Los 89 jóvenes años
de Mons. Roberto Cáceres
"...nous naissons vieillards et ratatinés.
L’existence nous est donnée sans doute pour nous apprendre à mourir jeunes". (Nacemos viejos y arrugados.
La existencia nos es dada sin duda para que nos enseñe a morir jóvenes)
Jean Guitton discurso en la Academia Francesa
9 de noviembre de 1967
9 de noviembre de 1967
Mons. Roberto Cáceres, Obispo emérito de Melo, festeja hoy, en Florida, - en el mismo día que el Papa Benedicto XVI - su cumpleaños, junto a los miembros de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) y al Nuncio Apostólico en el Uruguay, Mons. Anselmo Pecorari.
En la mañana, Mons. Roberto presidió la Eucaristía con la que los Obispos inician habitualmente las sesiones de la CEU. En su homilía recordó la frase que hemos puesto como acápite, trasmitiendo a sus hermanos en el episcopado y a las dos funcionarias de la CEU también presentes, su alegría y esperanza intactas.
Comentando el evangelio de Juan que había sido proclamado - el relato de la multiplicación de los panes y los peces - se detuvo en las palabras de los discípulos: «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» (Juan 6,9).
"Aquí hay un niño"... esas palabras lo llevaron a evocar su propia vocación, surgida precisamente en la niñez, cuando su madre le cantaba las canciones que había aprendido en la Iglesia: "Cristianos venid, cristianos llegad..." o cuando, en el colegio al que asistía, el sacerdote preguntó quién quería ayudar en la Misa como monaguillo.
"Yo fui el primero que se paró y dijo 'yo'. No fui el único, claro... pero yo continué por ese camino. Y aquí estoy".
Efectivamente, aquí está. Fiel siempre a Cristo, al Evangelio, a la Iglesia, al pueblo que le fue confiado. Dándonos, en estos tiempos de turbulencias e inestabilidades, el testimonio de la columna firme, que sostiene y, al mismo tiempo, del soplo del Espíritu que anima y dinamiza.
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