sábado, 10 de abril de 2010










Ecos del
Fórum Internacional
de Jóvenes de Roma:
"Aprender a Amar"

En la semana previa a Semana Santa, se realizó en Roma un Fórum Internacional de Jóvenes con el tema "Aprender a Amar". Dos jóvenes uruguayos, Mariana Cabana de la Diócesis de Minas y Diego de Izaguirre de la Diócesis de Florida participaron en él mismo. El Foro culminó con la participación de todos los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra el Domingo de Ramos en Roma, cuando no se hace una concentración internacional, como ocurrirá el año próximo en Madrid.
Este es el resumen preparado por Mariana y Federico compartiendo esta rica experiencia:

En este encuentro tuvimos momentos de formación, de debate, de oración, de adoración, y en todos esos momentos pudimos conocer jóvenes de otros países con sus realidades y costumbres. Limitados un poco por el idioma, aunque esto no fue un obstáculo para comunicarnos con personas de otros continentes. Fue una gran experiencia en el sentido religioso y en el cultural.
Pudimos vivir en carne propia la universalidad de la Iglesia, fue asombroso poder seguir y vivir cada momento de las celebraciones Eucarísticas, aunque el celebrante hablara en inglés, francés o italiano. Las diferentes culturas enriquecieron mucho algunos momentos, por ejemplo, el ofertorio de una misa que hicieron los africanos fue espectacular. En el momento de adoración pudimos apreciar las diferentes maneras de adorar según el continente. Fue algo muy profundo y emotivo cuando compartimos la adoración con algunos italianos y africanos. Ellos estaban adorando en silencio y nosotros (los latinos) oramos en voz alta e hicimos cantos, y ellos empezaron a unirse a nosotros. Terminamos cantando pescador de hombres, cada uno en su idioma, todos abrazados frente al Santísimo, fue un momento de fraternidad y unidad que de recordarlo nomás me emociona.

En el foro hicimos un proceso en el tema “Aprender a amar”, yendo desde lo más general a lo particular. Partimos de la visión cristiana del amor (la vocación al amor), luego el amor como elección de vida, vocaciones (vida consagrada y matrimonio), luego la sexualidad según el diseño de Dios y culminamos con nociones para la preparación al matrimonio cristiano. Además en cada tema contrastamos la propuesta de la Iglesia con la realidad actual, encontrando puntos de encuentro y otros con distancias muy grandes y cada vez mayores.

El cardenal Carlo Caffarra comenzó su conferencia “Creados para amar. La verdad y la belleza del amor”, preguntando ¿Qué es el amor? Y afirmó: “es la conducta de Dios y hacia el hombre”. Y agregó también que cuando hablamos de amor no hablamos de una experiencia humana, sino de algo Divino. ¿Y el hombre puede descubrir este amor? Si, hay un único camino, experimentarlo, vivirlo. Fuimos creados para amar, y por lo tanto, somos llamados a vivir en el amor, a tomar el amor como un estilo de vida: “ámense unos a otros como yo los he amado”. ¿Porque somos llamados para vivir en el amor verdadero? Porque Dios es el amor verdadero, y el hombre fue hecho a imagen y semejanza de él, por lo tanto, el amor es nuestra vocación innata. La revelación de este amor es la sagrada escritura y la cumbre de esta revelación es Jesucristo”. El amor de Dios en Cristo, este amor, debe tratarse como algo dirigido a uno mismo. Para conocer el amor de Dios, ese amor debe ser dirigido hacia la persona, y desde el sujeto debe haber también una actitud de espera, de recibimiento. Cuando hablamos de amar, nos referimos a algo que es de una persona a otra, una relación interpersonal, profunda; es una respuesta espiritual que implica el conocimiento y la valoración de la persona que se va a amar, lo que supone también un juicio de valores. La única manera de recibir el amor de Dios es sentirse amado y recibir en sí mismo el Espíritu Santo y el lugar donde se experimenta ese amor por excelencia es en la Eucaristía.
El primer don que Dios nos dio fue el decidir amarnos, todo lo demás que nos dio fue consecuencia de éste amor. ¡Jesús se entregó a si mismo por mí, dio su vida por mí y lo hizo por amor!

