martes, 20 de octubre de 2020

María del Carmen Fernández: 1920 (+2013) 2020.

Estamos en el tiempo de la “Generación Z”, que abarca los nacidos entre 1994 y 2010, es decir, aquellos que hoy tienen entre 10 y 26 años. Seguramente este año 2020, con su pandemia, será para cada uno de ellos una marca en el camino vital.

Este año se celebran los centenarios de varias celebridades: en Uruguay, algunos de los integrantes de la “Generación del 45” que nacieron en 1920: Mario Benedetti, Idea Vilariño, Daniel Vidart y el treintaitresino Julio C. Da Rosa.

También hay dos figuras importantes en la vida de la Iglesia que cumplieron sus cien años: Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares y san Juan Pablo II.

A esa generación de 1920 perteneció mi madre, María del Carmen Fernández Alonso, que este 20 de octubre estaría cumpliendo cien años.

¿Qué vivió aquella generación en sus años jóvenes? Tenían 19 años cuando comenzó la segunda Guerra Mundial… 25 cuando el conflicto llegó a su fin. Vivieron el temor y la incertidumbre de un mundo que parecía derrumbarse totalmente, con cien millones de muertos y dos explosiones nucleares. Luego de la guerra, la crisis consiguiente, el descubrimiento del Holocausto, la guerra fría… pero, también, la creación de las Naciones Unidas, el nacimiento de la esperanza de paz, el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana con la declaración universal de los derechos humanos… “Del temor a la esperanza” tituló san Juan Pablo II un libro de memorias. Expresa los sentimientos de esa generación.

Es cierto, no fue lo mismo vivir la guerra como Karol Wojtyla en la Polonia invadida por los Nazis o como Chiara bajo los bombardeos que cayeron sobre Trento, que vivirla en Uruguay. Pero aquellos jóvenes de 25 años seguían los avatares de esa guerra que estaba cambiando los destinos del mundo.
María del Carmen llegó desde España a esta tierra cuando tenía doce años, en 1932, con su madre y dos de sus hermanas. Aquí se quedó para siempre. Nunca regresó a su Asturias natal. Nunca perdió del todo su acento. Ingresó a la escuela de enfermería y recibió el título de Nurse. Trabajó más de 40 años en Salud Pública, con gran amor por su profesión. La mayor parte de esos años los pasó en Young, donde formó su familia con Heriberto Simón Bodeant, con quien tuvo cuatro hijos.

Enseñó también biología en el Liceo de Young. En sus últimos años estuvo aquejada por el Mal de Parkinson, que la fue privando no solo de movilidad, sino también del habla; pero dejó muchos escritos con relatos de sus memorias y sus reflexiones. Falleció el 11 de diciembre de 2013.
Para ella fue significativo llegar al año 2000. Marcó sus 80 años. Escribió allí:

Peregrina del Milenio, limitada por el tiempo,
con el espíritu libre, facilitando el ensueño.
Caminando día a día, descubriendo y aprendiendo;
la experiencia del pasado va formando los recuerdos.
La esperanza del futuro da más valor a los sueños.
Hoy el presente es regalo: esposo, hijos y nietos.
Tengo ya 80 años ¡no importa! Cada minuto de tiempo,
hasta que el Señor me llame, puedo seguir aprendiendo.

Escribía, con creciente dificultad, en su computadora. Cuando no pudo participar más en grupos, les enviaba algunos escritos para que los compartieran en las reuniones. Los armaba con sus propias reflexiones, con algo que leía o con algo que tomaba que le pareciera interesante. A veces es difícil saber qué es exactamente lo que ella escribió por sí misma y qué es lo que recogió de otra parte; pero es seguro que todo lo que ella reunía tenía para ella significado y expresaba lo que llevaba en su corazón. Comparto aquí una de esas reflexiones.

Las palabras de la Virgen María en los Evangelios.

Nuestra Madre, la Virgen María, muy pocas veces deja oír su voz en el Evangelio. Representa así para nosotros la mujer prudente de pocas palabras, pero palabras justas y sensatas. No era persona de hacerse notar, sino que sabía escuchar y “guardaba todo en su corazón”.

Así pues, María que en este año (ultimo de preparación para el Jubileo del año 2000) simboliza a la mujer de Caridad, nos muestra que saber escuchar es también una obra de Caridad.

En el primer misterio gozoso, frente al anuncio que el Ángel hace a María, ella pregunta “¿cómo será esto?” La persona prudente siempre pregunta; nunca queda con la duda. Salomón decía: quien pregunta a los que saben triunfa. El que cree saberlo todo y no consulta fracasa.
Ante la explicación del Ángel, María cree, como mujer de Fe y su respuesta es la misma que Jesús, su hijo nos enseñara en el Padrenuestro “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.
Pidamos hoy a María que nos enseñe a ser humildes de corazón, a saber escuchar y a aceptar siempre la voluntad del Padre, porque Dios siempre sabe lo que necesitamos.

En el segundo misterio, María, informada por el ángel de que su prima Isabel espera un hijo, olvida su propio embarazo y va a ayudar a su prima. La Madre Teresa decía: María estaba tan llena del Espíritu Santo que sólo pensó en servir a los demás. Ir a la casa de Isabel significaba ir a otra ciudad más allá de la montaña, pero ella no vaciló y quedó acompañando a su prima, sirviéndola durante tres meses.
Al saludo de Isabel, María responde: “El Señor hizo en mí maravillas, Gloria al Señor” Es el Magníficat; hermoso canto, pero, a la vez, María nos enseña a darle gracias a Dios por todo lo bello que cada día nos da y a ser también agradecidos a los demás.
 
En el tercer y cuarto misterios vemos siempre presente a María, pero no oímos su voz.

Quinto misterio: el niño perdido y hallado en el templo.
Al llegar a los l2 años todo niño era llevado a Jerusalén para la Pascua. Jesús comenzaba así su entrada a la adolescencia y acompañó a sus padres. Pero, al regreso, él quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. No es tan extraño como podría parecernos. Las mujeres iniciaban la marcha primero, juntas, porque iban más despacio. Los hombres caminaban más rápido y se reunían al atardecer en el lugar donde acampaban. Recién entonces ven que Jesús no fue con ninguno de ambos y regresaron a Jerusalén a buscarlo.
Durante la Pascua, en el Templo los hombres se reunían para discutir cuestiones sobre religión y todos podían intervenir. Allí encontraron sus padres a Jesús, escuchando y preguntando como un estudiante que se interesa por todo.
María le dice: “¿Como te has portado así? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia”.
María corrige a su hijo. Da un ejemplo a toda madre de que un niño debe ser reprendido si comete una falta. Pero también le enseña a perdonar. Jesús dio su respuesta; María comprendió y calló. Jesús, pese a que ese día posiblemente presintió cuál era su misión, no despreció a sus padres: volvió a su hogar y estaba sujeto a ellos creciendo en sabiduría y Gracia de Dios, mientras María guardaba todo en su corazón.

2 comentarios:

Susana Oyarbide dijo...

Doña Carmen...Un ser tan especial. Linda por fuera y por dentro. "Daba y comunicaba", como digna madre de quien es responsable de esta página. Como será que... ¡Hasta el Día del Funcionario Público se celebra el día de su cumpleaños.
Damos gracias a Dios por todos los años que pudimos compartir con ella su sapiencia, su ternura, su servicio, su continuo testimonio de excelente cristiana.
Elba, Susana y toda la familia Oyarbide Epíscopo.

Escuela 78 dijo...

Me encantó!! Bendiciones!!