Familias, exalumnos, docentes se congregaron para celebrar. |
Un grupo de alumnos participó entonando una canción |
Mons. Roberto Cáceres recordó cómo gestionó la presencia salesiana |
La Hna. Josefina mantiene vivos los recuerdos |
En la primera fila, a la izquierda, Hna. Serafina, dominica, una de las últimas de su congregación que estuvo en Treinta y Tres. |
Desde hoy, quienes entren al Liceo encontrarán a María Auxiliadora |
Réplica del cuadro de María Auxiliadora que Don Bosco obsequió a las primeras hermanas que vinieron a Uruguay |
Esta mañana, a las 11:00, diversos miembros de la comunidad educativa del Liceo Nuestra Señora de los Treinta y Tres, en la ciudad de Treinta y Tres, se reunieron para celebrar los 30 años de la casa de estudios que orientan las Hijas de María Auxiliadora.
Pero el colegio tiene una historia mucho más antigua. La obra educativa fue iniciada por las Hermanas Dominicas (ver recuadro) que lo llevaron adelante durante casi cien años, hasta que fue asumido por las Hermanas Salesianas.
Las provinciales de ambas congregaciones (Hna. Viviana, dominica; Hna. Inés, salesiana) se hicieron presentes en la celebración, así como Mons. Cáceres, quien gestionó la presencia de las Hijas de María Auxiliadora al anunciarse el retiro de las Dominicas, y Mons. Heriberto, el actual obispo de Melo.
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Un poco de historia
En el año 1865 fue nombrado Teniente Cura de Treinta y Tres el P. Ramón Rodríguez, para colaborar con el primer párroco, el P. José Reventós. Nos relata Tomás Sansón, en su libro Historia de la Diócesis de Melo y Treinta y Tres:
La preocupación del P. Rodríguez por fomentar la educación católica lo llevó a gestionar en 1880 la instalación en Treinta y Tres de una congregación de religiosas destinada a la enseñanza. Presentó sus inquietudes a Mons. Vera, quien lo puso en contacto con la Madre Dominga Roques, Provincial de las Hermanas Dominicas. Esta familia religiosa había llegado a Montevideo en 1874.
La Rvda. Roques, acompañada por Sor María del Espíritu Santo, decidió viajar a Treinta y Tres para conocer el ambiente en el cual se realizaría la fundación. Las condiciones del viaje fueron penosas, pero el recibimiento de los fieles hizo olvidar las incomodidades. La Provincial volvió a Montevideo con la decisión de tramitar ante sus superioras la fundación de una casa en Treinta y Tres. El P. Rodríguez puso manos a las obras a efectos de construir un convento digno para la nueva comunidad. Luego de varios meses de preparación, y cuando todo estuvo listo, partieron de Montevideo las cinco primeras religiosas: Sor María del Espíritu Santo, Sor Teresa Arroque, Sor Magdalena, Sor Amada del Sagrado Corazón, y Sor Brígida Montero. Salieron el 3 de marzo [de 1881] y llegaron el 7 en medio de vivas expresiones de alegría del pueblo católico.
El convento y el colegio fueron puestos bajo la protección de Santa Catalina de Siena. Inmediatamente comenzaron las clases y las obras para ampliar el local y alojar adecuadamente el creciente número de alumnas. Durante décadas el colegio desempeñó una importante labor educativa de la que dan fue muchísimas generaciones de olimareños. Los sueños del P. Rodríguez se cumplieron con creces.
La preocupación del P. Rodríguez por fomentar la educación católica lo llevó a gestionar en 1880 la instalación en Treinta y Tres de una congregación de religiosas destinada a la enseñanza. Presentó sus inquietudes a Mons. Vera, quien lo puso en contacto con la Madre Dominga Roques, Provincial de las Hermanas Dominicas. Esta familia religiosa había llegado a Montevideo en 1874.
