Luego de la invocación a los santos con el canto de las letanías, Wilson es ordenado por la imposición de manos del obispo. Recibe luego los ornamentos propios del diácono: la estola cruzada y la dalmática, que le son entregados por su padrino de ordenación, el P. Álvaro, con quien se confunde en un afectuoso abrazo. Saluda también a su obispo y recibe su abrazo.
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