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domingo, 1 de diciembre de 2024

Visitó Uruguay la superiora general de las Misioneras de la Caridad.


La hermana Joseph Michael, MC, es la tercera sucesora de Santa Teresa de Calcuta, fundadora de la congregación, quien falleció en 1997. Antes de ella estuvieron las hermanas Nirmana Joshi, de Nepal  (1997-2009) y Prema Pierick, alemana (2009-2022).

La Hna. Joseph es nativa del estado de Kerala, en el sur de la India y es, por la tanto, la primera superiora de esa nacionalidad. A los veinte años ingresó a las Misioneras de la Caridad y se contó entre las colaboradoras más cercanas de Madre Teresa. Estuvo en Filipinas, Polonia y Papúa Nueva Guinea. Fue elegida superiora en el Capítulo General de la congregación que se realizó en marzo de 2022.

En estos días, la Superiora se encuentra en visita en el Cono Sur. Visitó las tres casas de las Hermanas en Uruguay: Montevideo, en el barrio Borro, donde las Misioneras tienen a su cargo un hogar de ancianas; Florida, donde atienden a enfermos de SIDA y 18 de Mayo (Canelones) donde tienen el Hogar San José, de ancianas y ancianos, junto a la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. La Hna. Joseph parte mañana rumbo a Asunción del Paraguay; luego a Chile, para completar la visita de la región en Argentina.

Mons. Heriberto estuvo con la Hna. Joseph, con quien pudo conversar sobre distintas situaciones de la Iglesia y de la congregación en el Uruguay y en el mundo. Recordemos que las hermanas están en lugares como Ucrania y Gaza, siempre al lado de los más pobres, en esas poblaciones castigadas por la guerra. También en Siria, que ha vuelto a agitarse recientemente. Fuerzas rebeldes entraron en Alepo, la ciudad más poblada de Siria. Allí irrumpieron en un hogar de ancianos que está al cuidado de las hermanas, apuntándoles con sus armas… Afortunadamente, no hubo disparos ni más actos de violencia.

¿Vocaciones uruguayas? Este año falleció en 18 de Mayo, a los 92 años de edad, la Hna. Teresita, primera vocación uruguaya de las Misioneras de la Caridad. Nos alegramos de saber que hay otra uruguaya, médica de profesión, que está haciendo las primeras etapas de ingreso a la congregación, en España. Tengamos en nuestras oraciones a estas queridas religiosas, especialmente a las tres comunidades presentes en Uruguay y a esta vocación que el Señor les ha enviado.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Santa Lucía: celebramos los 175 años de la fundación de las Hermanas de la Caridad Cristiana, en el Colegio Inmaculada Concepción.

 


Homilía de Mons. Heriberto

El 30 de abril de 1881, a los 63 años, fallecía en la ciudad de Paderborn, en Alemania, la beata Paulina Mallinckrodt, fundadora de las Hermanas de la Caridad Cristina.

Curiosamente, y para que nos acordemos bien de ese año 1881 (uno - ocho - ocho - uno), pocos días después, el 6 de mayo, a los 67 años, moría en Pan de Azúcar el beato Jacinto Vera, primer obispo del Uruguay.

La beata Paulina fundó la congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana el 21 de agosto de 1849. Por lo tanto, en este día, exactamente, estamos celebrando los 175 años de ese acontecimiento.

34 años después, en 1883, las Hermanas llegan al Uruguay e instalan su comunidad en la ciudad de Melo. Al año siguiente, el 12 de septiembre de 1884, se abre una comunidad en Montevideo, que está cumpliendo 140 años. En Melo, las hermanas tenían un colegio, pero se marcharon de allí porque con cierta frecuencia las clases se interrumpían por los movimientos revolucionarios de “un tal Aparicio Saravia”, como decía una carta de las hermanas. El colegio quedó a cargo de las Hijas de María Auxiliadora y hoy continúa como colegio diocesano.

En 1890 las hermanas llegan a Santa Lucía y ahí entramos en esta historia.

Muchas fechas, muchos recuerdos...

Pero, más que todo eso, importa que prestemos atención al mensaje que la Madre Paulina nos da en el nombre de la congregación: Hermanas de la Caridad Cristiana.

Caridad es amor. A veces se entiende la caridad como una ayudita que se le da a una persona que está pidiendo en la calle, una limosna. A veces, dada hasta de mala gana.

El apóstol san Pablo dice, en su segunda carta a los corintios (2Co 5,14) “La caridad de Cristo nos urge”: el amor de Cristo nos apura, nos está diciendo “no dejes de amar, no dejes de hacer el bien toda vez que puedas, no lo dejes para mañana… ahora, ahora”.

