Evocación de Mons. Carlos Nicolini
Se cumplen hoy 22 años del fallecimiento del Obispo Coadjutor de Salto, Mons. Carlos Nicolini. En 1991, en ocasión del traslado de sus restos a la cripta de la Catedral de Salto, Mons. Daniel Gil Zorrilla, obispo de Salto, lo evocaba de esta forma.
Salto, Mayo 22 de 1991
A todos los sacerdotes y Pueblo de Dios de Dios de la Diócesis:
¡Salud y Paz en el Señor!
El próximo miércoles 19 de junio, al cumplirse tres años del fallecimiento de Mons. Carlos A. Nicolini, celebraremos una Misa en la Catedral, y a continuación colocaremos sus restos mortales en la cripta de los Obispos de la Diócesis, debajo de la Capilla del Santísimo Sacramento.
Esta fecha, esta ceremonia sagrada, nos trae la oportunidad de considerar la persona tan querida de Mons. Nicolini.
El Concilio Vaticano II nos recordó que Jesús edificó su Iglesia enviando a sus Apóstoles como Él mismo había sido enviado por su Padre; y quiso que los Obispos, sucesores de los Apóstoles, fuesen los pastores de su Iglesia hasta el fin de la historia.
Por eso nuestra Diócesis, que es una Iglesia particular en la cual opera y vive verdaderamente la Iglesia de Cristo, ha sido confiada desde su creación a un Obispo.
Mons. Camacho y Mons. Viola organizaron la diócesis, con mil sacrificios y fuerte Fe.
Mons. Mendiharat fue el encargado por la Providencia para realizar el aggiornamento o renovación de la Diócesis, poniéndola de acuerdo a las exigencias y directivas impartidas desde el Concilio Vaticano II, y las asambleas generales de los obispos latinoamericanos en Medellín y Puebla.
Fue entonces, en tiempos muy difíciles, en que estando injustamente ausente muchos años nuestro Obispo diocesano, centro de unidad de la Iglesia particular, el nombramiento de Mons. Nicolini trajo apoyo y consuelo a toda la Diócesis.
Los años en que colaboró con Mons. Mendiharat conocieron un resurgimiento notable de las vocaciones sacerdotales, así como un admirable crecimiento de la pastoral juvenil.
La calma y la paz que irradiaba en todo momento, transmitía serenidad en todos los ámbitos de la Diócesis. Son muchísimos los que recuerdan su exquisita atención personal, a cada uno, en toda circunstancia, mostrando siempre su caridad pastoral en el trato a las personas de toda condición.
Junto a Mons. Mendiharat su presencia juvenil, calma y atenta, sabía ser muy íntima sin molestar jamás; su pensamiento profundo, su reflexión iluminadora supo animar y dinamizar sin imposiciones.
En los misteriosos planes de la Providencia MOns. Nicolini fue llamado al Padre a una edad muy temprana. Su total dedicación a nuestra diócesis y a cada uno de sus hermanos, desgastó muy pronto su sensible corazón. Tuvo finalmente el consuelo inmenso de ver al Papa Juan Pablo II en nuestra ciudad. Un mes después, la muerte se lo llevó.
Sacerdotes y pueblo de la Diócesis celebraremos la Eucaristía en la Catedral el miércoles 19 de junio a las 19 horas y, evocándolo, recibiremos del Señor las gracias que necesitamos para reavivar nuestro amor a la Iglesia y la comunión fraterna entre nosotros.
Los bendigo de todo corazón
A todos los sacerdotes y Pueblo de Dios de Dios de la Diócesis:
¡Salud y Paz en el Señor!
El próximo miércoles 19 de junio, al cumplirse tres años del fallecimiento de Mons. Carlos A. Nicolini, celebraremos una Misa en la Catedral, y a continuación colocaremos sus restos mortales en la cripta de los Obispos de la Diócesis, debajo de la Capilla del Santísimo Sacramento.
Esta fecha, esta ceremonia sagrada, nos trae la oportunidad de considerar la persona tan querida de Mons. Nicolini.
El Concilio Vaticano II nos recordó que Jesús edificó su Iglesia enviando a sus Apóstoles como Él mismo había sido enviado por su Padre; y quiso que los Obispos, sucesores de los Apóstoles, fuesen los pastores de su Iglesia hasta el fin de la historia.
Por eso nuestra Diócesis, que es una Iglesia particular en la cual opera y vive verdaderamente la Iglesia de Cristo, ha sido confiada desde su creación a un Obispo.
Mons. Camacho y Mons. Viola organizaron la diócesis, con mil sacrificios y fuerte Fe.
Mons. Mendiharat fue el encargado por la Providencia para realizar el aggiornamento o renovación de la Diócesis, poniéndola de acuerdo a las exigencias y directivas impartidas desde el Concilio Vaticano II, y las asambleas generales de los obispos latinoamericanos en Medellín y Puebla.
Fue entonces, en tiempos muy difíciles, en que estando injustamente ausente muchos años nuestro Obispo diocesano, centro de unidad de la Iglesia particular, el nombramiento de Mons. Nicolini trajo apoyo y consuelo a toda la Diócesis.
Los años en que colaboró con Mons. Mendiharat conocieron un resurgimiento notable de las vocaciones sacerdotales, así como un admirable crecimiento de la pastoral juvenil.
La calma y la paz que irradiaba en todo momento, transmitía serenidad en todos los ámbitos de la Diócesis. Son muchísimos los que recuerdan su exquisita atención personal, a cada uno, en toda circunstancia, mostrando siempre su caridad pastoral en el trato a las personas de toda condición.
Junto a Mons. Mendiharat su presencia juvenil, calma y atenta, sabía ser muy íntima sin molestar jamás; su pensamiento profundo, su reflexión iluminadora supo animar y dinamizar sin imposiciones.
En los misteriosos planes de la Providencia MOns. Nicolini fue llamado al Padre a una edad muy temprana. Su total dedicación a nuestra diócesis y a cada uno de sus hermanos, desgastó muy pronto su sensible corazón. Tuvo finalmente el consuelo inmenso de ver al Papa Juan Pablo II en nuestra ciudad. Un mes después, la muerte se lo llevó.
Sacerdotes y pueblo de la Diócesis celebraremos la Eucaristía en la Catedral el miércoles 19 de junio a las 19 horas y, evocándolo, recibiremos del Señor las gracias que necesitamos para reavivar nuestro amor a la Iglesia y la comunión fraterna entre nosotros.
Los bendigo de todo corazón
+ Daniel Gil Zorrilla
Obispo de Salto
Obispo de Salto
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