viernes, 2 de julio de 2010

Desde Alemania (1)

Agotador viaje, calurosa jornada 
y alegría celeste entre alemanes
Aún emocionados por el electrizante final del partido que colocó a Uruguay entre los cuatro mejores del mundo, 40 años después del cuarto puesto alcanzado en México 70, ha culminado esta jornada y primera etapa de nuestro viaje por Alemania.
Con Álvaro, el ecónomo diocesano, con quien tenemos un intenso programa de visitas en Alemania e Italia y con mi hermana Tina, que viene a Alemania a ver a su hijo, salimos de Montevideo en PLUNA el miércoles 30 por la mañana rumbo a Aeroparque en Buenos Aires, para trasladarnos en un remise hasta Ezeiza y allí tomar un vuelo a Madrid, para luego continuar a Frankfurt, para luego tomar un tren hasta Kôln (Colonia), primera etapa de nuestro viaje.
Llegamos ayer jueves, encontrándonos con uno de los más calurosos veranos que ha tenido Alemania. Nada a lo que no estemos acostumbrados los uruguayos, pero completamente inusual aquí, donde nadie tiene ventilador.
Roland, el hijo de Tina nos esperaba en la estación. Ambos nos dejaron en el Seminario de Colonia, nuestro lugar de alojamiento, y allì pudimos cenar, reparar nuestras fuerzas y tratar de superar el jet lag (la diferencia de 5 horas entre un continente y otro pesa).
Hoy nos levantamos bien descansados y con buen ánimo.

A las diez de la mañana tuvimos nuestra primera entrevista, en el Arzobispado de Colonia, con la Sra. Silvia Rosa, una brasileña responsable de los proyectos de ayuda a América Latina. Allí cumplimos algunos trámites de la Conferencia Episcopal y de la Diócesis de Melo, y mantuvimos una larga conversación con Rosa, que recibe y procesa anualmente unos 600 proyectos provenientes de toda América Latina y de algunos países de África.
Nuestro almuerzo fue en un restaurante turco, donde comimos un sandwich que es la especialidad de la casa, y nos tomamos un tren a Aachen.
En Aachen visitamos la sede de Kindermissionwerk, un organismo de la Iglesia alemana dedicado a ayudar a obras de la Iglesia en relación con niños. Allí nos atendió el Sr. Manuel Tristao, un hombre de tres mundos: nacido en Angola, de padre portugués y madre brasileña, actualmente responsable de América Latina dentro de la institución. Tristao nos animó a presentar más proyectos de Uruguay. Una de las formas de recaudación de fondos de Kindermissionwerk es a través de los niños, que cantan villancicos y piden una colaboración. En la casa donde cantaron dejan escrito con tiza el año y las letras C+M+B, que podrían interpretarse como las iniciales de los nombres de los Reyes Magos (en alemán) pero que en realidad significan "Christus mansionem benedicat" ("Cristo bendiga esta casa" en latín).


Desde Aachen nos fuimos a Mônchengladbach, donde vive Roland y allí miramos el partido con una familia germano uruguaya, toda una hinchada para Uruguay. Mañana los acompañaremos para ver Alemania - Argentina...
Y ahora, en casa de Roland, estamos por intentar descansar después de tantas emociones...
+ Heriberto

1 comentario:

molesme dijo...

SALUDOS AL ECONOMO... ¡¡¡¡CÓMO TRABAJA¡¡¡ UN ABRAZO.


P. ROBERTO