jueves, 12 de agosto de 2010

Calendario y secularización en el Uruguay

Un libro del P. Daniel Sturla SDB
"¿Santa o de Turismo?
Calendario y secularización en el Uruguay"

El 23 de octubre de 1919 el Consejo Nacional de Administración, una de las dos ramas del Poder Ejecutivo surgido de la Constitución que había entrado en vigencia en el Uruguay el 1º de marzo de ese año, promulgó la ley de feriados que había sido previamente aprobada por ambas Cámaras Legislativas. Mediante esta ley se secularizaron las fiestas religiosas que se celebraban en nuestro país hasta entonces. Pero, en una solución muy "uruguaya", quedaron las mismas fechas cambiando su denominación".
Así comienza el libro del P. Sturla, recordando como en el Uruguay la Semana Santa pasó a ser "Semana de Turismo", la más exitosa de una serie de nominaciones que cambió (en la ley, pero no siempre en el uso popular) la fiesta de la Inmaculada por el "dia de las playas", la Navidad por el "día de las familias", la Epifanía por el "día de los niños".
Por otra parte, nos hace ver el autor que, en ese mismo 1919:
La Iglesia se encontraba inmersa en la novedad de los primeros nombramientos episcopales sin intervención del Estado.
Comenzaba para la Iglesia una nueva etapa. Etapa de mucha vida "ad intra" pero de cierta exclusión (o autoexclusión) de la vida pública uruguaya.

El P. Daniel Sturla es actualmente el Inspector Salesiano en el Uruguay. El libro que acaba de publicar tiene su origen en su "tesis" para la Licenciatura en Teología que obtuvo en la Facultad de Teología del Uruguay Mons. Mariano Soler.
Con los auspicios de la Facultad de Teología y del Instituto Superior Salesiano (ISS), el libro fue presentado hoy en el Instituto Juan XXIII, sede del ISS.

La apertura de la velada estuvo a cargo de Mons. Nicolás Cotugno, Arzobispo de Montevideo y Gran Canciller de la Facultad de Teología del Uruguay y del P. Marcelo Fontona, director del Instituto Superior Salesiano.

El Arzobispo recordó una de sus primeras manifestaciones al asumir la conducción de la arquidiócesis: "¡Nos han robado la Semana Santa! ¡Pido que nos la devuelvan!". Doce años más tarde, tras la lectura de este libro, reafirma esas palabras, ahora con el respaldo de una prolija y fundada investigación.

El P. Fontona, por su parte, como dueño de casa, presentó el ISS y sus objetivos, sus actuales propuestas y sus proyectos, orientados todos a la formación de agentes pastorales en los campos de la educación, la evangelización, la Pastoral Juvenil, la educación social, algunos de ellos proyectados en colaboración con la Universidad Católica del Uruguay.

Con mucha vehemencia y sólida argumentación, la primera expositora, Dra. Carmen Asiaín, removió la a veces demasiado condescendiente o aún dormida conciencia de los católicos uruguayos, mostrándonos la invasión del Estado de tiempos que para muchos nos son sagrados, vaciándolos de su significado religioso y pretendiendo sustituirlos con otros contenidos.

Asiaín argumenta con fuerza al recordar porqué el terrorismo de Estado es juzgado más duramente que el realizado por particulares. Esa actividad realizada por el Estado es escandalosa, precisamente porque el Estado es el garante de los derechos, el guardián del interés general. El Estado uruguayo ha incurrido en una flagrante violación de derechos expresados también en tratados que ha ratificado. La ley de 1919 podría considerarse derogada, por contradecir tratados firmados a partir de 1948. Sin embargo, en 1979 el gobierno de facto aprobó una ley de feriados, que no fue declarada nula ni derogada en 1985 cuando se restableció la democracia, por lo que continúa vigente. Los católicos uruguayos, concluye Asiaín, deberíamos reclamar el respeto a nuestros días sagrados, de la misma forma que ocurre en otros países, incluso con religiones no cristianas, y demandar al Estado, si fuera preciso.

El Profesor Lincoln R. Maiztegui Casas manifestó su admiración por un libro "espléndidamente escrito". Al mismo tiempo, un libro complejo: cuestiona lo que significa el calendario como hecho decisivo en la vida de las comunidades. Se ha dicho que el Uruguay no es un país religioso. Sin embargo, el esfuerzo realizado desde el Estado para borrar las manifestaciones religiosas nos hace pensar lo contrario. Sin embargo, el proyecto estatal prosperó. Se llegó así a un acuerdo, a un respeto mutuo, pero eso encerraba a los católicos en un ghetto. La Iglesia estaba renunciando a su razón de ser: la Evangelización. En Uruguay no hubo una verdadera laicidad. La laicidad es la neutralidad del Estado ante los conflictos religiosos. Aquí se fue más allá: se pretendió desterrar a Dios, llegando a veces hasta extremos ridículos.

Finalmente, el autor agradeció la presencia de los Obispos (Mons. Cotugno, Mons. Sanguinetti, Mons. Bodeant) del Rector de la Facultad de Teología, P. Antonio Bonzani y de la numerosa concurrencia que siguió con interés las palabras de los expositores.

No hay comentarios: