martes, 22 de junio de 2010

Clausura del Año Sacerdotal

El P. Thomas, párroco de Cristo Rey, en Aceguá, participó en las celebraciones de clausura del Año Sacerdotal, representando a nuestra diócesis. Estas son algunas imágenes del emotivo momento que comparte con nosotros.

 Declaraciones del padre Federico Lombardi

La Iglesia no puede vivir sin el don del sacerdocio, un don que los sacerdotes llevan en vasijas de barrio, subraya el portavoz de la Santa Sede.

Sábado, 12 jun (RV).- “Tesoro en vasijas de barro” es el titulo del editorial Octava Dies, del P. Federico Lombardi, director de Radio Vaticana y del Centro Televisivo Vaticano. El tema, nos lleva directamente a las palabras del Santo Padre en la Clausura del Año Sacerdotal cuando en su homilía llamaba a los sacerdotes a “sentirse agradecidos por el don de Dios, un don que se lleva en ‘vasijas de barro’, y que una y otra vez, a través de toda la debilidad humana, hace visible su amor en el mundo”.

La conclusión del Año sacerdotal ha sido una verdadera gran fiesta de los sacerdotes del mundo con el Papa. Los diez mil que han venido a Roma representan a muchísimos otros que comparten los mismos sentimientos. Una fiesta en la fe y en la oración. El Papa ha sido clarísimo al invitarnos con fuerza a reconocer el sacerdocio no como un oficio, un trabajo humano, sino como un don de Dios, de un Dios que confía “con audacia” a seres humanos para que digan sus palabras de perdón y lo hagan presente en el mundo con su Cuerpo y su Sangre. Hombres que –dijo el Papa en la Vigilia- son atraídos hacia Él, en la persona de Cristo, y hacia el mundo de la resurrección.

Testigos de un mundo que no es sólo aquel de un hoy en el que Dios no tiene entrada, sino más bien aquel futuro, que viene precisamente hecho presente desde ahora en las palabras y en los actos sacramentales del sacerdote. El Papa ha observado que los escándalos de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes han puesto aún más de relieve que el don de Dios se esconde en “vasijas de barro”- como dice San Pablo-, que debe por lo tanto, ser reconocido como un don y no como una gloria humana, y que debe ser acogido con humildad y valentía, custodiado con dedicación pidiendo la protección del Señor para que no sea destruido por el pecado, y semejantes abusos no ocurran nunca más.

Gratitud, humildad, confianza, en una perspectiva de fe. La Iglesia no puede vivir sin el don del sacerdocio. Es necesario pedirlo a Dios con intensidad e insistencia. La imagen de la adoración nocturna sobre la Plaza de San Pedro debe continuar acompañándonos. 

P. Tomás Tadeo SDB en Radio Vaticana
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