso no dice, en plural, “no hay otros mandamientos más importantes que estos”, sino que, aunque los distingue, los hace uno, en singular: “No hay otro mandamiento más grande que estos”.
No hay dos tipos de amor, uno para Dios y otro para el prójimo, sino que con el mismo amor amamos a Dios y a los hombres.
Podemos llegar a decir que amamos a Dios y, al mismo tiempo, encontrar muchas razones, muchos motivos, para no amar al prójimo. Sin embargo, el Dios verdadero quiere ser amado en los hombres. Es la pregunta que encontramos en la primera carta de Juan:
¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve,
el que no ama a su hermano, a quien ve?
(1 Juan 4,20)
Las dos dimensiones, el amor a Dios y el amor al prójimo, caracterizan al discípulo de Jesús.
Que el Señor nos ayude con su Gracia a crecer cada día en el amor.

Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey

El 31 de octubre de 1943 el P. Francisco de Paula Vallet, fundador de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey, fundó la rama femenina de la familia cooperatriz, creando las Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey, congregación presente en nuestra diócesis en Villa Guadalupe. Saludamos y felicitamos a las hermanas en este aniversario.

All Hallows Eve = Víspera de Todos los Santos

Este domingo es la víspera de la solemnidad de todos los santos. En inglés, víspera es “eve” y “todos los santos” es “all hallows”. De “all hallows eve”, víspera de todos los santos, se derivó la palabra Halloween, que pasó a tener totalmente otra significación. Recordar el verdadero significado de la palabra puede ayudarnos a vivir este día en su sentido original: preparación a la gran solemnidad del 1 de noviembre.

1 de noviembre: Todos los Santos

El departamento de Canelones tiene una zona popularmente conocida como “el santoral”, ya que sus pueblos tienen nombres de santos: sobre la ruta 6 se suceden Santa Rosa, San Bautista y San Ramón. Hacia uno y otro lado, San Antonio y San Jacinto. Un poco más allá, al oeste, Santa Lucía. Otras ciudades también tuvieron un santo o la virgen en su nombre, pero solo quedó como patrono de sus parroquias, como San Isidro de Las Piedras o Inmaculada Concepción de Pando. La ciudad de Canelones supo llamarse “Villa de Guadalupe” en honor a esa advocación mariana.
Todos estos santos y los patronos de las demás parroquias son recordados y celebrados en su día. Hay muchos otros santos y santas, menos conocidos, cuyos nombres se encuentran en el Martirologio Romano, libro que se publica cada algunos años y en el que podemos encontrar los muchos santos que se recuerdan cada día del año en diferentes lugares del mundo. A ellos se van agregando los nuevos beatos y santos que son reconocidos cada año.
La celebración de todos los santos nos invita a dos cosas: a recordar, con gratitud, a tantos hermanos y hermanas que nos han dado un testimonio de vida cristiana ejemplar, a veces, sellado con su martirio. Algunos de ellos son muy conocidos y populares; otros son anónimos e indocumentados; pero están incluidos en esta evocación.
La segunda invitación de esta fiesta es a profundizar y vivir nuestra vocación bautismal. Los santos y santas son personas maduras en la fe, en quienes el don del Bautismo llegó a su plenitud. A veces no somos conscientes de que el bautismo puso en nosotros la semilla de la santidad. El Dios santo nos llama a ser santos. De una forma hermosa lo expresa san Pablo en su carta a los Efesios (1,3-4):
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables en su presencia, por el amor.

2 de noviembre: Todos los Fieles Difuntos.

Para nosotros, creyentes, el 2 de noviembre no es solo un día de recuerdo de quienes ya han muerto, sino una memoria creyente, una memoria de fe. La Iglesia nos invita a pensar en ellos como comunidad; algunos ya junto a Dios en la gloria; otros, todavía en un tiempo de purificación. Unos y otros nos acompañan con su oración. Cuando rezamos por las almas del Purgatorio, oramos por aquellos que aún no han entrado en la presencia de Dios para que pronto puedan ser recibidos en la felicidad eterna. Al llamarlos “fieles” los reconocemos como creyentes, como hermanos y hermanas en la fe, que han creído, como nosotros, en las promesas de Dios y han muerto esperando llegar a su Presencia.

No olvidemos en esta semana a San Martín de Porres, el día 3, patrono de una de las capillas de catedral y el día 4 a San Carlos Borromeo.

Gracias, amigas y amigos, por su atención. Cuídense mucho. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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