viernes, 28 de julio de 2023

“El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo” (Mateo 13,44-52). XVII Domingo durante el año.

El tesoro de las Masilotti es una misteriosa historia que vuelve cada cierto tiempo a la memoria de los uruguayos, en especial de los montevideanos. En la década de los años 50, dos hermanas italianas llegaron a Montevideo con planos de la ubicación de un gran tesoro supuestamente enterrado en el Cementerio Central. Se generó una gran expectativa en la sociedad. El gobierno autorizó las excavaciones. Se reunieron multitudes de curiosos… pero no se encontró nada. 

El hallazgo de un tesoro no deja de ser el sueño de muchas personas y ése es el punto de partida de dos de las parábolas que nos cuenta Jesús y que leemos este domingo.

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró. (Mateo 13,44-52)

La primera parábola menciona un tesoro; la segunda, una perla enormemente valiosa, que es también un tesoro. Sin embargo, notemos como llega cada uno de los hombres a encontrar esos bienes. El hombre que trabajaba en el campo lo encontró inesperadamente, sin buscarlo; el negociante, en cambio, lo halló en medio de su búsqueda de perlas finas.

El primer hallazgo es pura gracia: el sorprendente encuentro con un bien enorme.

El segundo no deja de ser también una gracia, porque aunque una persona se dedique intensamente a buscar, como lo hacía aquel negociante, no siempre llega a encontrar algo realmente bueno, algo de valor excepcional. Sin embargo, si no hubiera hecho el esfuerzo de la búsqueda, posiblemente no lo habría encontrado.

El valor enorme, tanto en el caso del tesoro como en el de la perla, hace que cada uno de los dos hombres renuncie a todo lo que ha conseguido hasta el momento y lo venda, para poder adquirir ese nuevo y valioso bien con que se ha hallado.

La primera parábola identifica el Reino con el tesoro mismo: “El reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo”. 

En cambio, la segunda pone el acento sobre la actitud del hombre: “El Reino de los Cielos se parece a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas”. La búsqueda, la no conformidad con lo conocido y confortable, así como la apertura a lo nuevo, parecen acercar el hombre al Reino. Recordemos a aquel escriba al que Jesús le dijo “no estás lejos del Reino de Dios” (Marcos 10,28-34) porque aquel estudioso de la Ley, recogiendo las palabras de Jesús, había señalado que amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a sí mismo “vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús dijo eso, “no estás lejos del Reino”, porque el escriba se mostró sabio.

En la primera lectura de este domingo escuchamos la oración del rey Salomón que pide el don de la sabiduría. Eso nos da una clave para interpretar cuál es el tesoro que debemos buscar, cuál es el tesoro que han encontrado los hombres de estas parábolas. 

Se trata del Reino de los Cielos, del Reino de Dios como sabiduría, que podemos encontrar reflejada en las bienaventuranzas o en esta breve síntesis de san Pablo:

El Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida, 
sino de justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14,17).

San Pablo es, precisamente, alguien a quien podemos comparar con los hombres de la parábola. Como fariseo convencido, observante de la Ley hasta el fanatismo, para Pablo la Torá, es decir, la Ley, era el tesoro del que venía la salvación. Sin embargo, al encontrar a Cristo, su perspectiva cambió radicalmente:

“Todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo.
Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo.” (Filipenses 3,7-8)

Así fue que Pablo dejó todo aquello en lo que hasta entonces había puesto su seguridad, para abrazarse a Cristo. Muchos pensaron que estaba loco (pero recordemos que también hubo quienes pensaron lo mismo de Jesús). Los que habían conocido a Pablo como fariseo escrupuloso no entendían ese cambio. También se mostró desconcertado el procurador romano Festo, que después de escuchar a Pablo en un juicio, le dijo:

«Estás loco, Pablo; tu excesivo estudio te ha hecho perder la cabeza» (Hechos 26,24) 

Pero Pablo, en realidad, había encontrado el tesoro por el cual valió la pena dejarlo todo. No se trataba de una gran idea, ni de un conjunto de normas, sino de una persona, Jesucristo:

“… un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos,
pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados …” (1 Corintios 1,23-24)

Jesús nos dice:

Allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón. (Lucas 12,34)

Que esté siempre Jesús en nuestros corazones; que siempre lo encontremos en medio de nosotros, cuando nos reunimos en su nombre y jamás permita que nos separemos de Él ni de su Iglesia.

Noticias

  • La Pastoral Juvenil de Canelones viene realizando talleres de formación para jóvenes, animadores y todo agente de pastoral que quiera acercarse al mundo juvenil. El próximo será el 12 de agosto en la parroquia de Sauce.
  • Esta tarde tendremos la ordenación sacerdotal de Néstor Rosano, quien celebrará su primera Misa, mañana, lunes 31, a las 18 horas, en la catedral de Canelones.
  • El martes primero comienza la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, en la que estarán participando unos 18 jóvenes de nuestra diócesis y el asesor de Pastoral Juvenil, P. Marcelo.
  • El sábado 5 y domingo 6 se realizará en La Floresta el campamento de adolescentes organizado por la PAC (Pastoral de Adolescentes Canaria), bajo el lema “Fiesta de la luz”.

Santos de la semana

En esta semana recordamos:

  • El Lunes 31, a San Ignacio de Loyola
  • El Martes primero, a San Alfonso Ma. de Ligorio, fundador de los Redentoristas y patrono de la capilla del km 28 de ruta 8, en Barros Blancos.
  • El Miércoles 2, Santa María de los Ángeles, patrona de la parroquia de San José de Carrasco
  • El Viernes 4, San Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes.

Y esto es todo por hoy, amigas y amigos. Gracias por su atención. Que los bendiga Dios todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

 

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