El amor, la caridad, no son simplemente “buenos sentimientos” que se quedan ahí. Son sentimientos que me hacen actuar, que me hacen hacer algo por los demás, sobre todo por aquellos que están en la mayor necesidad. Amar es hacer algo concreto por aquellos a quienes quiero amar. ¿Quieres mucho a tu mamá? Bueno, muéstrale tu amor ayudándola.

¿Quieres vivir el amor al prójimo que nos enseña Jesús? Bueno, haz algo por él, por el que más necesita de tu ayuda.

Y todo esto, hazlo con amor. Miren que podemos hacer muchas cosas buenas. Darle comida a quien tiene hambre es una cosa buena. Pero es mejor si lo hacemos con amor. Si le damos la comida poniéndole mala cara, cara de fastidio, no estamos amando, no estamos actuando con caridad.

Todo eso lo buscó vivir la Beata Paulina. Vivir la caridad. Pero ella decía “caridad cristiana”. O sea, una caridad, un amor que viene de Jesús, de Jesucristo. Jesús es la fuente del amor, la fuente de la caridad. Cuando conocemos el amor de Jesús, que nos amó hasta dar la vida por nosotros, en Él encontramos y de Él recibimos la fuerza para vivir en al amor, para actuar con amor.

Termino con una palabra de san Pablo, de la primera carta a los Corintios. San Pablo dice que muchas de las cosas buenas que hay en el mundo, pasarán; pero hay una cosa que no pasará: “el amor no pasará jamás” (1Co 13,8).

Muchas son las hermanas de la Caridad Cristiana que han pasado por el Uruguay. En los libros de las hermanas están escritos sus nombres, pero nosotros no los sabemos, salvo de alguna que hayamos conocido o que conocieron nuestros padres… pero el amor que ellas supieron vivir o enseñar, es lo que queda al final de todo. Esa es la mejor lección que pudimos recibir. Todos los días podemos seguir aprendiendo a amar, a dar amor, a hacer alguno bueno por los demás, con amor. Y así entenderemos, como la beata Paulina, esas palabras de san Pablo: el amor nunca pasará. Que así sea.

jueves, 6 de junio de 2024

En el día de San Marcelino Champagnat: celebrando en Pando los 90 años de presencia Marista en Uruguay.


Homilía en la Misa de San Marcelino Champagnat, en la parroquia Inmaculada Concepción de Pando, 6 de junio de 2024.

Enseñar al que no sabe, es una cosa buena y siempre es posible cuando el que sabe está dispuesto a enseñar y el que no sabe quiere también aprender.
El educador tiene esa vocación: enseñar. Digo enseñar, pero también voy a decir "educar".
Para eso se necesita saber, tener conocimientos y también tener la capacidad de transmitirlos de modo que el que no sabe pueda entender y aprender.
Pero el que enseña puede hacerlo de muchas maneras, con diferentes actitudes.
Si al conocimiento y a la capacidad de enseñar se suma el amor por aquellos a quienes se enseña, se agrega al acto de enseñar algo que le da un valor más profundo. El enseñar se hace educar. "Educar es amar", leemos aquí, sobre la imagen de San Marcelino. Educar es amar y también vale dado vuelta: amar es educar, porque amando comunicamos algo muy grande, algo que es lo más humano y lo mejor que podemos transmitir.
Enseñar al que no sabe es una de las siete obras de misericordia espirituales, una expresión del amor al prójimo… pero eso, siempre que se haga con amor. Si no va unido al amor, en el mejor caso, se quedará en una transmisión de conocimientos.

San Marcelino Champagnat sintió el llamado a enseñar al que no sabe, desde el comienzo de su sacerdocio. Después de recibir su ordenación sacerdotal, en el año 1816, fue enviado a una parroquia de una zona montañosa, con mucha población dispersa, con gente que vivía bastante aislada. Allí vivió una experiencia que lo marcó mucho. Lo llamaron para atender a un joven de 16 años que estaba muy grave, que estaba por morir. Hablando con el joven, el padre Marcelino se dio cuenta de que ese muchacho nunca había oído hablar de Dios. Volvió al otro día para hablarle de Dios, pero el joven ya había fallecido.
En su camino se encontró con otro muchacho, un poco mayor, de 23 años, que había sido soldado de Napoleón. No sabía leer ni escribir y el padre comenzó a enseñarle.
Estos encuentros lo fueron llevando a poner en obra algo que había pensado con otros sacerdotes jóvenes: crear una congregación de hermanos para la educación de niños y jóvenes. Antes de un año, el 2 de enero de 1817 nació la congregación de los Hermanos Maristas.

