domingo, 4 de abril de 2010


Saludo de Pascua
del Obispo de Melo

Queridos diocesanos:

Cristo ha resucitado ¡Aleluya!

Con Jesús, puedo decir “he deseado ardientemente compartir esta Pascua con ustedes”, mi primera Pascua en la diócesis de Melo, este pueblo de Dios que peregrina en Cerro Largo y Treinta y Tres.

En estos meses he podido hacerme presente más de una vez en cada una de las comunidades parroquiales, en los colegios católicos, los hogares de niños, y muchas de las capillas de los barrios y de las zonas rurales. Todos me han recibido con afecto y apertura. En mi misión me he sentido muy sostenido por la oración de ustedes.

Este año será en la diócesis la “bisagra” entre el anterior proyecto pastoral, que evaluaremos y celebraremos, y el nuevo, que buscaremos discernir con la participación de todos, bajo la guía del Espíritu Santo, mirando hacia 2019, centenario de la llegada a Melo del primer obispo.

El mundo y la Iglesia han vivido en estos primeros meses del año dolorosos sacudimientos. Junto a situaciones ya instaladas de conflicto, violencia, pobreza e injusticia, las catástrofes de Haití y Chile nos han conmovido y despertado nuestra solidaridad. Por otra parte, la Iglesia santa, pero formada por pecadores, ha puesto a la vista grandes llagas, en los crímenes cometidos por personas consagradas.
Frente a las facetas más dolorosas de la realidad, encuentro reconfortantes las palabras de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda: “las heridas de Cristo, transformadas por su sufrimiento redentor, son los instrumentos que han roto el poder del mal y nos hacen renacer a la vida y la esperanza. Creo firmemente en el poder curativo de su amor sacrificial —incluso en las situaciones más oscuras y desesperadas— que libera y trae la promesa de un nuevo comienzo”.
El Resucitado nos abre, siempre, la posibilidad de volver a empezar, con renovado ardor, la misión evangelizadora. Con esa esperanza, miramos hacia delante, pidiendo que nuestra comunidad diocesana reciba las fuerzas para ser “una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera”.

¡Feliz Pascua de Resurrección! Con cariño para todos ustedes, mi bendición:

+ Heriberto, obispo de Melo

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