Pero hablar de amor, no es sólo hablar de amor a Dios. La Fe bíblica no construye un mundo paralelo o contrapuesto al amor humano, sino que acepta al hombre en su búsqueda de amor, abriéndole a su vez la purificación de este amor. El amor es un fenómeno humano que la revelación bíblica tiene la función de purificar. El amor es un elemento constitutivo de lo humano, es imposible no amar. Amar, en el terreno humano, implica un deseo de unión con la otra persona, donde se busca la felicidad de ese ser amado.
Amar es el deseo natural por el bien y por lo bello. Con “bien” nos referimos a algo o a alguien que tiene una perfección, moral o física, que no nos permite la indiferencia. Frente a la bueno y bello no podemos estar indiferentes.
El amor no puede seguir la lógica de una necesidad (necesidad-satisfacción), como la sed, tengo sed entonces bebo. Es necesario conocer al otro, desear unirse al otro y a su vez lograr una correspondencia.
Amor como un sexto sentido al que debemos descubrir. En el amor humano se unen el deseo de entregarse al otro y el deseo de poseerlo. El amor no tiene como meta la felicidad de uno, sino la del otro.
De todo esto podemos concluir, que la visión cristiana del amor no se opone ni se yuxtapone al amor humano, sino que hay una inmersión de uno en el otro.

También hablamos de las amenazas hacia el amor en estos días. Hay una tendencia a que todo se agota, y llegado un tiempo hay que cambiarlo, reciclarlo. Hasta el amor, pasa a ser un amor reciclado. Se ha reducido mucho el valor del amor, hasta el punto de estimulo- respuesta. Otro de los problemas que actualmente no nos permiten alcanzar el amor verdadero, es que hoy en día, solo tiene valor lo que es científico y la cualidad de ser humano queda en un plano secundario. Esto lleva a que lo más profundo y constitutivo del ser humano, su yo, quede olvidado, quede oculto en lo más profundo de su ser. Ese “olvido” de lo que somos y sentimos nos convierte en algo ajeno a nosotros mismos y también nos condiciona y limita en nuestra relación con el otro. Asi es como se dificulta ese descubrimiento del verdadero amor. Este es mayormente el gran obstáculo que hoy les impide a los jóvenes escuchar el llamado cristiano a vivir en el amor.

Una de las opciones de vivir ese amor verdadero, es en la elección vocacional al matrimonio. Para lograr un buen matrimonio es importante también un buen noviazgo. Al noviazgo cristiano lo entendemos como la preparación al matrimonio.
En esa decisión de casarse, es muy difícil, pero también muy necesario, pasar del yo al nosotros, ya nuestra vida no es la de un soltero. Hay tres cosas que se ponen en juego en muchos ámbitos de la vida: conocimiento, deseo y habilidad. Y las tres son muy importantes.
Ejemplo: un ejecutante de violín.
Un niño puede encontrar un violín y tener deseo de ejecutarlo, y quizás tenga la habilidad para hacerlo, pero si no tiene el conocimiento de lo que eso es, o como se toca, nunca lo va a poder hacer.
Un violinista anciano, quizás tenga el conocimiento y la habilidad de tocar el violín, pero luego de tantos años no tiene el deseo de hacerlo.
Una persona culta quizás conozca como se toca el violín, y tenga deseo de hacer, pero si no tiene habilidad no podrá hacerlo.
Con el amor pasa lo mismo. Uno debe tener conocimiento, deseo y habilidad de entregarse a la otra persona, y si le falta uno de esos tres aspectos no podrá amarla plenamente. Por eso es que debemos tener presente estos tres aspectos.

Aristóteles se hacía 4 preguntas para poder describir las cosas: ¿Que es? ¿De que está hecho? ¿Para qué es? ¿De dónde viene? Si respondemos estas cuatro preguntas para el matrimonio sería:
¿Qué es? Una relación de pareja, para toda la vida.
¿De qué esta hecho? Hombre, Mujer y el consentimiento de ambos.
¿Para qué es? Procreación y educación.
¿De donde viene? Primero viene de Dios.
Es muy importante que Cristo sea la piedra angular del matrimonio. Nuestra historia de amor se transforma en el amor de Dios, ése es el milagro del matrimonio. Pero no hay que forzar el matrimonio, no es malo esperar un tiempo si aún no se está listo para el matrimonio.
Es muy importante en el matrimonio cristiano, nutrir la fe de la pareja y luego de la familia, para que cada familia sea una pequeña iglesia. Es muy importante para esto, orar juntos, leer la Biblia y lecturas espirituales, escuchar a Dios y ser parte de una comunidad.

Pensando específicamente en los jóvenes, y respecto a este tema, el Santo Padre Benedicto XVI, dedica un mensaje y en él llama a todos los jóvenes a que busquen su vocación al amor, el verdadero amor, sostenido por la palabra de Dios y los sacramentos de la reconciliación y la eucaristía. Nos pide también que logremos vivir la real dimensión y grandeza del matrimonio, porque es a través del amor del hombre y la mujer que se expresa también el amor que Cristo nos dio.

Como conclusión de este gran tema “Aprender a amar”, podemos decir que “sólo en el amor el hombre puede realizar la plenitud total de su humanidad”.

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