A veces, hay palabras que nos son tan familiares que no pensamos en su significado. Hermanos Maristas es un lindo nombre, formado por dos palabras, que son un mensaje. La primera palabra es “Hermano”: alguien de tu familia, cercano, amigo. Alguien que te enseñe con amor.
La segunda palabra es “Marista”, que hace referencia a María, la Madre de Jesús. Poner ese acento en María no es olvidarse de su Hijo, sino todo lo contrario. Es mirar a María como camino para llegar a Jesús, el Salvador. Ir “a Jesús por María”.

Como pasa tantas veces con las cosas buenas, Marcelino y sus hermanos tuvieron que enfrentar muchas dificultades para llevar adelante su proyecto. Pero sintieron confianza en que estaban respondiendo no solo a una necesidad humana, sino a un llamado de Dios. Y se sintieron siempre confortados bajo el manto de María.
Pensando en esas dificultades podemos recordar algo que nos dice la lectura de la segunda carta de san Pablo a Timoteo, que hemos escuchado. Pablo está preso por anunciar el evangelio. Y aún así, de otra forma, a través de sus cartas, sigue haciéndolo. Es ahí que nos dice esto tan bonito: “la Palabra de Dios no está encadenada”. Yo puedo estar con muchas dificultades, pero no se puede encadenar la Palabra de Dios. Ella seguirá siempre yendo al encuentro de los hombres y mujeres que viven en este mundo.

Y es así que, con su deseo de enseñar al que no sabe y llevar el mensaje de Jesús, de la mano de María, hace 90 años, llegaron los Hermanos Maristas al Uruguay. Ése es el acontecimiento que estamos recordando hoy de una manera especial, al celebrar la memoria de San Marcelino Champagnat.
Hace 90 años se fundó el colegio Santa María, para niños pobres, en dos salones y el patio trasero de la parroquia Tierra Santa, en Montevideo, donde actualmente está parte de la Universidad Católica. Los primeros hermanos tuvieron que enfrentar muchas dificultades. Carecían totalmente de recursos. Llegaron, como se dice “con lo puesto”. Pedían ayuda para poder sostener su obra y encontraron muchas veces rechazos y burlas. Pero mantuvieron su confianza, se agarraron fuerte de la mano de María y siguieron adelante. En tres años lograron fundar cuatro colegios más. Se extienden al interior y en 1941 llegan a Pando, y aquí tenemos el Colegio San Luis.

Damos gracias al Señor por toda la obra pedagógica de los hermanos. Ya no son tan numerosos. Para poder vivir mejor su vida fraterna, se han agrupado en una casa en Montevideo. Pero siguen viniendo aquí, animando la vida del colegio y asegurando que el espíritu que animó a San Marcelino Champagnat siga vivo entre nosotros. Damos gracias, entonces, al Señor, a María y a San Marcelino. Que desde el cielo el fundador siga cuidando su obra, intercediendo por todos los que continúan en ella y que jóvenes de hoy se animen a preguntarse si el camino de los hermanos puede ser también el camino que Dios los invita a recorrer en la vida. Que así sea.

+ Heriberto

martes, 13 de febrero de 2024

Hna. Teresita (Herminia Grzybovoki Panto), Misionera de la Caridad (Q.E.P.D.)

La Hermana Teresita, MC, de congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta falleció el 12 de febrero de 2024, a las 17:04.

Teresita fue su nombre como religiosa. En la vida civil se llamaba Herminia Grzybovoki Panto. Nació en Montevideo el 15 de diciembre de 1931 y recibió el Bautismo en la misma ciudad, el 3 de octubre de 1942. 

En enero de 1980 ingresó a la congregación. Realizó su misión en nuestra región: Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina, aunque la mayor parte de su vida estuvo en Uruguay. Conoció a la fundadora, Madre Teresa.

Única uruguaya de la congregación, en los últimos años formó parte de la comunidad del Hogar San José, en 18 de Mayo, Canelones. Desde diciembre del año pasado su salud se fue deteriorando. En enero estuvo internada en el Hospital de Canelones por 18 días y luego volvió a la casa de la comunidad.

En los últimos años, más de una vez su estado de salud la llevó a pedir y a recibir la Unción de los Enfermos. En esas situaciones manifestó su deseo de llegar a la Casa del Padre: "allí seré más útil que aquí", decía. Contamos con su intercesión para que otras uruguayas se sientan llamadas a ingresar a las Misioneras de la Caridad y por todas las vocaciones que tanto necesita nuestra Diócesis.

La Misa en sufragio de su alma se celebrará hoy, a las 15 horas, en la parroquia Medalla Milagrosa de 18 de Mayo y será presidida por el Cardenal Daniel Sturla.

Las Misioneras de la Caridad en Uruguay han manifestado su agradecimiento por el acompañamiento en la oración de sacerdotes, religiosas y laicos de nuestra Diócesis.