La Rvda. Roques, acompañada por Sor María del Espíritu Santo, decidió viajar a Treinta y Tres para conocer el ambiente en el cual se realizaría la fundación. Las condiciones del viaje fueron penosas, pero el recibimiento de los fieles hizo olvidar las incomodidades. La Provincial volvió a Montevideo con la decisión de tramitar ante sus superioras la fundación de una casa en Treinta y Tres. El P. Rodríguez puso manos a las obras a efectos de construir un convento digno para la nueva comunidad. Luego de varios meses de preparación, y cuando todo estuvo listo, partieron de Montevideo las cinco primeras religiosas: Sor María del Espíritu Santo, Sor Teresa Arroque, Sor Magdalena, Sor Amada del Sagrado Corazón, y Sor Brígida Montero. Salieron el 3 de marzo [de 1881] y llegaron el 7 en medio de vivas expresiones de alegría del pueblo católico.
El convento y el colegio fueron puestos bajo la protección de Santa Catalina de Siena. Inmediatamente comenzaron las clases y las obras para ampliar el local y alojar adecuadamente el creciente número de alumnas. Durante décadas el colegio desempeñó una importante labor educativa de la que dan fue muchísimas generaciones de olimareños. Los sueños del P. Rodríguez se cumplieron con creces.
Casi cien años después, leemos en la publicación diocesana COMUNIÓN (Nº 30, 23.12.78), bajo el título ¡Adiós Fecundo! la despedida a las Hermanas Dominicas:
La liturgia de ese día, miércoles 10 de diciembre, hablaba del doloroso y fecundo "sí" de María. Era el momento de despedida de las Hermanas Dominicas de Albí de Treinta y Tres. Las que llegaron un 7 de marzo de 1881 a las orillas del Olimar. Dos años más y se hubiera cumplido cien años de aquel histórico arribo. Muchas muestras de gratitud cosecharon las Dominicas al cabo de estos años; pero como la del miércoles... ¡ninguna! Lágrimas, emociones, abrazos, gratitud, ¡mucha gratitud! Y al final, la paz y serenidad por el deber cumplido y la misteriosa aceptación - como María - de los designios del Señor.
Pero como el móvil último de todo esto (de la Iglesia, incluso) es el Amor a Dios y al Pueblo, ni el uno ni el otro han quedado huérfanos. En un gesto de noble desprendimiento las Dominicas llaman a las Salesianas y éstas, con no menos Amor y decisión responden:"¡presente!".
La vida y la historia siguen su paso. Aquella semilla plantada por las Dominicas a la vera del Olimar en 1881, la seguirán cultivando corazones con idéntico ideal: el de ver a Cristo crecer en el corazón de la Niñez y Juventud, llevados de la mano de María...
Y en la misma página de COMUNIÓN, vemos como comienza a armarse la comunidad de las Salesianas en Treinta y Tres.
D e t o d a J u s t i c i a
El pasado 19 de diciembre despidió el Colegio-Liceo "María Auxiliadora" a la Hermana Iris, designada para presidir el Grupo de Salesianas, que a partir de febrero próximo, se hará cargo del Colegio Liceo "Santa Catalina" de Treinta y Tres.
Una de las fundadoras del Liceo de Melo, y luego de haber ocupado diversos cargos en la comunidad en un lapso de 17 años, hasta ser su Superiora y Directora en los 6 últimos, deja el "María Auxiliadora" que la ve alejarse con pena y gratitud.
Por eso, en esa tarde, se dieron cita, primero ante el Altar de la Eucaristía, y luego en una fraternal convivencia, las innumerables ex alumnas y alumnas que guardan por la Madre Iris, un inmenso respeto y reconocimiento. Las que no pudieron estar, han venido desfilando por el Colegio para decir a adiós a la querida Consejera, Maestra y Directora.
La Diócesis, que felizmente no la pierde (queda entre nosotros, al igual que la Hna. Patricia) a ambas les agradece estos años de ardua y fecunda siembra apostólica, y les augura una entusiasta y renovadora labor apostólica en la límpida Capital del "pago más oriental".
Hasta aquí, todo parece marchar sobre ruedas: una congregación se va, otra llega... pero, más allá de la buena voluntad y los buenos deseos, no todo se puede hacer bien tan rápidamente.
