Semana del 15 al 22
Este tiempo por aquí ha sido realmente muy fructífero, desde el conocer a mucha gente muy buena que nos quiere ayudar, hasta también los resultados de las colectas y beneficios que se hicieron por la Fazenda de Uruguay.
En fin, siempre hay que ser agradecidos con Dios, con la vida, pero hoy siento en mi corazón la necesidad de agradecer mucho todo esto.
Una de las experiencias más lindas que he vivido como católico es sentir en mi vida, en el día a día, el ser familia; de estar aquí o allá, no importa dónde, ni cuándo, ni cómo: estamos en familia si Jesús está en medio nuestro. Lo he vivido siempre en mi Parroquia, en la Fazenda, aquí en este viaje, con mis sobrinos que veo poco por cierto, en mi Diócesis, con mis compañeros sacerdotes, con el Obispo, con el Papa, en fin, siempre - repito - que Jesús esté en medio de nosotros, el espíritu de familia se siente y se vive.
Esta experiencia me llena de paz y fuerza para, más allá de mis pecados, limitaciones, inteligencia, etc., seguir viviendo confiadamente mi fe, mi vocación, el deseo mas profundo de servir a la Iglesia amándola y defendiendo la vida y la dignidad de todo ser humano.
En toda etapa de nuestra vida es muy importante permanecer alertas y atentos a lo que Dios nos quiere hablar con los signos de los tiempos que se nos van presentando. Personalmente creo que cada día es un desafío para descubrir su presencia y el misterio de Jesús en el hermano, en los sacramentos, caminando a nuestro lado. Descubrirlo, reconocerlo, y decirle “te amo Señor y quiero seguirte y ayudarte en donde Tú me envíes, a los que Tú quieres más, a donde sea necesario”.
Y como toda gracia, viene acompañada de la cruz. Tenemos que aprender a descubrir en cada cruz una gracia, y en cada gracia la cruz que acompaña… “no hay amor verdadero sin su cuota de dolor” decía San Alberto Hurtado, sacerdote chileno. Pues bien, es fácil decirlo, pero cada día uno tiene que hacer esta elección: amar y abrazar a ese Jesús Abandonado que se acerca a nuestra vida.
Con amor, con voluntad, con paciencia, con humildad, con confianza, con deseo de siempre hacer la voluntad del Padre, que siempre nos dará las fuerzas, la inteligencia y todo lo que precisemos para poder decirle “SI”… que el Señor creador de todo, principio y fin de todo, nos conceda la gracia de seguir siempre firmes y unidos en esta gran FAMILIA que formamos en la Iglesia. AMEN.
Seguimos unidos en la oración.
Gabriel
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