Saludo de Mons. Heriberto

Queridas hermanas: desde Madrid les hago llegar mi saludo con motivo del fallecimiento de la Hermana Teresita.
Me uno a Uds. y a todos los fieles presentes en la acción de gracias por su vida de entrega en el carisma de las Misioneras de Caridad y a la oración por su eterno descanso.
Seguramente ella intercederá por la Iglesia que peregrina en Uruguay, para que surjan nuevas vocaciones para las Misioneras de la Caridad y para nuestras comunidades, en las distintas formas en que el Señor sigue llamando a una especial consagración y entrega.
Que el Señor las bendiga a Ustedes y a todos los presentes.
+Heriberto, Obispo de Canelones.


martes, 1 de agosto de 2023

Madre Plácida María Zorrilla, OSB (25 de junio de 1929 - 31 de julio de 2023). Q.E.P.D.

 


Madre Plácida nació el 25 de junio de 1929 en Buchardo, Provincia de Córdoba, Argentina.
Fue bautizada con el nombre de María Teresita.
Ingresó a la Abadía benedictina de Santa Escolástica, Buenos Aires, el 26 de julio de 1950.
Hizo su  Profesión Monástica el 30 de abril de 1952.
Su lema de Profesión: MAGNIFICAT.
El 16 de septiembre de 1972 fue elegida Priora conventual del Monasterio Santa María Madre de la Iglesia.
El 8 de mayo de 1978 fue la primera abadesa del Monasterio Mater Ecclesiae, Canelones, Uruguay.
El 31 de julio en la tarde partió serenamente a la casa del Padre, llegando por fin a su plenitud  el anhelo de ir al Cielo. Toda la comunidad monástica agradece a la queridísima Madre Plácida, su testimonio de fe, esperanza y caridad, expresión de su total ofrenda a Dios y a los hermanos.
Agradecemos sus oraciones por su eterno descanso.

Oremos
Oh Dios, que preparaste bienes invisibles para los que te aman,
infunde en el corazón de tu sierva Plácida María el fervor de tu caridad,
para que, amándote a ti en todas y sobre todas las cosas,
alcance tus promesas que superan todo deseo.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

lunes, 31 de julio de 2023

Falleció hoy la Madre Plácida, quien fue abadesa del Monasterio de las Benedictinas.

 

 Monasterio Santa María, Madre de la Iglesia

Madre Plácida, OSB.

Falleció en la Paz del Señor, hoy, 31 de julio de 2023, a las 15:55.

Fue durante muchos años abadesa del Monasterio benedictino "Santa María, Madre de la Iglesia", ubicado en El Palmar, barrio de El Pinar, Ciudad de la Costa, Canelones.

Mañana, 1° de agosto, a las 15:30 se celebrará la Misa de exequias. El sepelio será a continuación de la Misa, en el cementerio del Monasterio.

Sobre ella, nos dice el P. Miguel Lemos:

Que el Señor reciba en la Gloria a quien tanto dio a la Diócesis de Canelones. A tantos recibió, hospedó y acompañó con su oración. Predicó a los seminaristas ¡Cuántas cosas! Ha sido como aquella que fundó de alguna manera el Monasterio, pues muchas de las monjitas que están ahí han sido formadas por la Madre Plácida ¡Qué tristeza! ¿no? Y a la vez ¡qué gozo! saber que alguien intercederá por nosotros, por la Iglesia de Canelones. Dios la tenga en su Gloria y le dé la Paz y la alegría de contemplar su rostro.

jueves, 27 de julio de 2023

90 años de la llegada de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (Don Orione) a La Floresta.

 

¡Ave, María, llena de gracia,
¡intercede por nosotros! 
Tú has querido servirte de nosotras, miserables 
llamándonos misericordiosamente al altísimo privilegio 
de servir a Cristo en los pobres. 
Has querido que fuéramos servidoras, 
hermanas y madres de los pobres, 
viviendo de gran fe y totalmente abandonadas 
en la Divina Providencia. 
Nos has dado hambre y sed de almas, 
ardentísima caridad:¡almas, almas! 
¿Qué hubiéramos podido hacer nosotras sin ti? 
¿Qué podríamos hacer si Tú 
no estuvieras con nosotros? 
“En Ti la misericordia,
en Ti la piedad, en Ti la magnificencia; 
en Ti se reúne todo 
lo que hay de bondad en la criatura”.
¡Sí, sí, santa Virgen nuestra!

San Luis Orione
Tú lo tienes todo 
y “Tú puedes todo lo que Tú quieres”.

domingo, 16 de abril de 2023

Domingo de la Divina Misericordia: Santa Misa con el Rito de Consagración en el Orden de las Vírgenes.

Homilía de Mons. Heriberto Bodeant.

