Fotos de L'Osservatore Romano de hoy. Abajo, nota de Zenit de hoy, y más abajo, una nota de hace una semana, que recogió su paso por Florencia.
El “Jinete peregrino” desde Chile llega al Vaticano
Tras recorrer Sudamérica y visitar varios santuarios europeos
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 9 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Este miércoles asistió a la Audiencia General del Papa en el Aula Pablo VI del Vaticano Samuel Candia, un chileno conocido como el "Jinete peregrino".
Concluía así una peregrinación a caballo a través de los santuarios europeos más destacados y un viaje de miles de kilómetros por Sudamérica.
"Vencedor", el caballo de Candia, procedente de Uruguay, estaba adornado con las banderas de los países por los que ha pasado esta peregrinación, y llamó la atención en la puerta lateral del Aula Pablo VI, explica L'Osservatore Romano en su edición de este jueves.
El "Jinete peregrino" salió de Chile a finales del siglo pasado con el objetivo de llevar un mensaje de paz al papa Juan Pablo II. En el año 2000 llegó a Uruguay, donde se añadió a su viaje el caballo "Vencedor".
Con el objetivo de visitar todos los países de América del Sur, recoger en cada uno la bandera nacional y entregárselas a Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, el "Jinete peregrino" recorrió miles de kilómetros.
Llegó al extremo norte de América del Sur, pero no encontró la manera de cruzar el océano para llegar a Europa, de manera que volvió a Uruguay en el año 2008 para reponer fuerzas.
Allí fue recibido por el obispo de Melo, monseñor Herberto Bodeant, quien le ofreció su apoyo espiritual en su proyecto.
Finalmente, este miércoles, Samuel Candia pudo concluir su singular peregrinación en Roma, con la visita a la tumba de los apóstoles y el encuentro con el Papa.
il personaggio
Il cavaliere pellegrino
che dice grazie al Papa
E' partito a cavallo dal Cile, il 18 dicembre 1997, ha percorso tutta l'America latina lungo la Panamericana, e in questi giorni si trova all'Elba. L'8 settembre l'incontro con Benedetto XVI per dirgli «Che ha salvato il mio paese e tutta l'America Latina»
E' partito a cavallo dal Cile, il 18 dicembre 1997, ha percorso tutta l'America latina lungo la Panamericana, e in questi giorni si trova all'Elba, ultima tappa prima del suo incontro con il Papa Benedetto XVI fissato per l'8 settembre. Lui è Samuel Candia, il «cavaliere pellegrino» che nel suo paese natale ha abbandonato una ditta di piastrelle ben avviata, per recarsi nella città eterna e ringraziare il Vaticano del suo intervento, 30 anni fa, al tempo dei dittatori Videla e Pinochet. Un'azione diplomatica determinante per evitare una guerra tra Cile e Argentina che avrebbe rischiato di far sgorgare fiumi di sangue e di colpire duramente le già instabili economie sudamericane.
«L'idea era quella di raccogliere le dieci bandiere delle nazioni del Sudamerica e portarle per una benedizione al Santo padre, simbolo di pace nel mondo. Il giorno della mia partenza, in molti hanno pensato che fossi loco, pazzo, ma ora che dopo 13 anni sono vicino alla meta, ho dimostrato che nella vita sono le idee che contano», racconta Candia. In Italia, il messaggero di pace è arrivato con l’inseparabile cavallo e indistruttibile compagno di viaggio: Vencedor, un cavallo di razza criolla di 17 anni. E naturalmente con la sua croce sulla quale ha attaccato gli stendardi dei paesi attraversati. «A Roma porterò il saluto del mio continente, salvato da una tragedia», racconta il “Jinete pellegrino” come è chiamato in Cile. Personaggio affascinante Candia. Pelle scura, cappello e stivaloni da “guacho”, non dà l'impressione di essere un mistico, un guru pacifista colpito da un'illuminazione divina. Appena scende dal suo inseparabile Vencedor, appare subito un uomo molto concreto, idealista sì, ma non certo “loco”. La strada percorsa, le difficoltà affrontate, la determinatezza nel raggiungere l'obiettivo, ne sono una testimonianza.
Claudio Passiatore
TRADUCCIÓN
El personaje
El jinete peregrino que dice “gracias” al PapaPartió a caballo desde Chile, el 18 de diciembre de 1997, ha recorrido toda América Latina siguiendo la Panamericana, y en estos días se encuentra en Elba. El 8 de setiembre será el encuentro con Benedicto XVI para decirle “que ha salvado mi país y toda América Latina”.
Partió a caballo desde Chile, el 18 de diciembre de 1997, ha recorrido toda América Latina siguiendo la Panamericana, y en estos días se encuentra en Elba, última etapa antes de su encuentro con el Papa Benedicto XVI fijado para el 8 de setiembre. Se trata de Samuel Candia, el “Jinete peregrino” que en su país natal ha abandonado una fábrica de azulejos bien encaminada, para llegar hasta la Ciudad Eterna y agradecer al Vaticano su intervención, hace 30 años, en tiempos de los dictadores Videla y Pinochet. Una acción diplomática determinante para evitar una guerra entre Chile y Argentina que habría arriesgado producir humo de sangre y de golpear duramente la ya inestable economía sudamericana.
