viernes, 25 de noviembre de 2022

“Estén prevenidos” (Mateo 24, 37-44). Domingo I de Adviento.


 
La paz, anhelo profundo y constante de la humanidad. Aunque a lo largo de la historia y hasta el momento presente ha habido y hay hombres que marchan entusiasmados a la guerra, con la ilusión de una rápida victoria y un glorioso regreso a casa, pronto se encuentran con la cruda realidad de sangre y barro, muerte y destrucción, donde los vencedores son los que perdieron menos porque, al fin y al cabo, no hay ganadores.
La primera lectura de este domingo, tomada del profeta Isaías, expresa así el sueño de paz de la humanidad:
Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. 
No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. (Isaías 2,1-5)
Sin embargo, Isaías hace ver que ese desarme no proviene de una espontánea decisión humana, sino de una vuelta a Dios de los diferentes pueblos de la Tierra, por fin dispuestos a conocer y a realizar la voluntad divina:
«¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob!
Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas».
(Isaías 2,1-5)
Las palabras de Isaías pueden ser escuchadas como las de un mero soñador. Sin embargo, fueron escritas en tiempos muy difíciles para su pueblo, amenazado por una invasión extranjera. Mientras todos estaban aterrados, el profeta mantenía la calma e invitaba a confiar en Dios. Pero la visión de Isaías iba más allá de aquel momento histórico. Seguiremos escuchando a Isaías en las primeras lecturas de los cuatro domingos de Adviento, hasta llegar al anuncio de la más grande esperanza:
«Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel».
(Isaías 7,10-14 – IV Domingo de Adviento)
La profecía alcanzó su cumplimiento. El Emanuel ya vino: vivió entre nosotros; pasó haciendo el bien, padeció, murió y resucitó. Ahora esperamos su segunda venida. Ese es nuestro tiempo.
San Pablo nos dice: “Ustedes saben en qué tiempo vivimos”. ¿Lo sabemos? ¿Sabemos en qué tiempo vivimos? Lo que dice Pablo no es una afirmación; es un llamado de atención, porque enseguida agrega: 
“ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros” (Romanos 13,11-14a)
En el evangelio, Jesús nos dice: “estén prevenidos… estén preparados”.
Jesús quiere mantenernos atentos frente al peligro; no el peligro de la invasión que atemorizaba a los israelitas en tiempos de Isaías, sino el peligro de perder la oportunidad de salvación que Jesús ha venido a traer.
Estén prevenidos, estén preparados, es el llamado a estar atentos a los signos a través de los cuáles Dios se manifiesta hoy en nuestra vida. En todo tiempo Dios nos ofrece su amor; en este tiempo podríamos decir, si cabe, que lo ofrece aún más intensamente… pero ¿dónde estamos nosotros? “Ya es hora de despertarse”, vuelve a decirnos san Pablo. Despertarse es sacudir nuestra conciencia absorbida por preocupaciones mundanas, donde lo más inútil y vano se ha vuelto el centro de nuestra vida y la razón por la que corremos cada día… o, peor aún, cuando nos dejamos entrampar en perniciosas formas de evasión y en luchas egoístas. San Pablo nos exhorta con un tono severo:
Basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo. (Romanos 13,11-14a)
En el evangelio, llama la atención este pasaje:
…cuando venga el Hijo del hombre (…) De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. (Mateo 24, 37-44)
Llama la atención porque esos hombres y mujeres no están haciendo cosas diferentes. Están en su actividad cotidiana. Ellos trabajando en el campo, ellas moliendo grano. ¿Por qué unos serán dejados y otros llevados? La diferencia está en una actitud interior. En esas situaciones tan normales, algunos se mantienen atentos al Señor que viene y otros no. Los primeros serán llevados, es decir, serán salvados; los otros serán dejados: no tendrán parte en el Reino de Dios.
Todos sabemos lo que significa perder una oportunidad que se presenta por única vez en la vida. Cuanto más sorprendentes e inesperadas son esas situaciones, cuanto más salen de la normalidad de nuestra vida, más fácil es dejarlas pasar, dejarlas escapar.
La visita de Dios es la más importante de todas esas oportunidades. Es la más removedora, porque va contra una falsa sabiduría mundana. Contrasta con la mentalidad común y corriente y por eso es difícil de recibir y aceptar.
Por eso el llamado a estar prevenidos: solo quienes estén atentos, en actitud vigilante, podrán reconocer al Señor que viene a nosotros en las personas y en los acontecimientos de nuestra vida. Solo quienes estén atentos podrán reconocerlo y salir a recibirlo, para encontrar en Él la Salvación.
Dios todopoderoso y eterno,
te rogamos que la práctica de las buenas obras
nos permita salir al encuentro de tu Hijo
que viene hacia nosotros,
para que merezcamos estar en el Reino de los cielos junto a Él.
Que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
Por los siglos de los siglos. Amén

En esta semana

  • En esta semana llegarán a Uruguay las reliquias de Santa Margarita María Alacoque, que harán un recorrido por nuestra diócesis comenzando por el monasterio de la visitación y pasando por Canelones, Tala, Sauce, Pando y, después de una gira por Montevideo, por El Pinar y Atlántida en camino hacia Maldonado.
  • 27 de noviembre es el día de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, patrona de la parroquia de Villa San Isidro, en la ciudad 18 de Mayo y de las capillas de Aguas Corrientes, Campo Militar y Las Toscas.
  • El miércoles 30 recordamos a San Andrés, Apóstol, que, con su hermano Pedro, fueron los primeros en seguir a Jesús.
  • El jueves 1 de diciembre celebramos la memoria de San Carlos de Foucauld, canonizado este año.
  • El sábado 3, recordamos a San Francisco Javier, quien junto con Santa Teresita es patrono de las misiones.
  • «Ensancha el espacio de tu tienda» (Isaías 54,2). Esta cita del profeta Isaías inspira la etapa continental del Sínodo que está realizando la Iglesia en todo el mundo. El domingo 4 por la tarde, en Sauce, se reunirán delegados de parroquias y servicios de nuestra diócesis en una nueva Asamblea pre sinodal para preparar el aporte de nuestra diócesis a esta nueva etapa.
Gracias, amigas y amigos, por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Amén.

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