Queridos hermanos y hermanas:

Estamos reunidos en la presencia del Señor, por especial invitación de Silvia y Sandra, estas hermanas nuestras que hoy recibirán de Cristo y de la Iglesia la consagración virginal.

Silvia nació en Montevideo y creció en Las Piedras. 
Sandra dejó su tierra argentina natal y se aquerenció en estos pagos.

Ellas provienen de dos familias que han venido a acompañarlas y a cuyos miembros saludamos y agradecemos por su presencia. Pero, ante todo, ellas provienen del Pueblo Santo de Dios, representado aquí por una gran diversidad de miembros, entre quienes quiero destacar a quienes hacen presente en nuestra diócesis distintas formas de Vida Consagrada.

El Señor llamó a Sandra y Silvia para unirlas más estrechamente a él y para consagrarlas al servicio de la Iglesia y de la Humanidad, allí donde se encuentren. 

Ese llamado, ellas lo fueron percibiendo a través de diferentes signos. 
Cada una tiene en eso su propia historia, su propia búsqueda, hasta el momento en que sus caminos confluyen.

En este tiempo más reciente, en el que se han venido acompañando mutuamente, estuvo la acogida inicial de Mons. Orlando Romero en nuestra Iglesia diocesana. Respondiendo a una inquietud que ellas sentían al ver tantas puertas cerradas, Mons. Orlando les confió mantener abiertas las puertas del templo y de la casa parroquial de San Adolfo, donde ellas viven desde febrero de 2010. 

Allí las encontró Mons. Alberto Sanguinetti, que en varias oportunidades y de formas muy concretas, les mostró su aprecio y apoyo.

También en esa casa, en una de mis primeras visitas, hablamos de una forma de consagración que ni ellas ni yo mismo conocíamos muy bien, pero que, intuíamos, podría ser la forma en que la Iglesia reconociera lo que ellas ya vivían y querían seguir viviendo.

Así ellas fueron descubriendo el Orden de las Vírgenes. Conocieron a dos uruguayas que ya habían sido consagradas y que hoy las acompañan como madrinas: Ana Laura y Charo. Encontraron también la significativa presencia del Orden de las Vírgenes en la iglesia argentina y hallaron allí apoyo para su formación su vida espiritual en esta forma de consagración.

El llamado que Silvia y Sandra han venido sintiendo tiene una coloración, un acento particular, y es la experiencia de la Misericordia Divina, al punto de reconocerse como “hijas de la misericordia”. Por eso, no es casual la elección para su consagración de este preciso día, el Domingo de la Divina Misericordia.

Cuando somos tocados por la Misericordia de Dios y la recibimos en nuestra corazón, pronto nos vemos introducidos en una dinámica de recibir y dar, dar y recibir. 

El salmo que hemos rezado hoy recuerda las distintas manifestaciones de la Misericordia de Dios en la historia del Pueblo de Israel. El salmista canta: 

“den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”. 

Santa María, la Virgen de las vírgenes, proclama en su cántico que la misericordia del Todopoderoso 

“se extiende de generación en generación sobre aquellos que le temen” (Lucas 1,50), 

es decir, aquellos que no se esconden del Señor y quieren vivir siempre en su presencia.

Pero quien recibe misericordia, es llevado a obrar misericordia, a ponerla en práctica; como en la parábola del buen samaritano, haciéndose prójimo de quien está en necesidad.

Las catorce obras de misericordia, corporales y espirituales, nos muestran como la misericordia puede desplegarse en muchas formas. 

A veces esto puede parecernos difícil. Difícil, incluso, encontrar la ocasión para realizar alguna de esas obras, o encontrar a las personas que pueden estar necesitando de ellas. 

Silvia y Sandra me han compartido que ellas no buscaron especialmente qué podían hacer ni a quién podían ayudar: las personas y las situaciones fueron apareciendo en su camino y las encontraron disponibles. Ellas reconocieron allí la llamada del Señor, presente en esos hermanos necesitados y, junto con la comunidad de San Adolfo, fueron respondiendo a esas realidades. 

Entraron así en la dinámica de recibir misericordia y dar misericordia.
El Señor nos dice 

“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia” (Mateo 5,7) 

de modo que se vuelve a recibir, de otra forma, aquello que se ha dado.

En el evangelio de hoy, Jesús muestra a los discípulos sus manos y su costado. Sus manos son las que han obrado la misericordia tocando al leproso para purificarlo, devolviendo la vista al ciego de nacimiento, levantando a la joven del sueño de la muerte… para finalmente culminar su obra dejándose clavar en la cruz, por nosotros y por nuestra salvación. La marca de la lanza en el costado de Jesús nos lleva a su corazón traspasado, fuente de la misericordia divina. Sandra y Silvia, sigan en su vida contemplando esas manos y ese corazón, de modo que encuentren siempre en Jesús misericordioso la fuente y el fin de su consagración. 

