sábado, 25 de julio de 2009

Un abrazo entre Salto y Melo


Arriba: el río Olimar, puente ferroviario, ciudad de Treinta y Tres.
Abajo: atardecer en el Río Uruguay, zona de Salto Grande.

Nota: en la nota siguiente "Salto" y "Melo" no se refieren sólo a cada una de esas ciudades, sino a las respectivas diócesis: Artigas, Salto, Paysandú y Río Negro (Diócesis de Salto); Cerro Largo y Treinta y Tres (Diócesis de Melo).


Diario CAMBIO
Salto 24 de julio de 2009
Un abrazo entre Salto y Melo
Columna de Mons. Pablo Galimberti

El sábado pasado viajé con una delegación salteña que acompañó al obispo H. Bodeant a la misa con la cual inició oficialmente su misión como noveno obispo de la Diócesis de Melo, que comprende los Departamentos de Cerro Largo y Treinta y Tres. Después de leerse la bula o decreto papal, se firmó el acta de la toma de posesión y los párrocos realizaron un gesto de obediencia al nuevo pastor.
El significado del ritual quedó gráficamente subrayado cuando el nuncio apostólico, Monseñor Anselmo Pecorari, en nombre del Papa, entregó el báculo o cayado, símbolo del poder para guiar y conducir al pueblo cristiano a ejemplo de Cristo Buen Pastor, y acompañó al nuevo obispo en el recorrido por la nave central del templo bendiciendo a su comunidad, que colmaba el templo aplaudiendo con aire festivo.
Esta Diócesis de Salto guarda enorme agradecimiento hacia Monseñor Bodeant, que se desempeñó como Obispo Auxiliar de Salto durante seis años, hasta el pasado 13 de junio en que se hizo pública la designación del Papa Benedicto XVI como obispo residencial de la Diócesis de Melo.
Nacido y crecido en Young (Dpto. de Río Negro) hace 54 años, Heriberto, conocido familiarmente como Beto, demostró ser baqueano para hacer carretera y transitar sin fatigarse por el litoral norte, sus zonas de campaña, villas, pueblos o barrios de ciudades. Llevaba un ordenado registro en su memoria y en su archivo fotográfico, de lugares, personas y acontecimientos, dotes de buen maestro y profesor de historia, campos en que se había ocupado antes de iniciar sus estudios eclesiásticos. Viajando en auto le preguntaba por determinadas zonas que yo empezaba a descubrir y me pintaba una crónica que le ponía rostro humano al paisaje agreste. Y de yapa remataba con una canción del repertorio folklórico. Además, con su esmerado talento musical interpretaba y creaba canciones que brotaban de su fe hecha canto y melodía.
Esa Diócesis, que en una parte es fronteriza con el Brasil cuenta desde ahora con el dinamismo de un obispo que transitará por los surcos de misioneros que sembraron en tierras arachanas y olimareñas la semilla del Evangelio desde fines del siglo 19. Signo de la integración entre diócesis de frontera fue la presencia del obispo de Bagé.
Al final de la celebración las palabras del nuevo obispo expresaron sueños que colorean su corazón y sus futuros pasos. Planteó algunas metas para el año 2019, en que la Diócesis de de Melo y también la de Salto cumplirán el centenario de la llegada del primer obispo a las respectivas sedes.
La Diócesis de Melo cuenta con sacerdotes de diversos orígenes, desde Escocia, Francia, Inglaterra, México, Colombia y por supuesto de distintos lugares de nuestro país, expresión clara de la universalidad de la iglesia católica y de la generosidad de misioneros que colaboran en la tarea de la predicación del Evangelio. Una de las nuevas realidades que está afrontando la iglesia de Melo es La Fazenda de la Esperanza, de próxima inauguración, un espacio de curación de heridas a jóvenes dispuestos a superar la adicción de la droga.
Cerrando su primer saludo a la concurrencia y pensando sin duda en los salteños allí presentes, el obispo H. Bodeant evocó versos de Víctor Lima, que expresan el anhelo de encontrar casa, patria o querencia: “!Qué lindo es tener querencia; llego y quisiera quedarme ; es caracú de mi ausencia el ansia de aquerenciarme!”
La Iglesia tiene la misión de ofrecer “querencia” a quienes caminan por el mundo sin la experiencia de hogar. Y al tiempo que anuncia una querencia definitiva en la Casa del Tata Dios, también defiende la dignidad y derecho de cada familia para vivir en un hogar decente y seguro, en una patria que asegure una porción de felicidad, justicia y libertad.
Pido a Dios, expresó finalmente el nuevo obispo, “que viviendo entre ustedes, pueda decir, al igual que el poeta salteño: “un día encontré querencia lejos del Salto Oriental”. Que Cerro Largo y Treinta y Tres sean, desde ahora, mi querencia, donde pueda, con el amor del Corazón de Jesús, amar y querer bien a todos”.
Llevando muy adentro este abrazo entre Salto y Melo emprendimos el regreso cuando ya caía la noche.

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