Este Domingo, el penúltimo de octubre, se celebra en toda la Iglesia Católica el DOMUND, Domingo Mundial de las Misiones. Un día en que, de modo especial, la Iglesia reza por los misioneros y colabora con las Misiones por medio de la colecta que se realiza en las parroquias. El lema de este año es “Corazones fervientes, pies en camino”, al que, en Uruguay, le hemos agregado a nuestro beato obispo misionero: “Corazones fervientes, pies en camino como Jacinto”.
Vayamos ahora al Evangelio de este domingo:
“Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios” (Mateo 22,15-21)
Son bien conocidas estas palabras de Jesús. De hecho, muy a menudo se las recuerda para decir que el hombre debe cumplir sus deberes respecto al Estado y respecto a Dios. Esa interpretación es, en cierta forma, equilibrada. Quienes formamos parte de una sociedad tenemos el deber de cumplir la ley y ello incluye el pago de impuestos. Eso lo dice claramente san Pablo, en su carta a los Romanos:
"ustedes deben pagar los impuestos" (Romanos 13,6).
Al mismo tiempo, quienes gobiernan deben utilizar correctamente lo que reciben de los contribuyentes y deben rendir cuentas de ello.
Por otra parte, los impuestos no pueden convertirse en algo que termine dejando al contribuyente con muy poco de lo que gana y, menos aún, convertirse en un agobiante mecanismo, establecido por una autoridad opresora.
Recordamos que, en tiempos de Jesús, había unas personas encargadas de recaudar impuestos conocidas como “publicanos”. El cobro de impuestos estaba tercerizado y los publicanos cobraban para la autoridad romana pero agregaban un porcentaje que retenían para sí mismos, aumentando la carga sobre el pueblo.
Basta una rápida recorrida por el evangelio para darse cuenta de que a los publicanos no los quería nadie.
Sin embargo, Jesús llamó a uno de ellos, Mateo, para unirse al grupo de discípulos. Mateo abandonó su mesa de recaudación, comenzó a seguir a Jesús, e invitó a otros publicanos a conocer al Maestro. Ante esto, los fariseos preguntaron a los discípulos de Jesús:
«¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?» (Mateo 9,11)
Es ahí que Jesús responde:
«… yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» (Mateo 9,13)
Allí estábamos en el capítulo 9 de san Mateo. Ahora estamos en el capítulo 22. Ha pasado el tiempo. Jesús ha entrado en Jerusalén y ha sido recibido triunfalmente. Eso inquieta a los fariseos, que han estado siguiendo con preocupación el camino de Jesús. Buscan, entonces, tenderle una trampa. Para eso, se confabulan con partidarios del rey Herodes y envían un grupo a decirle a Jesús:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque Tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?» (Mateo 22,15-21)
Las primeras palabras pueden sonar como una adulación, pero son más que eso. Cuando se le pregunta a Jesús si está permitido pagar el impuesto al César ¿a qué se refieren? ¿Si está permitido por quién? “Enseñas con toda fidelidad el camino de Dios” significa aquí: “¿Dios quiere que paguemos el impuesto al César? ¿Está bien pagar el impuesto al César para quien cumple la ley de Dios?”.
Y ahí está la trampa. Si Jesús hubiera respondido que sí, muchos se lo habrían echado en cara; tanto quienes sufrían el peso de esos impuestos como quienes consideraban pecadores a los publicanos, porque lucraban con el dinero ajeno.
Si, en cambio, Jesús hubiera dicho que no, hubiera tenido de inmediato un problema con la autoridad romana. Para eso estaban ahí los herodianos.
Podríamos pensar que la respuesta de Jesús es solo una ingeniosa manera de salir de la trampa. Pero la respuesta es profunda.
Al César lo que es del César, sí; pero al César no se le da lo que es de Dios.
A los emperadores romanos se les divinizaba. Se construían templos donde, después de muertos, se les adoraba. Pero el emperador mismo hacía construir esos templos para su gloria futura…
“A Dios lo que es de Dios” proclama la primacía de Dios por sobre todas las cosas y por sobre todos aquellos que, habiendo llegado a la cumbre del poder humano, creen que han entrado en el ámbito divino, pero no son más que simples mortales. Como dice el salmista:
¡El sepulcro es su morada perpetua y su casa, de generación en generación, aunque hayan dado nombre a países! (Salmo 49,12)
Pero así como en cada moneda de aquel tiempo estaba impresa la imagen del César, en cada persona, de todos los tiempos, está impresa la imagen de Dios, que nos ha creado “a su imagen y semejanza” (Génesis 1,26). Los rabinos interpretaban esa expresión del libro del Génesis comparándola con la acuñación de las monedas y señalando que, aunque todas las personas humanas sean únicas y diferentes a las demás, todas ellas llevan el sello de Dios. Cada uno de nosotros lleva el sello de Dios.
Entonces… “lo que es de Dios” es cada uno de nosotros, sus criaturas. Damos a Dios lo que es de Dios reconociéndolo como Creador y, a partir de la revelación de Jesucristo, reconociéndolo y amándolo como nuestro Padre. Ningún poder humano puede reclamarnos eso. Esa es nuestra dignidad y nuestra libertad, “la libertad de los hijos (e hijas) de Dios”.
Porque pertenecemos a Dios, porque nos ha creado para la vida, podemos decir, con la misma esperanza del salmista que ya hemos citado:
Dios rescatará mi vida, me sacará de las garras del Abismo. (Salmo 49,16)
Solo a Dios confiamos nuestra vida, porque de Él la recibimos y en Él siempre la encontraremos en este mundo, en este presente y en la eternidad. Que así sea.
Noticias
La semana pasada los tres candidatos al diaconado permanente estuvieron de retiro en la parroquia de San Bautista, preparándose para su ordenación. Sigamos acompañándolos con la oración.
- Por la mañana, a las 10, en la parroquia San Antonio María Claret, fiesta patronal.
- Por la tarde, en el Monasterio de las Salesas, 25 años de profesión religiosa de Sor Margarita María Álvarez. A las 16 hs, canto de II vísperas de domingo. A las 16:45, Santa Misa, presidida por nuestro obispo emérito Mons. Alberto Sanguinetti.
El próximo jueves comienza en Villa Guadalupe el trigésimo cuarto Cursillo de Cristiandad de Mujeres de Canelones, que culminará el domingo 29. Recemos por este grupo, para que viva un profundo encuentro con Jesucristo.
También el domingo 29 la capilla María Auxiliadora de Canelón Chico, parroquia de Progreso, celebrará sus 120 años, con la Misa en acción de gracias a las 11 de la mañana.
Santoral
Lunes 23 - San Juan de Capistrano, presbítero.
Martes 24 - San Antonio María Claret, obispo.
Viernes 27 - San Simón y San Judas, apóstoles.
Sábado 28 - Beata Chiara Luce Badano.
Gracias, amigas y amigos por su atención. Que los bendiga Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
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