martes, 27 de abril de 2010

Río Branco
Parroquia San Juan Bautista
Palabras de despedida
del P. Jorge
al final de la Misa
del 25 de abril

El próximo 3 de mayo estaría completando los 7 años en este servicio pastoral como párroco de esta Comunidad Parroquial. Estamos concluyendo una etapa y comenzando otra, cada una con sus propios desafíos y expectativas.

Mentiría si dijera que fueron años fáciles, no lo fueron. Sí, fue un tiempo fecundo, sembrado de alegrías, reencuentros, sinsabores, dificultades, proyectos… y una permanente búsqueda de caminos que fueron ayudando a la unidad parroquial, a la vivencia comunitaria, a la participación… como una sola Parroquia que somos, Comunidad de comunidades.

Muchos pasos dimos, pero queda mucho camino por recorrer aún. En él estarán acompañados por Nacho que, poco a poco, se va integrando a esta comunidad parroquial y a este desafío. Trae consigo la inmensa experiencia, llena de vivencias muy ricas, de haber misionado en otra tierra, Bolivia y el pueblo guaraní, bien diferente a la nuestra. Esto hará que haya, en muchos aspectos, un acento diferente que, seguramente, será un nuevo aporte. Acento que se traslucirá, con seguridad, en las homilías, en la Hojita dominguera, en las instancias de formación, en Tribuna Popular, en el diálogo personal… y en muchos otros momentos de la vida cotidiana.
Las diferencias, en el respeto y en la valoración de las personas, son siempre una riqueza.

Acompasar el paso, los unos con los otros, no es fácil. Exige dedicación, esfuerzo y, sobre todo, estar convencidos que vale la pena. A ese acompasamiento de vivencias, experiencias y personas diferentes he dedicado la mayor parte de este tiempo vivido en esta Comunidad Parroquial y en esta ciudad de Río Branco. Poco, mucho, algo, creo que se ha logrado; cada uno tendrá su propia valoración. Lamento profundamente por quienes quedaron o se pusieron al borde del camino de nuestro andar parroquial. A veces, nuestros individualismos o nuestros proyectos personales pueden más que nuestro deseo -y mandato- de comunión. Seguramente “la casa del Padre”, de la que nos habla la Parábola del hijo pródigo, estará siempre con la mesa tendida y con comida para todos, como hasta ahora, para que lleguen a ella quienes, sintiéndose hambrientos de comunión, quieran volver a compartir el camino.

Recordando siempre que es a Jesús a quien seguimos y a quien debemos anunciar, como ya se lo dijera Pablo a la Comunidad de los Corintios: ni de Pablo, ni de Apolo, ni de Cefas… sólo de Cristo.
Llevo rostros, voces, cantos, calles, rutas, celebraciones, encuentros de formación, retiros… descubiertos y vividos entre ustedes. A todos, ¡GRACIAS! por el cariño, la paciencia y toda su dedicación. Por mis errores o terquedades, pido disculpas.

En un mes, aproximadamente, estaré emprendiendo el viaje hacia la diócesis de San Gabriel, en el Estado de Amazonas, en Brasil. Me voy con la serenidad que da todo lo vivido y el esfuerzo realizado durante estos 18 años de ministerio pastoral vivido en esta diócesis de Cerro Largo y Treinta y Tres. También con la confianza que si Dios me llama a servir ahora en este nuevo lugar de misión, ciertamente Él me dará la fortaleza y las herramientas necesarias.

Y al agradecerle al obispo su disponibilidad para este envío hacia la diócesis de San Gabriel, quiero agradecer también a todas las otras comunidades de esta diócesis con las que conviví en Charqueada y en Vergara, y a todas aquellas personas, niños, adolescentes y adultos, con quienes compartí la difícil tarea de los "Hogares".
Espero volver a esta diócesis, de la que continúo formando parte, con alegría y mucha vida para compartir. Espero también, que ella pueda crecer en su testimonio de Iglesia sencilla y servicial. Mientras tanto, mantengámonos unidos en la oración.

P. Jorge

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