jueves, 2 de junio de 2011

Encuentro de Diócesis de Frontera - Mensaje Final


En un clima de reflexión y celebración de nuestra fe, hemos participado laicas y laicos, religiosas y religiosos, diáconos, sacerdotes y obispos de 14 diócesis en Argentina, Brasil y Uruguay, convocados alrededor del siguiente objetivo:

“Los vecinos se encuentran
para compartir, reflexionar y celebrar
la compasión de Jesús
y asumir el desafío
ante un número creciente
de jóvenes deteriorados
por la adicción a las drogas”

Nuestro camino cuenta diecinueve años de historia compartida en la frontera como oportunidad; somos quienes somos de un lado o del otro; nos enriquece poder reconocernos mutuamente en diversos idiomas, colores, perspectivas, acentos, relatos, experiencias, ideas y sentimientos.

Este año nos hemos expuesto delante de una realidad; conocemos muy de cerca la situación de tantos hermanas y hermanos nuestros, especialmente jóvenes y familias, que sufren el flagelo y las consecuencias de diversas adicciones.

El intercambio se enriqueció con el aporte de expertos que nos presentaron aristas de esta problemática desde el punto de vista médico, sicológico, social y pastoral. También escuchamos testimonios de diferentes caminos de rehabilitación: “Amor Exigente”, “Fazenda de la Esperanza”, "Proyecto Renacer", “Un Día nuevo” y “Hogar Goshen” y la palabra de la Directora Departamental de Salud de Rivera y del obispo responsable de la Comisión sobre Drogodependencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).

Iluminados por la compasión de Jesús y en la senda señalada por los Obispos de América Latina en Aparecida 2007 donde manifiestan la necesidad de una lucha frontal contra el consumo y tráfico de drogas, llaman a la responsabilidad de los estados y de la sociedad civil y alientan a las comunidades a una presencia activa; un camino de rico diálogo y comunicación en los grupos nos permite reafirmar varias claves que nos guían en nuestras comunidades.

1. La necesidad de enfrentarnos con la verdad, asumiendo una realidad dolorosa, frecuentemente negada en la vida personal, familiar, institucional.

2. Toda adicción es esclavitud, destruye vínculos, impide compromisos estables. Todo se derrumba.

3. Cada persona es única e irreemplazable, capaz de amar y digna de ser amada, para la que Dios tiene un proyecto intransferible.

4. La liberación profunda y auténtica acontece en el alma, tocada por el Espíritu y que se irradia en el cuerpo y en la convivencia.

5. Los caminos de prevención y rehabilitación necesitan de una familia que recupere su rol y sea un espacio de afectos autenticos y exigentes, capaces de desarrollar a sus miembros.

6. En orden a una prevención y rehabilitación más eficaces, necesitamos integrar mejor los distintos sectores de la sociedad, como educación, sistemas de salud, legislación, comunidades terapéuticas y la voz de las familias.



En la frontera Rivera-Livramento
Uruguay-Brasil, a los 2 días del mes de Junio de 2011,

90 Participantes de las Diócesis de:
Concordia, Gualeguaychú, Posadas, Goya, en Argentina.
Bagé, Foz do Iguaçú, Frederico Westphalen, Chapecó, Santo Ângelo y Uruguaiana, en Brasil.
Melo, Salto, Tacuarembó y Maldonado en Uruguay.

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