jueves, 5 de agosto de 2010

La pertenencia a una comunidad concreta es una dimensión constitutiva del cristiano

Reunión de Vicarios Pastorales en la CEU
La dimensión comunitaria de la fe fue el principal tema abordado por la reunión de los Vicarios Pastorales de las diócesis del Uruguay realizada hoy en la nueva sede de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU).
Efectivamente, ya las Orientaciones Pastorales de la CEU establecidas para el quinquenio 2008-2013 señalan como uno de los grandes desafíos a la acción evangelizadora la "fragmentación de los espacios sociales y humanos", entendiendo por esto "disgregación del tejido social, confrontación sistemática de los grupos y sectores de la sociedad; el vivir para satisfacer los intereses y deseos propios o de grupos (corporativismo); despersonalización e irreligiosidad". Estos aspectos visualizados en el campo social no se percibieron como ajenos a la propia realidad interna de la Iglesia, puesto que se señala que "también nosotros, como Iglesia, nos vemos afectados por la pérdida del sentido comunitario, compartimentación pastoral, clericalismo, deterioro de la comunión y la participación; significativo número de 'cristianos sin Iglesia'."
En ese sentido, los vicarios señalaron la importancia de buscar los medios para fortalecer las propuestas que permitan una vivencia comunitaria de la fe. Se trata de revitalizar, o aún, de volver a proponer, en forma renovada, las pequeñas comunidades, las comunidades eclesiales de base, los grupos de lectura orante de la Biblia, en fin, las diversas expresiones de vida comunitaria que pueden hacer de la parroquia "comunidad de comunidades".
Los animadores de la vida pastoral de las distintas diócesis recordaron los espacios de comunión de los discípulos misioneros (es decir, de los cristianos) propuestos por la Conferencia de Aparecida: las diócesis, las parroquias, las comunidades eclesiales de base y pequeñas comunidades, y decidieron preparar un subsidio que contribuya a una adecuada reflexión sobre el tema, destinado a sacerdotes, religiosas y agentes pastorales.
Aparecida
La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comunión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales individualistas, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión” . Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa. (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Aparecida, 2007, Nº 156)

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