lunes, 16 de agosto de 2010

El Consejo Parroquial de Río Branco evaluó la Misión

La convivencia luego de la Misa en la Capilla "Mártires Latinoamericanos"
  • Todo lo que se vivió fue profundo, y ha sido gratificante para todos.
  • Los misioneros fueron abiertos, simpáticos, pudimos conocer gran territorio de la parroquia.
  • A pesar de que no hablan el mismo idioma, y de que son jóvenes que se estaba conociendo, lograron unirse y nos mostraron que la iglesia cuenta con gente joven.
  • Los misioneros pudieron ver una iglesia distinta a la europea.
  • No fue una misión tradicional en la que solo se hacían visitas, esta ha sido distinta, se ha compartido de diversa manera con la gente.
  • Para Nacho debe de haber sido muy cansador.
  • La misión no había sido rigurosamente programada; fue libre y espontánea pero todo salió bien y fue lindo.
  • Los misioneros nos contaron como es la iglesia en Italia, y su participación en ella.
  • Regalo de Dios fue la misión para muchas familias.
  • Todo fue aconteciendo naturalmente y se vivió intensamente. Nos encantó la participación en italiano de las celebraciones.
  • A todos se nos cumplió algo con la venida de los misioneros.
  • Nos alegramos de que a ellos les haya gustado nuestra acogida, nuestra apertura porque ellos se sintieron libres.
  • Les gustó nuestra forma de recibir y compartir, incluso ver al obispo entre nosotros, cantando y tocando la guitarra; esto fue muy bonito.
  • De la misión nos queda la unión, la hermandad, que tuvieron todos los misioneros. La acogida de ellos a nosotros y nosotros a ellos.
  • Le ha hecho bien a la comunidad, por un tiempito salimos de lo común, de lo cotidiano. Nos gustaron mucho los encuentros.
  • Su presencia fue como la de la selección uruguaya: nos unieron.
  • Nos queda la celebración en la capilla Mártires Latinoamericanos, a la que asistió gente de distintos lugares: italianos, catalanes, uruguayos; en esa pequeña comunidad, creo que el espíritu del padre Miguel estuvo presente.
¿Que más nos queda de la misión?
Para ellos fue una dura experiencia. Por lo que nos contaron, allá tienen mucha riqueza material, y aquí encontraron riqueza fraternal la cual es menos vista en su país.
Aquí en la parroquia cada persona dio lo más que pudo de sí, en la cocina, en la imprenta, en la liturgia, en la acogida, en la visita. Con la venida de los misioneros no se creó nada nuevo, sino que su presencia hizo que profundizáramos en lo que ya teníamos.

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