“La idea era la de recoger las diez banderas de las naciones sudamericanas y llevarlas para recibir una bendición del Santo Padre, símbolo de la paz en el mundo. El día de mi partida, muchos pensaron que estuviese loco, pero ahora que después de 13 años estoy cerca de la meta, he demostrado que en la vida son las ideas lo que cuenta”, dice Candia. En Italia, el mensajero de paz llegó con el inseparable caballo e indestructible compañero de viaje: Vencedor, un caballo de raza criolla de 17 años. Y naturalmente con su cruz sobre la cual ha colocado los estandartes de los países atravesados. “A Roma llevaré el saludo de mi continente, salvado de una tragedia”, cuenta el “Jinete peregrino”, como es llamado en Chile. Personaje fascinante Candia. Piel oscura, sombrero y botas de “gaucho”, no da la impresión de ser un místico, un gurú pacifista tocado por una iluminación divina. Apenas desciende de su inseparable Vencedor aparece de inmediato un hombre muy concreto, idealista sí, pero no ciertamente un “loco”. El camino recorrido, las dificultades enfrentadas, la determinación para alcanzar el objetivo, son un testimonio.
Teme que alguno no crea todavía en su misión y en los kilómetros recorridos. Por esto, en la alforja, conserva algunos artículos periodísticos que dan testimonio de su viaje. “Por todas partes he encontrado tanta solidaridad y mucha gente dispuesta a ayudarme”, agrega. Un viaje que le ha permitido ver, como un moderno Che Guevara, tantas desigualdades e injusticias. “En Argentina, Brasil, o en Perú, hay pocas personas que tienen mucho, y la mayor parte de la población no tiene nada. Condiciones económicas difíciles que el conflicto entre Chile y Argentina habría seguramente empeorado”, dice Candia. Y así, cabalgando cada día cerca de diez horas al borde de la Panamericana, sin siquiera un mapa, el jinete peregrino llegó a Italia. Gracias al poyo de La Invernada, una extensa estancia uruguaya famosa por la cría del caballo criollo y muy conocida por la selección de sujetos capaces de rendir largos kilometrajes siguiendo al ganado y con el apoyo del empresario ecuestre de Reggia Vittorio Rabón, Candia está pronto para ser recibido por el Santo Padre. En su administración, en la localidad de Procchio, en la Comuna de Marciana, donde se hospeda en estos días, está definiendo los últimos detalles de su viaje a Roma. “¿Qué le voy a decir al Papa? Que ha salvado mi país y toda América Latina”.
01 settembre 2010 - ll Corriere FiorentinoEl jinete peregrino que dice “gracias” al PapaPartió a caballo desde Chile, el 18 de diciembre de 1997, ha recorrido toda América Latina siguiendo la Panamericana, y en estos días se encuentra en Elba. El 8 de setiembre será el encuentro con Benedicto XVI para decirle “que ha salvado mi país y toda América Latina”.
Partió a caballo desde Chile, el 18 de diciembre de 1997, ha recorrido toda América Latina siguiendo la Panamericana, y en estos días se encuentra en Elba, última etapa antes de su encuentro con el Papa Benedicto XVI fijado para el 8 de setiembre. Se trata de Samuel Candia, el “Jinete peregrino” que en su país natal ha abandonado una fábrica de azulejos bien encaminada, para llegar hasta la Ciudad Eterna y agradecer al Vaticano su intervención, hace 30 años, en tiempos de los dictadores Videla y Pinochet. Una acción diplomática determinante para evitar una guerra entre Chile y Argentina que habría arriesgado producir humo de sangre y de golpear duramente la ya inestable economía sudamericana.
“La idea era la de recoger las diez banderas de las naciones sudamericanas y llevarlas para recibir una bendición del Santo Padre, símbolo de la paz en el mundo. El día de mi partida, muchos pensaron que estuviese loco, pero ahora que después de 13 años estoy cerca de la meta, he demostrado que en la vida son las ideas lo que cuenta”, dice Candia. En Italia, el mensajero de paz llegó con el inseparable caballo e indestructible compañero de viaje: Vencedor, un caballo de raza criolla de 17 años. Y naturalmente con su cruz sobre la cual ha colocado los estandartes de los países atravesados. “A Roma llevaré el saludo de mi continente, salvado de una tragedia”, cuenta el “Jinete peregrino”, como es llamado en Chile. Personaje fascinante Candia. Piel oscura, sombrero y botas de “gaucho”, no da la impresión de ser un místico, un gurú pacifista tocado por una iluminación divina. Apenas desciende de su inseparable Vencedor aparece de inmediato un hombre muy concreto, idealista sí, pero no ciertamente un “loco”. El camino recorrido, las dificultades enfrentadas, la determinación para alcanzar el objetivo, son un testimonio.
Teme que alguno no crea todavía en su misión y en los kilómetros recorridos. Por esto, en la alforja, conserva algunos artículos periodísticos que dan testimonio de su viaje. “Por todas partes he encontrado tanta solidaridad y mucha gente dispuesta a ayudarme”, agrega. Un viaje que le ha permitido ver, como un moderno Che Guevara, tantas desigualdades e injusticias. “En Argentina, Brasil, o en Perú, hay pocas personas que tienen mucho, y la mayor parte de la población no tiene nada. Condiciones económicas difíciles que el conflicto entre Chile y Argentina habría seguramente empeorado”, dice Candia. Y así, cabalgando cada día cerca de diez horas al borde de la Panamericana, sin siquiera un mapa, el jinete peregrino llegó a Italia. Gracias al poyo de La Invernada, una extensa estancia uruguaya famosa por la cría del caballo criollo y muy conocida por la selección de sujetos capaces de rendir largos kilometrajes siguiendo al ganado y con el apoyo del empresario ecuestre de Reggia Vittorio Rabón, Candia está pronto para ser recibido por el Santo Padre. En su administración, en la localidad de Procchio, en la Comuna de Marciana, donde se hospeda en estos días, está definiendo los últimos detalles de su viaje a Roma. “¿Qué le voy a decir al Papa? Que ha salvado mi país y toda América Latina”.
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