martes, 8 de marzo de 2022

"Dios es Padre, más aún, es madre". Un recuerdo de Juan Pablo Primero, en tiempos de convulsión mundial.

Misa ofrecida por la Legión de María,
en el Día Internacional de la Mujer

Homilía

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Este 8 de marzo, día internacional de la mujer, la Legión de María, como lo ha hecho en otros años, ha invitado a la comunidad a participar en la Eucaristía.
Nos reunimos pues, para escuchar la Palabra de Dios que ilumina nuestra vida. Para orar juntos por las necesidades de la Iglesia y del mundo y para recibir a Jesús, Pan de Vida, que alimenta nuestro amor.

El evangelio nos presenta al Señor enseñando la oración que nos identifica a sus discípulos: el Padre Nuestro.
Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, se dirige a Dios desde una profunda intimidad, llamándolo Padre.

Y en esa unión íntima con su Padre quiere incluirnos a nosotros y por eso nos enseña a llamar a Dios “Padre nuestro”: No dice: “mi padre” o “padre mío”, sino “Padre nuestro”. De esa forma, al rezar como Jesús nos enseñó, aunque lo hagamos en soledad, podamos sentirnos unidos a todos los hermanos y hermanas que comparten nuestra fe.
De esta y de muchas otras formas, Jesús fue revelando a sus discípulos el rostro del Padre: el rostro de la Misericordia, reflejado en su Hijo.

Sin embargo, cuando vemos, una vez más, a la humanidad sufrir y angustiarse ante las convulsiones de la guerra, puede ocurrir que, por momentos, dudemos de la presencia y la cercanía del Padre, dudemos de su misericordia.
Vale la pena recordar la reflexión de un Papa -después diré cuál- un Papa del siglo XX, que hacía referencia a una de las tantas conversaciones de paz entre países en guerra. En ese momento estaban reunidos los primeros mandatarios de tres países: Estados Unidos, Israel y un importante país árabe.

Frente a la duda sobre la presencia de Dios, el Papa recordó enseñanzas de cada una de las tres religiones a las que podían referirse aquellos gobernantes.

Del mundo musulmán, una imagen de la mirada y la memoria de Dios: «en una noche negra, hay una piedra negra y sobre la piedra, una hormiga insignificante; pero Dios la ve, Dios no la olvida».
Del mundo cristiano, las palabras del Evangelio: «Llamen y se les abrirá, pidan y se les dará. Ni un cabello de su cabeza caerá sin la voluntad de su Padre que está en los cielos»
Del mundo hebreo, una enseñanza del Antiguo Testamento. En momentos difíciles, recuerda el papa, el pueblo “se dirigió al Señor lamentándose y diciendo: «Nos has abandonado, nos has olvidado». «No», respondió Dios, por medio del profeta Isaías: «¿Puede acaso una madre olvidar a su hijo? Pero si sucediera esto, Dios jamás olvidará a su pueblo».” (1)
Los seres humanos, continuó diciendo el papa “somos objeto de un amor sin fin de parte de Dios. Sabemos que Dios tiene los ojos fijos en nosotros siempre, también cuando nos parece que es de noche.” Y agregó el Santo Padre: “Dios es Padre, más aún, es madre. No quiere nuestro mal; sólo quiere hacernos bien, a todos. Y los hijos, si están enfermos, tienen más motivo para que la madre los ame. Igualmente nosotros, si acaso estamos enfermos de maldad o fuera de camino, tenemos un título más para ser amados por el Señor.”

Era el 10 de septiembre de 1978. El Papa era Albino Luciani, quien al ser elegido tomó el nombre de Juan Pablo, en recuerdo de sus dos predecesores.
Con el corazón lleno de esperanza, aquel Juan Pablo, el primero, invitó a los fieles a rezar por la paz, a rezar a un Dios que es Padre y Madre.

Hoy, Francisco nos dice, en esta Cuaresma, que “no nos cansemos de hacer el bien”; no nos cansemos de rezar, pero no nos cansemos tampoco de hacer gestos concretos de amor, de hacer el bien a nuestros hermanos. La guerra entre Rusia y Ucrania es a la vez, lejana y cercana. Los medios de comunicación nos la acercan y la colocan en primer plano, pero sigue estando a miles de kilómetros. Mientras tanto, más cerca o más lejos, hay otras guerras de las que nadie habla, muchas veces entre pueblos pobres y marginales que no pesan en la economía mundial; pero, allí también, hay hermanos y hermanas que sufren. Son la hormiga negra sobre la piedra negra que, en medio de la noche, solo Dios ve y recuerda.

Pero no tenemos que irnos muy lejos… alrededor de nosotros sigue habiendo mucho dolor silencioso. Hoy, por ser este día 8 de marzo, podemos pensar especialmente en el sufrimiento de muchas mujeres: niñas, jóvenes, adultas, ancianas, víctimas de injusticias y violencias, en situaciones difíciles, en soledad y desvalimiento… Pero recordemos que no son solo mujeres quienes sufren situaciones como ésas.

No podemos resolver todos los problemas, no podemos hacernos cargo de todos los dolores del mundo. Pienso en la Misión de la Legión de María, misión de servicio en la caridad, pero que es también misión de todo cristiano: habrá una situación, o más de una, en la que, con la ayuda de la Santísima Virgen, podremos ser el ojo de Dios que ve en la noche, el rostro de la misericordia del Padre y su mano paterna y materna que llega para consolar y sanar. Que así sea.

+ Heriberto

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(1) Juan Pablo I, Ángelus, 10 de septiembre de 1978. Los mandatarios eran el presidente Jimmy Carter, el presidente de Egipto Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menájem Beguín. Sus negociaciones concluyeron en los acuerdos de Camp David que terminaron las hostilidades entre Israel y Egipto, aunque dejaron otras situaciones sin resolver, al menos de forma adecuada, que traerían posteriormente otros conflictos.


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