En estos días de retiro, preparándose para esta celebración, Sandra y Silvia siguieron profundizando en lo que libremente han pedido a la Iglesia. Ellas saben que están asumiendo la exigencia de una mayor entrega para extender el Reino de Dios y un trabajo más intenso para que el espíritu cristiano entre en el mundo como la levadura en la masa. Saben, también, que no se trata de multiplicar tareas en un activismo que puede quedarse vacío, sino más bien de continuar con un espíritu renovado por su consagración todo lo que hoy hace parte de su diario quehacer en su vida pastoral, en su vida laboral, en su vida de vecinas.

En esta profundización sobre el significado de su consagración, con mucha sencillez ellas me expresaron “no sabemos en todo lo que nos metemos”. Y bien: eso sucede cuando nos asomamos a un misterio. Los misterios de Dios no son realidades herméticas, impenetrables, que no se pueden llegar a conocer; son más bien realidades que, con nuestras limitaciones humanas, nunca llegamos a abarcar del todo; o, dicho de una forma más positiva, son realidades que siempre podemos llegar a conocer un poco más.

Hablando del matrimonio cristiano, san Pablo escribió: 

“Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia” (Efesios 5,32). 

La Iglesia es la esposa de Cristo. Pablo nos recuerda que Cristo la amó y se entregó a sí mismo por ella para santificarla. La purificó con el bautismo y la Palabra, porque la quiso y la quiere 

“resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada” (cf. Efesios 5,25-27).

En los primeros tiempos cristianos, algunas mujeres se sintieron llamadas a permanecer en virginidad consagrándose al Señor. El canon romano recuerda los nombres de las santas vírgenes y mártires Águeda, Lucía, Inés, Cecilia y Anastasia. Los santos padres y los doctores de la Iglesia designaron a las vírgenes consagradas con el título de “esposas de Cristo”, que es el título propio de la Iglesia misma. También se les llama “imágenes de la Iglesia esposa”, porque su consagración está prefigurando el Reino futuro de Dios, donde nadie tomará marido ni mujer. La consagración virginal es un signo de los esponsales de Cristo con la Iglesia, que nos invita a contemplar el libro del Apocalipsis:

«Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque han llegado las bodas del Cordero: su esposa ya se ha preparado, y la han vestido con lino fino de blancura resplandeciente». El lino simboliza las buenas acciones de los santos. (Apocalipsis 19,7-8).

Sandra y Silvia: el Señor que purifica y santifica a su Iglesia, las ha preparado para llegar hoy ante el altar, donde Él mismo las consagrará.

Procuren siempre que su vida corresponda a su vocación.
A imitación de la Madre de Dios, deseen siempre ser y ser llamadas servidoras del Señor.
Conserven íntegra la fe, mantengan firme la esperanza, acrecienten la caridad sincera.
Sean prudentes y velen para que el don de la virginidad no se corrompa por la soberbia.

Renueven sus corazones consagrados a Dios recibiendo el Cuerpo de Cristo; fortalézcanlos con la práctica de la Penitencia, reanímenlos con la meditación de la Palabra de Dios, la oración asidua y las obras de misericordia.

Oren especialmente por la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio; misión en la que ustedes toman parte. Rueguen solícitamente por los matrimonios. Acuérdense de todos los que se han apartado del amor del Padre. 

Amen a todos, especialmente a los más necesitados. Ayuden a los pobres, curen a los enfermos, enseñen a los ignorantes, protejan a los niños y a las personas vulnerables, orienten a los adolescentes y jóvenes; socorran a los ancianos, conforten a los afligidos y a las viudas, como tantas veces lo han hecho.

Ustedes que han renunciado al matrimonio por amor a Cristo, serán madres espirituales cumpliendo la voluntad del Padre y cooperando, por su amor, a que numerosos hijos de Dios nazcan y sean restituidos a la vida de la Gracia.

Cristo, el hijo de la Virgen y Esposo de las vírgenes, sea aquí en la tierra su consuelo, alegría y recompensa, hasta que los introduzca en su Reino. Allí, entonando el canto nuevo, seguirán al Cordero divino donde quiera que vaya. Así sea. 

domingo, 27 de noviembre de 2022

Encuentro de la Vida Contemplativa femenina de Uruguay.


25 monjas (y aquí está usado con propiedad ese sustantivo) participaron de un encuentro de los seis monasterios femeninos, comunidades de Vida contemplativa presentes en Uruguay: Carmelitas de Florida y Montevideo; y de Canelones, Clarisas Franciscanas (San José de Carrasco), Clarisas Capuchinas (Echeverría), Salesas (Progreso) y Benedictinas (El Palmar, El Pinar) que fueron las anfitrionas.

