¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Hoy, en el evangelio, escuchamos una de las palabras más fuertes que nos han quedado de Jesús. Algunos, incluso, las recuerdan en latín: “vade retro”; aunque, en realidad, como veremos, la expresión completa es “vade retro me”.
Pero ¿A quién le está hablando Jesús? ¿Por qué le dice eso? Vamos a verlo.
Jesús se había llevado a sus discípulos a un lugar apartado, fuera, incluso, de su tierra: la región de Cesarea de Filipo.
Allí les hizo una especie de examen sobre lo que ellos habían aprendido. No les preguntó acerca de sus enseñanzas o de sus milagros, sino qué era lo que tanto la gente como sus discípulos veían en Él.
“¿Quién dice la gente que soy yo?” (Marcos 8,27)
“Y ustedes ¿Quién dicen que soy yo?” (Marcos 8,29a)
La respuesta de los discípulos la dio Pedro:
“Tú eres el Mesías” (Marcos 8,29b)
Sin embargo, no es seguro que supieran lo que significaba eso para Jesús, es decir, cómo entendía Jesús su misión de Mesías. Y por eso…
Comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. (Marcos 8,31)
Este anuncio de sufrimiento y muerte, totalmente inesperado y sorprendente, aunque también hablaba de resurrección, provocó la reacción de Pedro:
Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. (Marcos 8,32b)
Y es esa reacción lo que generó las palabras con las que iniciamos esta reflexión:
¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! (Marcos 8,33)
En latín: “vade retro me, Sátana”
En griego: Ὕπαγε ὀπίσω μου, Σατανᾶ (ipaié opiso mu Sataná)
A ninguno de nosotros nos gustaría que nos llamaran “Satanás”. Satanás es la presencia del mal en el mundo, el enemigo del género humano… pero, al llamar “Satanás” a Pedro, Jesús está tomando un aspecto del maligno, el de tentador, que Jesús mismo experimentó.
En el mismo sentido va lo que sigue diciendo Jesús a Pedro:
Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres. (Marcos 8,33)
Al llamarlo “Satanás”, Jesús quiere hacerle ver a Pedro que está actuando como el tentador: que está pretendiendo que Jesús se aparte del plan de Dios. Más aún, pensando así, Pedro mismo se está saliendo del buen camino.
Sin embargo, no es lo mismo decir simplemente “quítate, aléjate, apártate”, como mandado salir del camino, que decir “ve detrás de mí” o “ponte detrás de mí”, que es como aparece en el texto griego, que podría incluso traducirse “vuelve detrás de mí”.
Jesús no quiere apartar a Pedro. Jesús quiere que Pedro vuelva a su lugar de discípulo, siguiendo a Jesús. “Opiso mu”, detrás de mí, es la misma expresión que había usado Jesús al llamar a Pedro y Andrés:
“Síganme” Δεῦτε ὀπίσω μου (Marcos 1,17) (deute opiso mu)
Ponte detrás de mí, le dice Jesús a Pedro, porque ése es tu lugar, el lugar del discípulo que sigue al Maestro; no el de quien se pone delante, cortándole el camino o, peor, pretendiendo guiarlo, sin conocer la meta verdadera.
Hasta aquí la corrección a Pedro, de la que ya podríamos sacar conclusiones para nuestra vida, si queremos seguir a Jesús. Pero Jesús va a ser mucho más explícito, indicando con claridad lo que significa seguirlo:
«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará» (Marcos 8,34-35)
Tomar la propia cruz, porque cada uno tiene la suya, para acompañar a Jesús en su camino. El camino de Jesús no es fácil, no es cómodo. No es el camino del éxito ni de la gloria del mundo, la gloria que pasa. Es el camino que lleva a la verdadera libertad, la que da su sí al amor de Dios, al proyecto de Dios para nuestra vida.
Jesús nos llama a perder la vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada y realizada. Es el camino que lleva a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios.
Para seguir ese camino, nos ponemos detrás de Jesús: nos dejamos guiar por su Palabra, leída, meditada y practicada personalmente y con la Iglesia, en comunidad. Buscamos a Jesús presente en los sacramentos, de manera que Él mismo nos alimente y fortalezca, para que podamos caminar detrás de Él.
Pando: 45ª Jornada Nacional de la Juventud
Más de mil ochocientos jóvenes participaron en la cuadragésimo quinta Jornada Nacional de la Juventud que se realizó el pasado fin de semana en Pando, con el lema “Jesús, esperanza que nos transforma”.
En esta semana
- Este domingo culmina el Congreso Eucarístico Internacional en Quito, convocado bajo el lema “Fraternidad para sanar el mundo”. En él está participando, delegado por la Conferencia Episcopal del Uruguay, nuestro obispo emérito Mons. Alberto Sanguinetti.
- El lunes 16 recordamos a los santos Cornelio, papa y Cipriano, obispo, mártires
- El miércoles 18, san José de Cupertino, un santo a cuya intercesión suelen recurrir muchos estudiantes.
- El jueves 19, en Uruguay, celebramos la memoria de las beatas Dolores y Consuelo Aguiar-Mella Díaz, vírgenes, nacidas en Montevideo, mártires en 1936 durante la persecución religiosa en España.
- Viernes 20, San Andrés Kim Taegon, presbítero y san Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires en Corea.
- Sábado 21, fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista.
Gracias, amigas y amigos. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
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