miércoles, 16 de diciembre de 2009

Desde Medellín

Mons. Heriberto Bodeant, desde Medellín

Queridos diocesanos, queridos amigos de este blog:

Ayer por la tarde llegué a Bogotá, Colombia, y hoy de mañana, a las 7 hora local, a las 10 en Uruguay, salimos en auto hacia Medellín.

La distancia no es mucha: 400 km, igual que de Melo a Montevideo, igual también que de Santa Cruz a Cochabamba en Bolivia. Sin embargo, el viaje duró 9 horas. La ruta muy buena, bien asfaltada, pero ruta de montaña al fin, con infinitas curvas, y un intenso tránsito de pesados camiones. Bogotá está a 2.500 m de altura sobre el nivel del mar. Fuimos bajando, cruzamos dos veces el río Magdalena, "largo proyecto de mar" (Nicolas Guillén dixit) y almorzamos en un lugar bajo y por lo mismo muy caluroso, llamado Doradal, ya en el departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín.

Por el camino vimos dos veces arrieros de mulas, un viejo sistema de transporte de carga que, por lo visto, aún sigue siendo necesario. También, ya cerca de Medellín, encontramos la fuerte y visible presencia del Ejército vigilando la ruta en zonas que han tenido fuerte presencia de la guerrilla de las FARC.

Volvimos a subir, y aquí estamos en esta ciudad que está en un plano inclinado, desde los 1.500 a los 1.800 m de altura. No está fresco, pero ya no es el calor agobiante de las zonas bajas.

¿Qué hago aquí, tan lejos de Melo? El próximo sábado, Dios mediante, en la parroquia Nuestra Señora de las Victorias, en el barrio Andalucía La Francia, ordenaré diácono, en camino al sacerdocio, para la diócesis de Melo, al joven Wilson, que ha culminado un año de formación y discernimiento en Melo, después de haber concluido aquí su formación teológica.

También me entrevistaré con otros jóvenes colombianos que están dispuestos a trasladarse a nuestra diócesis, hacer un año de experiencia pastoral en algunas de nuestras parroquias y, si todo resulta bien, puedan ser ordenados sacerdotes para la diócesis de Melo. Espero pronto poder anunciar sus nombres y destinos a toda la comunidad diocesana.

Todo esto se lo debemos a nuestro segundo Obispo emérito, Mons. Luis del Castillo, quien inició estos contactos y gestiones, que han dejado a la diócesis y a su actual obispo muchas puertas abiertas.

Mientras tanto, les pido a todos su oración por estos días tan importantes para la diócesis de Melo y para las vidas de estos jóvenes que abren su corazón frente a nuestra necesidad.

+ Heriberto A. Bodeant
Obispo de Melo

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