La jornada comenzó con el rezo de la hora tercia. A continuación, luego de una breve presentación por comunidades, Mons. Luis Eduardo González, obispo auxiliar de Montevideo, ofreció una presentación de la Carta Apostólica Desiderio Desideravi del Papa Francisco sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios.

A la exposición siguió un trabajo en grupos y una puesta en común. De allí a la Eucaristía, que fue presidida por Mons. Heriberto Bodeant, obispo de Canelones. La Santa Misa concluyó con el canto del himno Salve Regina, Fue hermoso oír a esas veinticinco voces cantando al unísono un himno que todas ellas conocían bien. Hay que tener en cuenta que cada una de estas familias espirituales suele tener su propia tradición en la forma de cantar los himnos y salmos de la liturgia de las horas; pero aquí se unieron en un canto común de la tradición de la Iglesia. 

Luego de la Misa, el almuerzo y un tiempo recreativo y de encuentro espontáneo, con mucho intercambio de historia y vivencias de las seis comunidades.

lunes, 5 de septiembre de 2022

5 de septiembre: 25 años de la muerte de Santa Teresa de Calcuta

Santa Teresa de Calcuta,
Capilla del Hogar San José,
Villa San Isidro, 18 de Mayo, Canelones.

Nacimiento e infancia

Agnes Gonxha (1) Bojaxhiu, la futura Madre Teresa de Calcuta, nació en Skopie (actualmente capital de Macedonia del Norte) el 26 de agosto de 1910 y fue bautizada al día siguiente.

Fue la menor de cinco hijos, dos de los cuales murieron con corta edad. Los padres de Gonxha, Nikola y Drana Bojaxhiu, albaneses católicos, dieron a sus hijos un hogar lleno de amor. La muerte súbita del padre, en 1918, fue un duro golpe al bienestar y la seguridad familiar. 

El primer llamado

A los doce años, Gonxha experimentó un fuerte llamado a la misión y el servicio entre los pobres y solicitó ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María (Hermanas de Loreto) en Irlanda, con la intención de ir a India, donde las Hermanas tenían una importante presencia misionera e, inclusive, un noviciado. Gonxha dejó su hogar en septiembre de 1928. Al llegar a la abadía de Rathfarnham, donde estudiaría inglés, recibió el nombre de Hermana Teresa. 

En India

En diciembre de 1928 partió rumbo a India. Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de dos años de noviciado en Darjeeling, la Hermana Teresa hizo sus primeros votos en mayo de 1931. Fue destinada a la comunidad de Loreto en el barrio de Entally, en Calcuta y enseñó en la escuela Saint Mary de enseñanza media. 

En mayo de 1937 la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua como Hermana de Loreto y a partir de allí pasó a ser llamada Madre Teresa. Retomó sus tareas en la Escuela Saint Mary y en 1944 asumió la dirección. Pronto fue notable su caridad, su humildad, su valor, su capacidad para el trabajo duro, así como un natural talento para la organización y un espíritu alegre. Físicamente frágil, no disfrutó de buena salud en esos años.

El "llamado dentro del llamado"

El 10 de septiembre de 1946, en camino a Darjeeling para su retiro anual, la Madre Teresa recibió lo que ella llamaría “el llamado dentro del llamado” (2). En el curso de los meses siguientes, ella sintió en su interior que Jesús le pedía establecer una comunidad religiosa dedicada al servicio de los más pobres entre los pobres. Ella expuso esa inspiración al escrutinio de su director espiritual y al discernimiento del arzobispo de Calcuta, Mons. Ferdinand Périer SJ. Después de mucha oración y reflexión, ambos le permitieron dar ese nuevo paso.

Los comienzos de la nueva fundación

En agosto de 1948 Madre Teresa salió del convento de Loreto y de Entally para recibir una formación intensiva en cuidados de salud con las Hermanas Misioneras Médicas (3) en Patna.
De regreso en Calcuta en diciembre de ese año, se alojó con las Hermanitas de los Pobres y comenzó a trabajar en las periferias, visitando enfermos, reuniendo e instruyendo a pequeños niños de la calle y, poco a poco, abriendo su primera escuela y dispensario en los asentamientos de Motijhil. 

Los desafíos y sufrimientos de aquellos primeros tiempos fueron realmente grandes, pero ella perseveró en seguir el llamado de Dios. Dios premió sus grandes sacrificios con vocaciones, benefactores y una misión floreciente. El 7 de octubre de 1950, la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad fue erigida oficialmente como instituto religioso en la arquidiócesis de Calcuta.

