Monumento a Dionisio Díaz
a la entrada de la ciudad de Treinta y Tres,
obra de José Belloni
En la fría mañana del 10 de mayo de 1929, en el pueblo Mendizábal, conocido después como El Oro, departamento de Treinta y Tres, Edelmira Barreto vio pasar cerca de su casa a un niño de nueve años que ella conocía, y que llevaba en sus brazos un bulto.
El niño era Dionisio Díaz, y el bulto era su hermanita Marina, de un año y medio de edad. Dionisio estaba herido, apuñaleado en el vientre, y moriría al otro día a consecuencia de esas heridas. Su hermana Marina vive aún en la ciudad de Treinta y Tres.
La acción de Dionisio, salvando a su hermanita de la muerte, fue convertida en un ejemplo de solidaridad para los niños del Uruguay. La historia fue difundida a través de libros, poemas, cine, teatro popular representado en circos. En cada departamento hay una escuela pública con el nombre de Dionisio Díaz.
80 años después de los hechos, acaban de publicarse dos libros:
- Ser Humano ¿Héroe o Santo? DIONISIO DÍAZ "El Pequeño Héroe del Arroyo El Oro", de Ma. del Carmen Blanco, Luciana Guerra, Lucía Mesa y Ariel Pinho. 344 páginas. Montevideo, Uruguay, agosto 2009.
- Las dos muertes de Dionisio Díaz, de Matías Castro. 174 páginas, Editorial Estuario, Montevideo, Uruguay, noviembre 2009.
Desde la Diócesis de Melo, el Obispo emérito Mons. Roberto Cáceres ha manifestado su interés por la posibilidad de iniciar una causa de canonización de este niño que vivió de forma tan extraordinaria la caridad, cuidando la vida de su hermanita más allá de la suya propia.
El actual Obispo de Melo está dispuesto a estudiar el caso. Más allá de los criterios de la Iglesia para la canonización de niños, es indudable que, 80 años después de su muerte, la acción generosa de Dionisio sigue despertando admiración y devoción, manifestada en Treinta y Tres en la permanente presencia de flores en su tumba y en su monumento, así como de varias pequeñas plaquetas de agradecimiento por su presunta intercesión.
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