La Conferencia Episcopal del Uruguay (noviembre 2010) |
¡Gracia y paz con ustedes!
En 2011 celebramos en el Uruguay el Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental. Recordamos los principales hechos de 1811: Grito de Asencio, Batalla de Las Piedras, Éxodo del Pueblo Oriental. De esta forma asumimos juntos la memoria de nuestro pasado, a fin de hacer crecer la unión y el afecto social de nuestro pueblo en el presente, y responsabilizarnos de nuestra marcha hacia el futuro.
Hace doscientos años, la Banda Oriental era una provincia del imperio español, de contornos no del todo definidos. Entonces comenzó nuestro pueblo a configurar su identidad, expresando su autonomía y reconociendo como líder a uno de los suyos: José Artigas.
Así se iniciaba el difícil camino que llevaría finalmente a la conformación de una nación independiente, hermana entre las Repúblicas de América Latina, patria de quienes nos reconocemos en el añejo nombre de “orientales” y en el más moderno de “uruguayos”.
Como creyentes reconocemos la Providencia de Dios, Señor de la Historia, en los avatares de los acontecimientos vividos. Son éstos ocasión de dar gracias a Dios e invocar su ayuda, de reconocer errores, pedir perdón y buscar nuevos caminos.
Los hombres y mujeres que participaron en el proceso de emancipación eran en su inmensa mayoría católicos. La visión que tenían acerca del hombre y su existencia, de los pueblos y sus derechos, de la vida y de la muerte, estaba profundamente iluminada por la fe católica y su cultura, con diversos enfoques y diferentes aportes ideológicos. La Iglesia, tanto en sus fieles laicos como en sus sacerdotes, formó parte activa del proceso de forja de nuestro pueblo desde el principio de su constitución en el período colonial, durante la gesta emancipadora y a lo largo de los dos siglos siguientes.
Hoy como ayer, la Iglesia con todos sus miembros, participa activamente en la construcción de la Patria.
Creemos que la mirada al pasado es ocasión para reafirmar nuestra identidad nacional, considerar el patrimonio que nuestro pueblo ha construido en estos doscientos años, rescatar nuestros más auténticos valores fundacionales y discernir, junto con todos nuestros conciudadanos, cómo seguir construyendo nuestra historia en la verdad, la justicia, la libertad y el amor.
Nos animan las palabras de Juan Pablo II en la multitudinaria Misa celebrada en Tres Cruces, el 1 de abril de 1987: “Vuestra patria nació católica. Sus próceres se valieron del consejo de preclaros sacerdotes que alentaron los primeros pasos de la nación uruguaya con la enseñanza de Cristo y de su Iglesia, y la encomendaron a la protección de la Virgen de los Treinta y Tres. El Uruguay de hoy encontrará los caminos de la verdadera reconciliación y del desarrollo integral que tanto ansía, si no aparta los ojos de Cristo, Príncipe de la Paz y Rey del universo”.
Desde Florida, unidos a los peregrinos, invocamos para todo nuestro pueblo la protección de nuestra “Capitana y Guía”, Santa María, la Virgen de los Treinta y Tres.
14 de noviembre de 2010
Los Obispos del Uruguay
No hay comentarios:
Publicar un comentario