"¡Feliz de ti por haber creído que se te cumplirá lo te fue anunciado de parte del Señor!" (Lc 1,45)
Programa
14:00 - Bienvenida
14:15 - Himno Nacional
14:45 - Misa presidida por el Sr. Nuncio Apostólico en el Uruguay, Mons. Anselmo Guido Pecorari
Concelebrantes: Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo; Mons. Roberto Cáceres, Obispo Emérito de Melo; Fray Hans Stapel OFM, fundador. Obispos presentes, sacerdotes diocesanos y religiosos amigos.
16:00 - Café y testimonios
Testimonio de una persona presente en la inauguración:
Ayer fuimos a la inauguración de la Fazenda da Esperança, en Cerro Chato; hacía un frío imponente, con un viento muy desagradable.
Salimos del colegio a las 8.30 de la mañana en un autobús y en una furgoneta de 13 personas, iban alumnos del colegio, animadores, Anita (la voluntaria italiana que está en el colegio de Montevideo), Silvia (voluntaria uruguaya de Montevideo), Laura, Lara y yo. El camino era de dos horas por una camino de tierra hasta llegar al pueblo, que hace frontera con tres departamentos, por lo que el pueblo tiene tres jefaturas de policía, tres enfermerías,.... y estando en una calle estas en un departamento y si cruzas de acera estás en otro.
Llegamos a Cerro Chato y nos bajamos en la parroquia del pueblo que tenía una sala al lado que fue donde dejamos las mochilas y después almorzamos. Durante la mañana estuvimos dando un paseo por el pueblo y a las 12 comimos todos juntos compartiendo lo que cada uno tenía.
A las 13h volvimos a los autos para ir a la Fazenda. Ésta estaba apartada un poco del pueblo, era una antigua granja abandonada que se le ha cedido; habían reconstruido la casa y plantado por detrás algo para empezar. Tenía unas 53 hectáreas.
Al llegar nos encontramos con los ex drogadictos que vinieron al colegio para invitarnos a la inauguración, charlamos con ellos, bebimos mate y café,.... ( al aire libre, que fríooooo). También se podía subir a la casa a ver las instalaciones, conversamos,...
La inauguración en sí comenzó a las 14h, el fundador contó cómo empezó la fazenda: los chicos que se drogaban en la esquina eran temidos por todos, un día Nelson decidió acercarse a uno de ellos para que le ayudara a hacer una pulsera; durante varios días hablaron, hasta que un día, el drogadicto lo llevo a su casa y estuvieron hablando toda la tarde. Cuando Nelson se iba para su casa, el drogadicto le abrazó y le dijo que era la primera vez que sentía que tenía un amigo. A partir de ahí, les presentó a los demás drogadictos. Un día, uno de ellos le dijo que no quería seguir con esa vida, que por favor lo ayudase; Nelson lo llevó al sacerdote de la parroquia, Fray Hans, que comenzó a hablar con ellos. Necesitaban un hogar y una persona que lo acompañase durante todo el día para evitar las drogas, y como los padres de Nelson habían ido a África, lo metió en su casa. Este chico se lo contó a los demás que quisieron seguir sus pasos. Pronto alquilaron una casa y se pusieron a trabajar en lo que podían compartiéndolo todo. Esto hace 25 años que comenzó en Brasil y la fazenda Uruguaya es la número 62.
Los diferentes ex drogadictos que habían trabajado en la fazenda contaron sus experiencias, muy duras, algunos por la vida que llevaron y otros por lo jóvenes. Había chicos brasileños, un alemán, argentinos,....
Hablaron y apoyaron también las autoridades: obispo, intendentes... Tras esto escuchamos el himno uruguayo y aprendimos el himno de la fazenda, que como es brasilero tiene un ritmo muy bueno y es pegadizo, lo malo que es en portugués.
Ese mismo día ingresaban los dos primeros drogadictos uruguayos que pudimos hablar también con ello. Había sitio para 16 chicos y construirían otra casa para otros 16. Las fazendas masculinas y femeninas están separadas, ni siquiera en el mismo pueblo.
Todos nos contaban que los tres primeros meses son los peores: abstinencia, no se puede ni fumar ni beber nada de alcohol, el cambio es radical, no se pueden comunicar con el exterior ni con su familia, ni la tele, ni la prensa,.... Lo único que pueden con el exterior es escribir cartas. La recuperación es una experiencia de un año en la fazenda, después tienen un seguimiento.Ello están acompañados las 24h por los coordinadores, dentro de la fazenda, y hay una responsable, además, que hace de director. La mayoría de los coordinadores ya han pasado por eso, por eso saben qué hacer en cada momento, además de la formación. Pueden abandonar en el momento en que la persona quiera. Y para ingresar no tienes por que ser creyente solo respetar en silencio los momentos de oración.
Tras conocer un poco y hablar con ellos, volvimos a la parroquia donde tuvimos una misa todos juntos por los muchachos que ingresaban en la fazenda. Después regresamos para Treinta y Tres.
Flavia Cordero(*)
* Flavia es española y vivió una experiencia de voluntariado en Uruguay, de la que comparte algo en su blog "Una vida en Uruguay"
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