Mons. Cáceres venía gestionando la presencia de las Hijas de María Auxiliadora para Treinta y Tres. La Hna. provincial había escuchado con sensibilidad y atención su pedido, pero la primera respuesta fue un "no". Tal vez por aquello de que es más fácil cambiar un "no" por un "sí", que apresurarse a dar un "sí" que luego no se pueden mantener. Pero la respuesta final fue un "sí".
En los números siguientes de COMUNIÓN vamos viendo el camino que van haciendo las Salesianas en Treinta y Tres, que llevará primero a formar la "presencia", es decir, la comunidad de las Hermanas que vivirán allí, para luego definir mejor la "obra", que será finalmente el Liceo "Nuestra Señora de los Treinta y Tres", hasta hoy nombrado por los olimareños como "el Colegio".
Así, vemos que el 16 de febrero de 1979 llegan a la ciudad de Treinta y Tres las Hnas. Patricia, Pierina y Celia, mientras que la directora, Hna. Iris, anuncia su llegada para el 19 de marzo. "Se harán cargo del Colegio de Treinta y Tres", concluye la "cortita" de COMUNIÓN (Nº 34).
Mientras tanto, Mons. Roberto escribe desde Roma, contando que visitó la Casa Generalicia de las Hijas de María Auxiliadora "donde fuimos recibidos por la Madre [Ersilia] Canta, a quien se le agradeció, no sólo el ingente trabajo educacional que realizan las Salesianas en Melo, sino su generoso gesto de aceptar la Obra educativa que las Hermanas Dominicas de Treinta y Tres dejan por falta de Religiosas" (COMUNIÓN, Nº 35).
La presencia de las Salesianas se inicia, pero no todavía el Liceo. En COMUNIÓN (Nº 38, 21.04.1979) leemos:
Las Hijas de María Auxiliadora han iniciado su obra en favor de la niñez y la juventud en la ciudad de Treinta y Tres.
La comunidad que comienza esta obra está formada por cinco hermanas: la Hna. Iris María Piccini, que estuvo entre nosotros [en Melo] tantos y tan fecundos años, la Hna. Patricia Molero, también profesora del Liceo "María Auxiliadora" de Melo hasta el año pasado, la Hna Celia Becaría, la Hna. Angélica Salort y la Hna. Pierina Delteto que había integrado antes la Comunidad melense.
Aunque todavía no se han comenzado los cursos regulares educativos de enseñanza, ya iniciaron su trabajo apostólico, pues tienen grupos de Catequesis de preparación para la Primera Comunión.
Tienen planeado ir muy pronto al barrio "Las Acacias" y ya trabajan con el grupo "El Rosario", cuyo fin esencial es el rezo del Santo Rosario, tan necesario en esta época en que la tiranía del tiempo nos impide acercarnos a dialogar con el Padre mediante la oración diaria y comunitaria. Además, este grupo se preocupa por difundir la devoción a la Santísima Virgen.
A su llegada a Treinta y Tres, las Salesianas encuentran de inmediato el apoyo entusiasta del párroco de San José Obrero, quien fue para ellas, además de su cercano vecino, un verdadero Padre: José María Freire. Repentinamente, el 14 de mayo de 1979, con casi 59 años de edad y 24 en Treinta y Tres, falleció el querido párroco, a consecuencia de una afección cardíaca. La sensible pérdida hace que la primera celebración de la fiesta de María Auxiliadora de la nueva comunidad se limite a la parte religiosa. No obstante, la inauguración oficial de la fundación se fija para el 13 de julio. COMUNIÓN habla del trabajo pastoral de las Hermanas: "Es variada e intensa la labor pastoral que esta comunidad viene desarrollando en la capital olimareña: catequesis en los barrios, taller de costura, dirección de cantos en la liturgia parroquial, ilustración e intensificación de la devoción mariana con grupos de adultos, reunión con ex alumnas dominicas, Escuela de Padres, etc., etc." (Nº 40, 19.05.1979)
COMUNIÓN Nº 42 (16.06.1979) da cuenta de la finalización de los trabajos de remozamiento del edificio donde se instalará la comunidad de las Hermanas, con ayuda de Adveniat. Llega el 13 de julio y, como había sido programado, se inaugura la casa, y así aparece la crónica en COMUNIÓN (Nº 44, 14.07.1979):
Estrechamente unidos junto al Altar de la Acción de Grcias, levantado en el patio del Colegio, que lució con monacal recogimiento, se plantó ayer en esta ciudad el árbol ya frondoso de una nueva Comunidad de Hijas de María Auxiliadora de nuestra diócesis.
