miércoles, 22 de diciembre de 2010
Misa de clausura de la Misión en Barrio Abreu, Treinta y Tres
Alumnos de cuarto año del Instituto Juan XXIII, preuniversitario salesiano de Montevideo culminan hoy la misión iniciada la semana pasada en el Oratorio Laura Vicuña, en Barrio Abreu, Treinta y Tres.
El Oratorio, animado por la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora de la ciudad está enclavado en una zona de la ciudad que se ha ido poblando rápidamente, con muchas carencias.
Mons. Heriberto, acompañado por el sacerdote responsable del grupo misionero, el P. Francisco Lezama SDB, celebró hoy la Eucaristía con los jóvenes.
A partir del Evangelio de hoy, el Cántico de María, el obispo invitó a los jóvenes a manifestar sus propios motivos de alabanza, a partir de la presencia y acción salvadora de Dios que hubieran percibido en estos días.
Los jóvenes brindaron un nutrido testimonio, donde expresaron la conciencia de los cambios que fueron viviendo a lo largo de los días. El encuentro con los niños y sus familias fue un gran impacto para los jóvenes montevideanos que descubrieron un mundo, por una parte, desprovisto de muchos bienes materiales y recursos con los que ellos cuentan y, sin embargo, ricos en una manera de relacionarse cercana, abierta, solidaria.
Resumiendo los testimonios escuchados, el obispo les manifestó que, cuando se vive una experiencia como la de ellos (para muchos la primera misión, más aún, la primera salida al interior) uno se replantea su relación con las cosas, con los demás, con Dios y consigo mismo. Así, muchos jóvenes hablaron de la manera diferente en que ahora veían las cosas que tenían o deseaba y su relativa importancia. Se sorprendieron de oir contar, con toda confianza hacia ellos, duras historias de vida. Los diferentes momentos compartidos fueron afianzando al grupo en un conocimiento mutuo y una amistad más profunda. La celebración de la Eucaristía y aún el rezo del Padrenuestro adquirieron otra significación. "María dice: 'mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador'; fíjense que ella no está hablando 'de la boca para afuera', como decimos a veces, sino que está hablando, cantando, desde lo más hondo de su ser. Uds. se llevan ahora muchas cosas en su corazón. Al regreso, se reencontrarán con su mundo, y mucho de esto se irá decantando. ¡Qué bueno que Uds. sigan recordando y pensando en todo lo que han vivido, que se dejen interpelar por todas estas personas que han encontrado y estos acontecimientos que han compartido, de modo que también Uds. puedan encontrar su propio canto de alabanza, desde lo más hondo de su corazón!" concluyó el Obispo.
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