Nuevos desafíos, nuevos colaboradores

Para ponerse al servicio de las diversas formas de pobreza que ella fue encontrando a medida que la misión se fue expandiendo, además de las Misioneras de la Caridad, la Madre Teresa comenzó en 1963 la fundación de los Hermanos Misioneros de la Caridad y en los últimos años las ramas contemplativas (Hermanas y Hermanos) y la rama de sacerdotes. Desde el comienzo de su misión entre los pobres, un gran número de fieles laicos compartieron su obra y en su momento se unieron en una asociación internacional e interreligiosa conocida como “The Co-workers of Mother Teresa” (4).

A pesar de su edad y de los crecientes problemas de salud, Madre Teresa viajó a través del mundo sirviendo a los más pobres y a las personas afectadas por desastres, abriendo nuevas casas donde aparecían las necesidades. También fue invitada a hablar en innumerables reuniones públicas. 

La muerte

El 5 de septiembre de 1997, Madre Teresa murió en la Casa Madre de las Misioneras de la Caridad en Calcuta. Su cuerpo fue transferido a la Iglesia de Santo Tomás, cerca del convento de Loreto donde ella había llegado por primera vez sesenta y nueve años antes. Cientos de miles de personas de todas clases y religiones, de India y del extranjero, le presentaron su homenaje. El 13 de septiembre, después de pasar en procesión a través de las calles de Calcuta y con un funeral de Estado, su cuerpo fue sepultado en la Casa Madre. Su tumba se convirtió en sitio de peregrinación y lugar de oración para gente de todos los credos y formas de vida.

La santa

El 19 de octubre de 2003 San Juan Pablo II la declaró beata y el 4 de septiembre de 2016 fue canonizada por el papa Francisco. Para los pobres, los niños y todos los que la conocieron, la amaron y le rezan, ella continúa siendo “Madre Teresa”. 

El legado

Las Misioneras de la Caridad continuaron creciendo después de la muerte de Madre Teresa. En 2020 había 5191 Hermanas en 762 misiones distribuidas en 139 países, continuando el legado de la fundadora y ofreciendo gratuitamente y de todo corazón su servicio a los más pobres entre los pobres.

Fuente (en inglés): Our Foundress (missionariesofcharity.org)

Notas

(1) Gonxha era el nombre con que se la llamaba habitualmente. En albanés significa “capullo” o “pimpollo”.
(2) “the call within a call.”
(3) “Medical Mission Sisters” es el nombre en inglés.
(4) Literalmente "Los colaboradores de Madre Teresa".

Traducción, notas y redacción final: H.B.

Las Misioneras de la Caridad en el Hogar San José

En la Diócesis de Canelones.

Dicen las Misioneras de la Caridad:

En 1985, inspiradas en la obra de nuestra fundadora, la santa Madre Teresa de Calcuta, nos instalamos en esta ciudad para acoger “a los descartados” de tantos lugares de nuestra sociedad y ofrecerles una vida digna y colmada del amor de Dios en el último tramo de sus vidas. Este servicio lo venimos realizando gracias a la ayuda providente del Señor y de tantos hermanos y hermanas de este país que no nos dejan solas en la misión.
Las Misioneras de la Caridad llevan adelante su obra en el Hogar San José, muy cerca de la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en el barrio Villa San Isidro, anteriormente parte de la ciudad de Las Piedras, actualmente parte de la ciudad y municipio 18 de Mayo. En la capilla del Hogar hay una imagen de la santa.

Las Hermanas están también presentes en la Arquidiócesis de Montevideo y en la Diócesis de Florida.


jueves, 17 de marzo de 2022

Fiesta de las Hermanitas de la Anunciación, Barros Blancos.


Las Hermanitas de la Anunciación fueron fundadas en Colombia por la Venerable Madre María Berenice Duque. La Madre Berenice está ya cerca de que se celebre su beatificación. El año pasado la Congregación para las causas de los santos, promulgó, con la autorización del papa Francisco, el decreto que reconoce:

el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Berenice Duque Hencker (nacida Ana Julia), Fundadora de la Congregación de las Hermanitas de la Anunciación; nacida el 14 de agosto de 1898 en Salamina (Colombia) y fallecida el 25 de julio de 1993 en Medellín (Colombia).

Las Hermanitas están presentes en la Diócesis de Canelones desde hace ya tiempo. Actualmente, su comunidad está ubicada en Barros Blancos, en la capilla San Alfonso María de Ligorio, que pertenece a la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. También colaboran en distintas pastorales y actividades diocesanas.

Las religiosas harán renovación de sus votos y celebrarán la fiesta patronal de su congregación junto a la comunidad de la capilla San Alfonso el domingo 20, fecha próxima la solemnidad de la Anunciación (25 de marzo).

Madre María Berenice Duque