Entusiastas peregrinaciones venidas de cuanta Casa (¡y tantas!) que por los alrededores tienen las HH. Salesianas, y también desde Montevido, presididas por las Superioras Mayores, dieron particular solemnidad a esta instauración oficial.
Se procedió también a la bendición de nuevos ambientes y, en general, del magnífico remozamiento del edificio que hasta el año pasado ocuparan las Hermanas Dominicas de Albí y que con inmensa y apostólica generosidad han cedido a las Hnas. Salesianas, para que no quedara trunca la Obra educativa por ellas iniciada hace casi 100 años.
Toca ahora a la pujante comunidad de Hijas de María Auxiliadora hacer presente a Cristo y a su Sma. Madre en el corazón de la juventud olimareña, proyectándolos hacia el futuro en renovadas y esplendorosas realizaciones apostólicas.
Que la Virgen de los Treinta y Tres, bajo cuyo amparo prosigue esta casi centenaria Obra Educativa anime, inspire y fortalezca todos los esfuerzos evangelizadores de las Hnas. Salesianas, en procura de consolidar esta noble tradición cristiana y mariana que con tanto orgullo ostenta todo Treinta y Tres.
Felicitaciones, pues, a las Hijas de María Auxiliadora. Felicitaciones y gratitud, por fundar un nuevo rincón salesiano en la Diócesis. Gratitud también a las HH. Dominicas de Albí, que jamás olvidaremos por toda esa larga siembra evangélica esparcida a orillas del Olimar.
No podemos terminar sin antes dejar constancia de nuestro agradecimiento a Adveniat, puesto que merced a su invalorable ayuda, pudo llevarse a cabo la costosa refacción del edificio del Colegio y Residencia de las Hermanas.
El año 1979 se termina. El 15 de diciembre, la parroquia San José Obrero recibe a su nuevo párroco: el P. Felipe Navarrete SJ. Las Hermanas trabajan incansablemente para que el "colegio" pueda iniciar sus cursos como "Liceo Nuestra Señora de los Treinta y Tres" a comienzos del año siguiente.
Y llegó por fin la inauguración, y así consta en COMUNIÓN (Nº 61. 22.03.1980):
El lunes 17 [de marzo] se inauguró el Liceo mixto "Ntra. Sra. de los Treinta y Tres" en la ciudad olimareña, contando el primer año con 35 alumnos, colmando la capacidad. Todo un éxito. Que este gran servicio a la Comunidad puesto en las manos de Dios y bajo la mirada de María Auxiliadora llegue a ser un instrumento decisivo en la transformación del medio y que este Liceo, andando el tiempo, sea fuente de hermosas vocaciones laicales, religiosas y sacerdotales.
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El P. Daniel Sturla, Inspector Salesiano, proclama el Evangelio |
Presentación de ofrendas |
Pan y Vino... |
Los concelebrantes, de izquierda a derecha: PP. Asdrúbal y Luis Arturo, Mons. Roberto, Mons. Heriberto, PP. Daniel, Sergio y David |
El P. Sergio entrega un obsequio de la comunidad de PP. salesianos de Melo a la comunidad de Hnas. salesianas de Treinta y Tres. |
También el P. Luis Arturo entregó un obsequio a la Hna. Laura, como expresión de gratitud de la comunidad parroquial. |
En la tarde, Mons. Heriberto presidió la Misa en acción de gracias por estos 30 años de presencia.
Concelebraron con él Mons. Roberto; el Inspector Salesiano P. Daniel Sturla; el párroco de San José Obrero, P. Luis Arturo; el director del Liceo Salesiano de Melo, P. Sergio; el P. Asdrúbal y el P. David.
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