jueves, 26 de septiembre de 2024

“El que no está contra nosotros está con nosotros”. (Marcos 9,38-43.45.47-48). XXVI Domingo durante el año.

En el año 1940, durante la segunda guerra mundial, llegó desde Suiza a un pueblo de Francia un hombre llamado Roger Schutz. El pueblo era Taizé, y fue allí donde aquel cristiano suizo, de tradición protestante, terminada la guerra, fundó una comunidad monástica integrada por hermanos protestantes, ortodoxos y católicos. Poco a poco, la comunidad se convirtió en un centro de peregrinación y lugar de encuentro para jóvenes de diferentes iglesias. Allí escuchaban juntos la Palabra de Dios y oraban en común, muchas veces con cantos hermosos y sencillos, como el “aleluya” que seguimos cantando. El Hermano Roger murió en 2005, pero la comunidad continúa en su trabajo y oración por la unidad de los cristianos. Entre los libros que recogieron las reflexiones de Roger Schutz hay uno cuyo solo título me llamó la atención: “Vivir lo inesperado”. Lo inesperado es la acción sorprendente de Dios, que rompe nuestros esquemas.

De eso nos hablan las lecturas de este domingo. El Espíritu de Dios actúa y muchas veces nos sorprende. Así, en la primera lectura, Dios pide a Moisés que reúna a setenta ancianos para comunicarles parte del espíritu que ha recibido Moisés. Así lo hizo el conductor de Israel. Los hombres recibieron el espíritu y comenzaron a hablar en éxtasis. Pero dos de aquellos setenta habían quedado en el campamento. Como estaban en la lista, el espíritu también se posó sobre ellos y se pusieron a hablar en éxtasis. Al enterarse de esto, Josué, ayudante de Moisés, le dice:

«Moisés, señor mío, no se lo permitas». (Números 11, 16-17a.24-29)

Pero Moisés le respondió: 

«¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque Él les infunde su espíritu!» (Números 11, 16-17a.24-29)

El evangelio nos presenta una variedad de temas; pero esta primera lectura nos invita a ver el paralelo entre el joven Josué y el discípulo Juan, que le dice a Jesús:

«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros». (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)

También vemos un paralelo entre la respuesta de Moisés y la de Jesús:

«No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.» (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)

Sí, Dios rompe los esquemas. Se hace presente allí donde hay amor, bondad, misericordia. El bien, independientemente de dónde esté y quién lo haga, siempre viene de Dios. Aquel que ayuda a los necesitados, protege a los débiles, consuela a los que lloran, fomenta la amistad, trabaja por la paz y está listo para perdonar, siempre viene de Dios.

Es verdad que no podemos ser ingenuos, porque el mal también puede tomar apariencia de bien y muchas cosas que en sí son buenas, pueden ser realizadas con intenciones no tan santas. En su primera carta, san Juan nos pide estar atentos para discernir si lo que vemos viene o no del Espíritu de Dios:

Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas. (1 Juan 4,1)

Pero, como dice un viejo refrán, “confiar en todos no es sensato, pero desconfiar de todos es más insensato aún”. Moisés y Jesús saben que la acción de Dios no se limita a un pequeño grupo. Dijo Jesús a Nicodemo:

El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu». (Juan 3,8)

El Espíritu de Dios es grande y no conoce fronteras. ¡Felices nosotros, si sabemos reconocerlo y recibirlo!

Otro punto en el que poner atención es la referencia al nombre de Jesús. El hombre que expulsaba demonios lo hacía en nombre de Jesús. Nosotros, creyentes, discípulos, estamos llamados a actuar en nombre de Jesús. No se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de dejar que aparezca en nuestra vida cotidiana la fuente de donde bebemos, de donde recibimos el Espíritu de Dios. Si es así, sin orgullo y con humildad, podemos decir que actuamos “en nombre de Jesús”.

Actuar en nombre de Jesús tiene un punto de partida: reconocernos como pecadores. Lo hacemos al comienzo de cada Misa, preparando nuestro corazón para el encuentro con el Señor… Lo hacemos toda vez que nos encontramos con nuestras contradicciones, con nuestra fragilidad, con las faltas de las que pedimos perdón en el sacramento de la Reconciliación. No actuamos en nombre de Jesús desde arriba de ningún pedestal, sino desde la experiencia de haber encontrado la misericordia de Dios y de desear y pedir que él haga nuestro corazón semejante al suyo.

Es aquí donde entran en juego las duras palabras de Jesús que escuchamos también este domingo. Son palabras que nos hablan de cortes radicales:

Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala…
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo…
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo… (Marcos 9, 38-43. 45. 47-48)

Desde luego, no es para tomarlo al pie de la letra. Tenemos las manos para recibir los bienes de Dios y compartirlos con los demás. Tenemos los pies para unirnos al grupo de discípulos que sigue el camino de Jesús. Tenemos los ojos, espejo del alma, para traslucir el bien presente en nuestro corazón… Cortar con el mal y volver siempre a Jesús, para que Él purifique nuestro corazón, quitando las sombras del egoísmo y acrecentando nuestro amor, con la fuerza de su espíritu que sopla donde quiere.

En esta semana:

Domingo 29, día de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. San Miguel es el patrono de la Diócesis de Salto y San Rafael copatrono de la Catedral de Melo.

Lunes 30, San Jerónimo, gran traductor al latín que hablaba el pueblo de su tiempo, de la Biblia conocida como “Vulgata”. Con su fiesta concluye el Mes de la Palabra de Dios o Mes de la Biblia.

Martes 1 de octubre, Santa Teresa del Niño Jesús o Santa Teresita, maestra de espiritualidad y patrona de las misiones.

Miércoles 2, santos Ángeles custodios, servidores de Dios y protectores de los hombres.

Viernes 4, San Francisco de Asís, el gran santo que eligió la humildad y la pobreza como forma de vida y nos invita al desapego de todo aquello que nos impide seguir a Jesús.

Sábado 5 y domingo 6, en Uruguay es el día del patrimonio, este año con el tema “El vino como tradición: inmigración, trabajo e innovación”, temática que toca muy especialmente a nuestro departamento, que se define como “tierra de vinos”.

Fiesta Diocesana

Me despido invitando a todos los fieles de la diócesis de Canelones a participar en nuestra fiesta diocesana, el domingo 13 en Villa Guadalupe. 

Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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